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Los cabildos les adeudan $3 millones desde 2012

Bomberos de Colima conmemoran su día llenos de carencias

Camiones tienen hasta 30 años de antigüedad

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En imagen de archivo, un bombero de Toluca rescata a un niño herido durante la explosión de un polvorín clandestino en una casa, en el poblado de San Mateo OtzacatipanFoto Agencia MVT
Corresponsales
Periódico La Jornada
Sábado 23 de agosto de 2014, p. 29

Los bomberos del estado de Colima conmemoraron su día llenos de carencias, debido a que desde 2012 los ayuntamientos les adeudan tres millones de pesos para su operación. Explicaron que no tienen salario, equipo, ni trajes y los camiones tienen hasta 30 años de antigüedad.

Se quejaron de que los 10 municipios se han negado a destinar recursos a esa corporación, a pesar de estar obligados por ley.

Señalaron que para un solo bombero se necesitan casi 40 mil pesos en equipamiento –sólo el traje vale 18 mil pesos– y aparte se debe adquirir el equipo de respiración.

En Villa de Álvarez, las condiciones son tan precarias que el único vehículo que tienen es modelo 1974 y el presidente municipal priísta, Enrique Rojas Orozco, se ha negado a la trasferencia de casi un millón de pesos alegando que no existe convenio con el patronato de bomberos que los obligue a destinar los recursos y que la partida presupuestal para ese motivo se hace por conducto de la Dirección de Protección Civil.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) emitió una recomendación para que se cubran pagos pendiente a los tragahumo de esa jurisdicción, después de que interpusieron una queja en septiembre de 2013, pero no fue atendida.

Un accidente marcó su oficio

Cuarenta personas que murieron calcinadas en un accidente automovilístico en las postrimerías de la última década del siglo pasado, fue un hecho que marcó de por vida a Arturo Sosa Muñoz, quien decidió dedicar su vida al heróico cuerpo de bomberos de Cancún, donde es coordinador administrativo.

En el contexto del Día Nacional del Bombero, el trabajador con 25 años de servicio, al igual que Carlos Mario Lázaro Bautista y Miguel Armenta Zamudio, recordó que un accidente lo inclinó a elegir ese oficio.

Me pregunto por qué soy bombero, si es por la adrenalina o por un tema de egocentrismo. Pero no, es un estilo de vida, se aprende y se muere siendo bombero; no somos de la farándula ni políticos, sino simplemente personas al servicio de otras, y en eso a muchos se les va la vida.

Comentó que en diciembre de 1990, al inicio de la última década del siglo pasado, hace ya 24 años, presenció un accidente carretero en la salida a Mérida.

Un vehículo de transporte Mayaland se sale de la carretera y choca contra un poste con un transformador que le cae al autobús. Hasta ahí no había pasado nada, el problema fue que el chofer trató de bajar y al pisar hizo tierra y se empezó a incendiar la unidad. Todos los pasajeros murieron carbonizados.

El bombero dijo que ese percance fue prácticamente mi bautizo porque estaba a días de cumplir un año en la corporación, aunque he salvado vidas en accidentes vehiculares y participado en decenas de rescates.

Comentó que después del deber cumplido, de arrancar a alguien de las garras de la muerte, una palmada en la espalda, un apretón de manos o una mirada de agradecimiento son el premio a su labor.