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Nuestro hijos salen de la universidad y no hay empleo, refiere mujer detenida en EU

No es la violencia, sino la pobreza la que nos obliga a familias hondureñas a emigrar

Tan sólo en mayo pasado la Patrulla Fronteriza arrestó a 48 mil indocumentados en el sur de Texas

Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 5 de julio de 2014, p. 9

Laredo, EU, 4 de julio.

En esta frontera diariamente cientos de migrantes centroamericanos viven en el limbo legal. Son ninis, pues ni son deportados ni les van a otorgar visa. Fueron arrestados por ingresar a Estados Unidos sin documentos y trasladados a un centro de detención. Después son liberados con la obligación de presentarse en 30 días ante un juez de migración.

Tan sólo en mayo pasado elementos de la Patrulla Fronteriza arrestaron a 48 mil indocumentados en el sur de Texas, de los cuales una parte han sido enviados a Laredo, donde pernoctan en una estación de autobús, en un refugio para indigentes o en una escuela católica.

La hondureña Mirna Claro, de 42 años, es una de las migrantes detenidas que no han sido deportadas y a quien, junto con sus hijos, se les dio una carta para que puedan viajar dentro del territorio estadunidense con el compromiso de presentarse en 30 días ante un juez, que determinará su situación migratoria.

Mirna, quien espera sentada en el suelo de la estación de autobuses Greyhound, en el centro de Laredo, acompañada de su hija Carolina, de 4 años, viajará a Maryland, donde tiene familiares.

Como otros indocumentados, narra su largo viaje: asegura que no es la violencia, sino la falta de trabajo, la necesidad, la pobreza, lo que están obligando a las familias hondureñas a migrar a Estados Unidos.

No hay trabajo, nuestros hijos estudian seis años en una universidad, salen y no hay empleo; eso nos obliga a salir de nuestra patria, a emigrar en busca de un mejor futuro, explica la mujer, que estuvo detenida durante seis días en esta frontera.

Pagó 12 mil dólares a un pollero (traficante de personas) para que las trajera a ella y a su hija hasta la frontera. En el lado mexicano contrató a otro sólo para que la cruzara a territorio estadunidense, donde prácticamente se entregó a elementos de la Patrulla Fronteriza.

“Pedimos prestado, nos endeudamos para poder pagar al pollero, para no correr ningún peligro, y así salimos varias familias, casi puras mujeres con nuestros hijos menores”, recuerda.

Aunque están en Texas, no han dejado el miedo atrás.

Osiris, una mujer de 36 años, que viaja con sus hijas de 16 y 12 años, y su hijo de dos, también salió de Honduras en busca del sueño americano.

Permanecimos en un centro de detención durante más de una semana, y aquí en la estación de autobuses tenemos tres días. Si no fuera por el apoyo de varias personas, ni siquiera hubiéramos comido, comenta.

Ella también pagó 6 mil dólares por cada uno, es decir, 24 mil dólares para viajar desde Honduras hasta Texas, donde finalmente fueron apresados, llevados un centro de detención y ahora dejados en libertad, aunque sin documentos para residir legalmente, estudiar o trabajar.