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Afirma titular que la separación profundiza diferencias entre distintas regiones del país

Busca Bancomext romper brecha entre grandes empresas y pymes

El financiamiento de la institución creció 34%; gobiernos del PAN pretendieron desaparecerla

 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de julio de 2014, p. 24

Una brecha divide a las grandes empresas mexicanas y las pequeñas y medianas compañías que no han logrado ligarse a los mercados internacionales. Es una separación que a la vez ha profundizado diferencias en el nivel de desarrollo de las regiones del país. Es una brecha que debe ser rota, advierte Enrique de la Madrid Hurtado, director general del Banco de Comercio Exterior (Bancomext), institución que fue llevada a un segundo plano por los dos anteriores gobiernos, del Partido Acción Nacional, que buscaron desaparecerla.

En el año reciente el financiamiento de Bancomext creció 34 por ciento, 4.5 veces más que la banca comercial. El total de empresas apoyadas por Bancomext, ya sea de manera directa o con programas en que trabaja de manera conjunta con intermediarios privados, aumentó en 93 por ciento, en el mismo periodo, hasta llegar a 2 mil 783.

Pero hacia donde va el banco es a generar cadenas que permitan a las pequeñas y medianas empresas convertirse en proveedores de las grandes firmas exportadoras, menciona en entrevista con La Jornada.

El Bancomext ofrece financiamiento directo a empresas que exportan, importan, a aquellas que buscan operar fuera del país, así como a firmas extranjeras que vienen aquí. Lo hace de manera directa cuando requieren préstamos mayores a 3 millones de dólares o a través de intermediarios financieros bancarios y no bancarios cuando la necesidad de financiamiento es menor de esa cantidad.

Vamos a seguir colocando en los sectores en que opera el banco, dice De la Madrid. La institución trabaja con sectores tradicionales, como la maquila, energético, turismo, automotriz, transporte y logística y electrico-electrónico, y ha incorporado a otros recientemente: minero-metalúrgico, telecomunicaciones y aeroespacial.

El objetivo ahora es trabajar en una forma que aborde el reto mayor del país, que es crecer y generar empleo, plantea. La forma en que el banco piensa acometer esa función, añade, es a partir de los grandes clientes con los que ya tiene una relación, como los de la industria automotriz.

Tenemos como clientes a las empresas del sector automotriz. Nuestro reto es vincular a más empresas nacionales a esas cadenas. Un porcentaje importante de los insumos que utiliza es importado. Pero hay un cambio en la forma en que esas grandes compañías están operando y es que quieren tener a sus proveedores lo más cerca, dice.

Con un precio del petróleo a 100 dólares por barril y cambios climatológicos que pueden alterar la cadena de suministro –como la fuga nuclear en Fukushima, Japón, después de un tsunami, o el reciente invierno en Estados Unidos, que paralizó el transporte de vehículos nuevos de ese país a otros mercados– ha cambiado la visión de las grandes empresas como las automotrices, añade.

Se ha ido generando la sensación entre esas grandes empresas de que quieren tener una cadena de suministro cerca. Mi argumento es que México ya tiene grandes ventajas, ya están aquí las grandes empresas exportadoras. Lo que nos ha faltado es conectar a más proveedores nacionales con ellas. Entonces, el reto de una empresa pequeña o mediana no debiera ser encontrar la forma de exportar a Francia o Inglaterra, sino conectarse a las empresas que ya están en México y exportan, plantea.

Es, redondea, como generar una dinámica de exportación dentro del propio territorio: que las empresas pequeñas y medianas puedan enviar sus productos, convertirse en proveedores de firmas exportadoras que están en Silao o en Querétaro, donde se concentran centros de producción automotriz y de aeronáutica, por ejemplo.

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Enrique de la Madrid, director general de Bancomext, en entrevista con La JornadaFoto Carlos Ramos Mamahua

En lo que nos vamos a concentrar en Bancomext en la segunda mitad del año, y me imagino que el resto de la administración, es en acercarnos a nuestros clientes, pedirles que nos presenten a sus proveedores y a ellos darles financiamiento en mejores condiciones. Dar estímulo a la integración de cadenas productivas con financiamiento más barato y a mayor plazo, anuncia.

El plan para el sector automotriz, que, dice, será dado a conocer en breve, será replicado en otras actividades.

Esa es la manera de ir rompiendo la brecha entre estos dos Méxicos o varios Méxicos, donde hay un sector supercompetitivo a nivel internacional, que exporta 380 mil millones de dólares al año y tiene una alta productividad, con otro México donde la mayoría de empreas y empleados tiene una productividad negativa.

Generar encadenamientos entre grandes empresas y otras pequeñas y medianas, admite, no es una idea nueva. Lo que sí, es que creo que estamos encontrando la manera de hacerlo, asegura.

La mayor actividad que está emprendiendo el banco no pondrá en riesgo el capital de la institución, asegura. El nuevo mandato de la banca de desarrollo, derivado de la reforma hacendaria aprobada el año pasado es que cumpla el papel que se requiere en una economía como la mexicana. No se puede tener un a banca de desarrollo, en un país en desarrollo, que sea una banca apasible, poco agresiva, poco imaginativa, dice.

En esta administración, agrega, la banca de desarrollo es en sí misma un instrumento de la política económica, así como se procuran finanzas públicas sanas para que no haya inflación, una balanza comercial razonable para que no se aprecie la moneda, la banca de desarrollo es un instrumento financiero para que haya más financiamiento en la economía, agrega.

Un sistema financiero –la banca de desarrollo contribuye con 7 por ciento del crédito total– tiene que crecer por arriba de la economía, para que la jale. Un sistema financiero chiquito hace una economía pequeñita y lenta. Un sistema financiero más grande y competitivo hace que la economía en sí misma también crezca.

La banca de desarrollo, redondea, debe meterse en sectores donde normalmente la banca comercial no iría sola, porque no tendría el retorno esperado o no está en su nivel de riesgo. Aquí el accionista es el gobierno y el gobierno la puede orientar a lo que considera áreas estratégicas. Corre el riesgo, a veces lo comparte con la banca comercial, pero sí es un instrumento para dotar de más financiamiento a la economía, agrega.

Al Estado, dice, no debe moverlo la rentabilidad de su banca, sino el crecimiento económico que genera con esas instituciones. La direcciona hacia donde considera que es estratégico. Para nada se está pensando en que pierda dinero. Pero a veces tiene que perder en una operación, para eso está su capital y reservas. Este gobierno lo puede hacer porque estos bancos de desarrollo han evolucionado, tienen un capital y un gobierno interno más sólido, comités de crédito independientes y también miembros de su consejo de adminsitración independientes a la adminsitración del banco.