Opinión
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México SA

BCS: minería tóxica

Los barones insisten

Semarnat, en la luna

L

a cada día más grande telaraña de negocios, intereses y complicidades de los barones mexicanos se extiende del duopolio televisivo a las tiendas de abonos chiquitos, de los equipos de futbol al sector financiero, de los bienes inmuebles a la telefonía celular y fija, del petróleo a la minería, de Los Pinos a San Lázaro y Paseo de la Reforma, sin olvidar al Poder Judicial, y, en fin, de Sonora a Yucatán, como promovía aquel viejo anuncio de sombreros Tardán.

A lo largo de los pasados cuatro años, cuando menos, la sociedad civil de Baja California Sur se organizó para frenar una serie de proyectos de minería altamente tóxica que amenazaba el ecosistema estatal y luchar en contra del poder político-empresarial que intentó imponerlos a capa y espada. En esta larga lucha los habitantes del estado han tenido que hacer frente no sólo a los barones de la minería, sino a sus gestores, que dicen encabezar los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal, más los respectivos Congresos).

En esos cuatro años no son pocos los proyectos de minería tóxica que la sociedad de aquella entidad ha detenido, pero más han sido las intentonas de las empresas que gozan de concesiones mineras (otorgadas por el gobierno federal) y de los empresarios que las encabezan. Y en esto último, la supuesta autoridad siempre aparece de la mano de los barones hasta que la presión social los convence de dar un giro.

Así, desde Baja California Sur de nueva cuenta llega la denuncia de los ambientalistas: “después de poco más de un mes de plantón en el palacio municipal de La Paz, el Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida logró hacer que, por fin, la alcaldesa Esthela Ponce Beltrán posicionara oficialmente al ayuntamiento en contra de la megaminería. La reacción del dueño de la concesión minera Los Cardones (antes de la trasnacional canadiense Vista Gold y ahora de Ricardo Salinas Pliego) vía Tv Azteca no se hizo esperar, pues empezaron los ataques y críticas al ayuntamiento y la alcaldesa. Deficiencias en el gobierno del municipio de La Paz siempre han existido y fuertes, pero sorprende el súbito interés de la televisora por éstas.

“Hace un mes venció el término para que la Semarnat resolviera sobre el proyecto Los Cardones, pero la secretaría no ha dicho ni pío ¿Por qué? Esto nos hace temer que estén esperando la aprobación de alguna ley que les permita o facilite la aprobación; con esta preocupación, el Frente Ciudadano en Defensa del Agua y la Vida de Los Cabos logró, con el apoyo de un regidor, hacer que el cabildo de esa población se declarara en contra de la megaminería y exhortara a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales a no aprobar el proyecto Los Cardones.

“Si ha habido una lucha exitosa (dentro de lo que cabe) contra la megaminería ha sido la de Baja California Sur. Hasta ahora ningún proyecto minero de más de medio centenar de concesiones que hay ha logrado instalarse; lo que ha provocado que desde distintos medios de ‘comunicación’ se levante una oleada de críticas y acusaciones contra ambientalistas”.

La anterior sería una historia más dentro del grueso expediente negro de la salvaje explotación minera en el país (toda ella privada, gracias al gran gestor gubernamental), pero reviste especial interés cuando se recuerda que el citado es el cuarto intento consecutivo de imponer el proyecto de Los Cardones, previamente denominado Minera Concordia y antes Paredones Amarillos; es decir, la sociedad civil lo echa para atrás y los barones simplemente le cambian de nombre y siguen para adelante. ¿Qué se lo vuelven a cancelar? Sencillo: de nueva cuenta le cambien la razón social, y siempre ante la siempre complaciente Semarnat.

Como se ha publicado en este espacio, un apretado resumen de esta historia es el siguiente: en febrero de 2010 los ciudadanos organizados y movilizados de Baja California Sur lograron detener uno de los proyectos mineros más tóxicos de los muchos que existen en la República. Se trataba de Paredones Amarillos, de la trasnacional canadiense Vista Gold (la cual cuenta con otras siete concesiones mineras en el mismo estado para la explotación aurífera en la reserva de la biosfera Sierra de la Laguna).

El proyecto se rechazó, pero meses después, la trasnacional canadiense simplemente le cambió de nombre, y Paredones Amarillos (como se conoció hasta febrero de 2010) pasó a denominarse Minera Concordia (a partir de septiembre del mismo año), y sin más retomó el trámite ante la Semarnat para lograr los permisos de cambio de uso del suelo forestal y otros para comenzar la explotación del área concesionada, actividad que fue detenida por las ciudadanía.

De nueva cuenta la ciudadanía logró que le negaran los permisos ambientales al proyecto minero, ahora llamado Minera Concordia. Sin embargo, con la complacencia del gobierno federal, la trasnacional canadiense de nueva cuenta modificó el nombre: a partir de febrero de 2012 se convirtió en Los Cardones, tras la asociación empresarial (40-60 por ciento) de Vista Gold con el Grupo Invecture, de Ricardo Salinas Pliego, quien ahora utiliza su ariete televisivo (alguna vez propiedad de la nación) para abrir puertas y negocios.

Entonces, primero Paredones Amarillos; después Mina Concordia y ahora Los Cardones, la santísima trinidad que se topó con la sólida ciudadanía de Baja California Sur, la cual reitera: llámese como se llame, el proyecto minero es una amenaza tóxica para el estado, y contraviene el decreto del área natural protegida de La Sierra de la Laguna, pues liberaría inevitablemente durante el proceso de molienda 67 millones de kilogramos de arsénico, que quedarían expuestos a la intemperie a perpetuidad y que con las constantes lluvias en la zona terminarían por contaminar permanentemente los acuíferos, como sucedió en la zona de San Antonio y Los Planes, donde actualmente hay un índice muy elevado de incidencias de cáncer, así como de pozos contaminados.

Los Cardones tendría una vida útil de alrededor de 9.5 años, durante los cuales se extraerían cerca de 40 toneladas de oro, para lo cual tendría que procesar cerca de 40 millones de toneladas de material, separarlo de la montaña, pulverizarlo y rociarlo con una solución a base de cianuro. De hecho, la propia empresa habla de la necesidad de procesar 11 mil toneladas diarias de material y utilizar un millón 400 mil metros cúbicos de agua por año.

Las rebanadas del pastel

Pero los barones insisten que para eso existe el gobierno y la impunidad.

Twitter: @cafevega