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Gil González enfrenta batalla por permisos de temas musicales incluidos en el filme

Los hámsters, cinta enlatada por desconocimiento de licencias

La película, también tesis de titulación del director, ha participado en los festivales de Durango y Guanajuato

Este no es el único caso; hay una ignorancia inaudita sobre el tema: supervisora

 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de agosto de 2014, p. 7

Hacer una película implica tomar en cuenta diversos factores, entre ellos la música, pero muchos jóvenes desconocen que cuando no es original es necesario tener licencias para poder utilizarla, y su obtención representa un desembolso que muchas veces no está previsto en el presupuesto.

Este es el caso de Gil González, director de Los hámsters, cinta que después de recorrer varios festivales, como el de Durango o de Guanajuato, y de haber cosechado éxitos se enfrenta a una batalla, pues a pesar de estar a un paso de la salida comercial, la falta de permisos de tres temas incluidos en el filme se lo impiden.

Verónica, canción de Víctor Yturbe, El Pirulí; Melodía de amor, de Los Rebeldes del Rock, e Ingratos ojos míos, son los temas para los que el director egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) obtuvo los derechos, aunque sólo para su exhibición en centros culturales y festivales, debido a la falta de conocimiento al respecto.

En realidad hay mucho desconocimiento de mi parte y de muchos directores, aparte de que no hay un tabulador; es decir, te cobran lo que quieren y eso lo vuelve más complicado, afirmó el cineasta en entrevista.

La película, que a la vez es la tesis de titulación de Gil González, representó un gasto de 140 mil pesos, tan sólo por tres canciones que se incluyen, lo que implica un gran desembolso para una cinta de corte independiente y producida por una escuela de cine.

Se buscó que fueran más baratas, por lo que se hizo la cláusula para que fueran para medios culturales y festivales, porque si son a nivel comercial se duplica el precio. No obstante, es muy caro porque te ponen el precio que ellos quieren, de autoría y de máster, relató Gil.

Doble pago

El problema ahora es que Los hámsters buscaba su estreno comercial, pero el equipo se dio cuenta de que no podía distribuirla, pues las canciones no tenían cubierto el derecho de venta, y para obtenerlo era necesaria una nueva aportación de 120 mil pesos, aproximadamente.

Pudimos haber buscado para que se pudiera usar comercialmente desde el principio; ahora necesitamos hacer un doble pago, cuando se pudo sacar desde antes, pero por el contrato nos dimos cuenta hasta después. Es simple desconocimiento de un tema muy delicado, destacó el joven.

El caso de Gil González no es el único, ya que, según la supervisora musical Anette Fradera, hay una absoluta y total ignorancia, que ya es verdaderamente inaudita, lo que hace que muchos trabajos se queden enlatados, es decir, sin salida al público por no tener los derechos en orden debido a una mala planeación.

Lo que sucede es que cuando se elabora el presupuesto se da determinada cantidad a la música, ya sea que se hayan asesorado correctamente o no, pero para el final ya deja de existir esa cantidad; rara vez sobrevive, pues se destina a imprevistos, aseguró la especialista en entrevista.

La supervisora, que ha trabajado en películas como Y tu mamá también, Como agua para chocolate y Nosotros los Nobles, aseguró que los primeros enemigos de la música en las películas son los productores y los directores, porque siempre subestiman su costo de mercado.

En general, los presupuestos asignados para este rubro son muy bajos, en comparación con los precios que se tienen en el mercado.

El supervisor es a quien le toca salir a buscar esa música y tratar de negociar de la mejor manera, pero es la ley de la selva porque no hay parámetros, porque las editoras musicales, las que ostentan los derechos de autor, están fuera de sí cobrando cantidades cada vez más grandes, reveló.

Negocio de disqueras y otros

Se habla de un negocio en el que están inmiscuidas disqueras, editoras musicales y personas que preservan los derechos de autor de una obra; es claro que tienen un valor enorme para la cultura, pero su manejo tiene que realizarse con respeto y cuidado.

Los derechos de autor, que son algo intangible, son el negocio más grande del mundo porque lo que te venden es un papel que te da permiso de que lo uses, pero no es tuyo; es una renta, es una licencia y es un tema con implicaciones legales muy serias, destacó Anette Fradera, quien además hizo hincapié en la falta de educación.

“En las escuelas, por más que lo han intentado, no logran preparar a los chavos, ofrecerles una cultura jurídica y legal en los trabajos audiovisuales, eso es terrible, es necesario tener una educación en este sentido.

Yo creo que 90 por ciento de los cortometrajes que salen y ganan se van al cajón por la música, porque no tienen su carpeta legal liberada de manera correcta en música, y cada vez se está poniendo más rudo, digamos que cada vez hay más policías que están en los festivales que van a ver qué usaron sin pedir permiso, afirmó.

En relación con la educación, el director del CCC, Henner Hofmann, está consciente de la falta de esta orientación, por lo que recientemente se empezaron a ofrecer clases a los próximos cineastas.

En el curso de producción, por ejemplo, que empezamos en 2011, hay clases sobre derecho autoral y en el curso de cine de la licenciatura también existen, señaló el directivo, quien también habló de la injerencia de Internet.

Entre lo que es el impulso artístico y lo que puede ser el orden jurídico, sucede que antes que había menos puntos de exhibición no había ese problema, pero ahora con la apertura que hay en Internet, con la cantidad de salas que han crecido y todo esto ha incrementado y nos pasa constantemente, concluyó.