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La Jornada en Brasil 2014

Es una obligación promover el futbol desde la edad escolar

La renovación del juego alemán se inspiró en el modelo francés: filósofo
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 12 de julio de 2014, p. 2

Berlín, 11 de julio.

La población alemana se prepara para un fin de semana superlativo sabiendo que podría haber una derrota ante Argentina el domingo en el emblemático estadio Maracaná. Y es que la selección germana llega con el peso que significa ser favorita, después de la espectacular lluvia de goles ante Brasil que nadie esperaba.

El triunfo ante Brasil provocó en Alemania un júbilo muy contenido. La apabullante derrota que sufrió la selección anfitriona nos hizo sentirnos casi avergonzados. Muchos desean que los brasileños lleven a buen fin el torneo en su país y hubieran preferido que los suyos ganaran con un resultado menor. Pero si se produce un triunfo ante Argentina entonces habrá una explosión, afirmó el filósofo alemán Gunter Gebauer, durante una charla con periodistas extranjeros.

El filósofo, lingüista e investigador del deporte de la Universidad Libre de Berlín realizó un repaso sobre el historial del futbol alemán.

Recordó el título de 1954, que fue como un bálsamo anímico para una Alemania pobre, cuando el balompié era visto como proletario y sucio. Después, el de 1974, cuando la generación que no tenía que ver con el nazismo había llegado a puestos de decisión, en medio de un auge en la educación superior; sin embargo, a raíz del terrorismo de la Fracción del Ejército Rojo dominaba una atmósfera social conservadora y retrógrada.

La historia reciente se remonta a partir de 1990, cuando Alemania conquistó su tercera Copa en medio de la euforia por la reunificación. Nuestro futbol se quedó estancado frente al de otros países, donde el juego se desarrolló vertiginosamente, como en Holanda, Francia y Argentina. Alemania perdió el tren renovador y el mejor ejemplo de ello fue en 2002, cuando perdió ante Brasil con un 3-1 en la final de Corea del Sur y Japón, recordó.

Las causas se debieron a que el país no hizo una buena promoción deportiva; en vez de entrenar a jóvenes generaciones compraba a jugadores extranjeros, muchos de ellos al final de su carrera. La selección que clasificó al Mundial 2002 no era querida, ni popular. Los jugadores tenían energía y fuerza y una manera robusta de jugar, pero carecían de elegancia, no tenían estilo y eran algo brutales. La población se veía reflejada en ellos y no le gustaba lo que veía.

La renovación del juego alemán se inspiró en el modelo francés y fue impulsada por un romanista e investigador del deporte cercano al club Schalke 04, que viajó a Francia y trasladó el sistema a Alemania. La Confederación de Futbol Alemán está ahora obligada a promover el balompié desde edad escolar. El futbol alemán también se abrió a los jóvenes futbolistas extranjeros, a quienes busca y recluta activamente; estas dos medidas han tenido gran éxito, consideró.

Un nuevo impulso llegó de la mano del entrenador Jürgen Klinsmann, quien renovó las estructuras de la selección y se abrió aún más a la acogida de jóvenes talentos extranjeros. Esta directriz fue profundizada por Joachim Löw, su cerebro estratégico y ahora conductor de la mannschaft.

El resultado se vio en Alemania en 2006. Hubo una selección que no era seca ni acartonada, con una cultura de libertad y de convivencia que conocíamos de manera privada.