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La Facultad de Economía de la UNAM rindió un homenaje al poeta

Desde joven, Efraín Huerta se ganó la libertad de ejercer su discurso
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de septiembre de 2014, p. 5

Como uno de los exponentes más altos de la poesía amorosa, autor de poemínimos con chispazos de ingenio, el hombre libertario que defendió su amistad con Octavio Paz y José Revueltas, así fue recordado Efraín Huerta (1914-1982) en el homenaje con motivo del centenario de su natalicio, que organizó la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el auditorio Narciso Bassols.

Con el título La ciudad, amoroso tintero de militancia poética, la máxima casa de estudios continúo los festejos en honor del poeta guanajuatense, que iniciaron el pasado 18 de junio, fecha exacta de su natalicio.

El homenaje comenzó con la lectura de Borrador para un testamento, que Huerta dedica a Octavio Paz, y tres poemínimos que leyó la actriz Selma Beraud.

David Huerta, hijo del poeta homenajeado, evocó momentos importantes de la vida del autor de Los hombres del alba; de manera especial se refirió a un incidente ocurrido en el funeral de José Revueltas, cuando se cantó la Internacional para interrumpir el discurso del entonces secretario de Educación Pública, luego de que Martín Dozal gritó: ¡¿No se da cuenta de que no queremos oírlo, señor?!

En el entierro yo estaba al lado de Efraín Huerta, quien se encontraba profundamente conmovido y muy emocionado.

Otro aspecto que destacó David fue el intercambio de dedicatorias de Efraín Huerta con Octavio Paz y José Revueltas. El ensayista y traductor señaló que Revueltas era considerado por su padre como un auténtico hermano, por lo que le dedicó Los hombres del alba; también escribió un poema sobre él: Revueltas sus mitologías.

El poema recrea un incidente de Revueltas, lo pone en imágenes memorables y habla sobre todo de la emoción de recordar, amar, a su hermano José Revueltas, el hombre que lo veía todo con sus ojos de diamante, indicó David Huerta.

Vicente Quirarte, además de evocar la marcha encabezada por un cocodrilo (así le llamaban) realizado por los maestros del taller de alebrijes por la avenida Juárez, el 22 de junio pasado, en homenaje a Efraín Huerta, señaló que la mayor parte de los nuevos lectores recuerda de manera inmediata al autor de los poemínimos, que, si bien forman parte integral de su trabajo, no son los más significativos.

Autor de lujos literarios

Huerta fue un poeta que se dio el lujo de escribir esos chispazos de ingenio, y pudo hacerlo cuando estaba en su viaje de regreso; antes se había enfrentado al desafío de la tradición y el lenguaje de su tiempo. Al igual que Neruda o Picasso, Efraín aprendió desde muy joven a ganarse la libertad para ejercer su propio discurso, explicó Quirarte.

Antes de concluir su intervención, coincidió con David Huerta al afirmar que a los numerosos festejos con motivo del centenario del poeta han acudido en su mayoría jóvenes, quienes son los que ahora aceptan el desafío de emprender nuevas lecturas de su obra.

En el homenaje también participaron el antropólogo y docente de la UNAM, Vicente Guerrero, quien se refirió a Huerta como un sujeto histórico, y el economista David Ibarra, quien lo definió como un poeta que vive los amores, las desigualdades y sinsabores como se expresan en la ciudad; que construyó un estilo literario propio, con desenfado y rechazo a toda solemnidad.