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En ese recinto hay una intimidad que se disfruta mucho, expresa Rubén Pax

El laboratorio fue como mi segunda casa; ahora el fotógrafo ya no huele los químicos

Imparte un curso intensivo en el que enseña cómo se hace una fotografía a la antigüita

Foto
Culto al retrato de López Mateos. 1985. Avenida JuárezFoto Rubén Pax
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de julio de 2014, p. a10

Rubén Pax tiene hoy dos perspectivas sobre el trabajo del reportero gráfico o fotógrafo de prensa: hacia atrás, de nostalgia, porque la tecnología ha desaparecido etapas del proceso de creación de la imagen que la hacían resultado de una alquimia; y hacia delante, de temor, porque nadie sabe cuándo, pero es segura la extinción de los diarios en papel, como había sido hasta hace pocos años, para dar paso a su lectura en dispositivos vía Internet. Y hay que adaptarse, expresó en entrevista.

La charla se efectuó en su estudio-taller, a unos pasos de la estación San Antonio Abad del Metro, donde imparte cursos sobre cómo se hace una foto a la antigüita, usando polvos raros en un cuarto oscuro, con un reloj a la vista para que no se pasen los químicos y los rollos se revelen con precisión.

Transformación por el neutle

Prepara una exposición con fotografías tomadas en la pulquería La Hija de los Apaches, a las que les dio un efecto especial: los personajes han sido transformados en animales, en una mitología producida por ingerir el neutle. Serán montadas en ese lugar. Se verá cómo el pulque transforma a los personajes, cómo los humanos se vuelven animales... claro, sanos, porque yo, en los años en que he ido, nunca he visto un pleito.

Si algo se nota en ese estudio es el orden, e incluso cierta obsesión por él. En algunos sitios están las cámaras estonopeicas elaboradas junto con sus alumnos. Lo estenopeico puede concretarse con un bote de avena.

–¿Cómo sobrevive hoy, profesionalmente, un fotógrafo que conoció esas etapas?

–Realmente se ha perdido mucho respecto de los materiales y los equipos con los que trabajábamos, que en conjunto se le llamó fotografía análoga, para diferenciarla de la digital. En el análogo se tenía un conocimiento vasto del proceso, como la elaboración de los químicos, el uso de las películas, el empleo de materiales que daban resultados según lo que se imaginaba. En el caso de la foto en blanco y negro todo iniciaba al tomar una imagen; se revelaba. Eso implicaba un conocimiento, pero ahora todo se ha reducido a ver la imagen a través de un visor.

“En la actualidad es rápido registrar la imagen. Ya no ves la imagen. Eso ya implica una labor de desconcierto visual. Es como si se trajera una película, o una cámara de camarógrafo.

“Los fotógrafos se han vuelto camarógrafos. Tiran 24 cuadros por segundo. Ahora las cámaras tienen las dos opciones: foto y video. El fotógrafo de prensa, hoy, ya no ve la foto, ya no huele los químicos. Ha perdido la relación táctil y visual.

Lo que se hace es sólo el registro de imágenes, que puede ser impresionante y ya no se necesitan los cuartos oscuros. Se ha perdido el oficio de la fotografía, aunque hay profesionales que están alertas y hacen las cosas como si hubieran pasado por el cuarto oscuro.

Temperatura... tiempo

–¿El laboratorista y el laboratorio...?

–Ya no existen. Fui laboratorista en La Jornada, en 83-84. Después estuve en el archivo. Luego pedí la oportunidad para ser reportero gráfico.

“Un laboratorista tiene la responsabilidad de que las películas se revelen como debe ser, con temperaturas, tiempos, para que el negativo quede lo mejor posible.

El laboratorio fue como mi segunda casa. Es una intimidad que se disfruta mucho. Mientras haya película y papeles para blanco y negro los seguiré usando. En la Farmacia París o en la Droguería Cosmopólitan consigo materia prima para hacer fotografías como en aquella época. Sí, es caro, porque el material de la plata se cotiza en la Bolsa y sube y baja.

–¿Con lo digital durará más una imagen?

–La durabilidad de la imagen depende del cuidado que le dé el autor. Las fototecas deben conservar esos archivos. Un negativo de hace 10 años puede durar cien. Lo importante es el resguardo y la protección. Hay que resguardarla con las nuevas tecnologías, con los nuevos sistemas.

Pax se dedica a la fotografía desde que se metió a un cuarto oscuro, en 1967, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en San Carlos. “Tenía 25 años.

“La fotografía me ha dado la oportunidad de vivir la imagen y de conservarla. Hay muchísimos fotógrafos, pero pocos pueden tener un discurso y hacer bien un reportaje gráfico, lo que sólo dan los años. También creo que hay fotógrafos a los que no les interesa lo que hacen. Antes el fotógrafo de prensa buscaba exhibir su obra en medios culturales, lo que hice en La Jornada entre 1983 y 1986. Después trabajé en El Día, como free lance, y en 1994 puse mi agencia de fotografía, Prisma, dedicada a la cultura”.

Se le conoce como El Alquimista de la fotografía. Pugna por el respeto a los derechos de autor. Eso ganamos en su momento en el periódico: una foto no se publica si no lleva el nombre del autor. Todavía hace falta más, porque se pone cortesía de tal empresa u organismo, y detrás de esa imagen hay un fotógrafo.

Para inscribirse al Curso intensivo de fotografía con Rubén Pax, que conluirá el 25 de julio, acudir a calle Alfredo Chavero 234-104, colonia Tránsito, a calle y media del Metro San Antonio Abad. [email protected], o al teléfono: 5741-7172.