Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 22 de junio de 2014 Num: 1007

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

La narrativa íntima
de Aline Pettersson

Nadia Contreras

Cinco poetas
novísimos de Morelos

El cáliz como redención
Ricardo Venegas entrevista
con Ricardo Garibay

Roberto Saviano:
el triple cero del
narco neoliberal

Fabrizio Lorusso

Una memoria prodigiosa
Fabio Jurado Valencia

El muerto
Manolis Anagnostakis

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Columnas:
Bitácora bifronte
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Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
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Verónica Murguía

Las aventuras de Popis

Hoy que escribo esto, la discusión acerca de la presencia de los animales en los circos está que arde. Hay quienes se oponen con el argumento de que el entrenamiento, vivienda y alimentación de los leones, elefantes y osos, por mencionar las especies más socorridas en los circos mexicanos, supone implícitamente una forma de maltrato.

Quienes están a favor, o al menos no se pronuncian por el cierre de todos los circos, contradicen este razonamiento porque lo consideran generalizador. Habría que legislar sobre el maltrato de animales de forma vigorosa y contundente en todos los ámbitos: desde el doméstico –el perro muerto de sed en la azotea– hasta el matadero.

A este debate, de forma casi natural, ya se añadió el tema del zoológico, el último reducto de las especies más amenazadas, pero también un lugar propicio para la explotación más infame cuando no hay supervisión.

Y en esto estábamos todos aquellos a quienes nos interesa el tema, cuando Popis, la hipopótamo, hizo su lenta y ponderosa aparición en el noticiero, el día 5 de este mes. Fue filmada de noche, en la calle de un pueblo de Jalisco. Reconozco que la nota me dio risa, pero no es asunto que pueda tomarse a la ligera, ya que Popis pesa, literalmente, una tonelada.

El hipopótamo, a pesar de su andar pachorrudo y su aspecto bonachón, es un animal muy peligroso. Es más, es considerado por los zoólogos el animal más peligroso del continente africano. Los hipopótamos matan más personas que los leones y los cocodrilos juntos, así que cuando los patrulleros tartamudeaban, dudaban y conjugaban los verbos como si los hubieran metido en una licuadora, era con razón.

Además, la pestilencia de los lugares donde viven estos animales suele ser insoportable, ya que marcan su territorio con proyectiles de excremento que dispersan por todas partes con ayuda del rabo, que hacen girar como un especie de propulsor de caca y orina. Por eso hay zoológicos en los que prefieren no tener ejemplares.

Me esforzaré por transcribir la nota lo mejor que pueda, pues me carcajeé al verla. Y, bueno, era risa nerviosa porque recordé una crónica de Gerald Durrell en la que narraba con pavor un tramo de viaje por el Nilo, en aguas infestadas por hipopótamos. Durrell describe, con la precisión que caracteriza su prosa, el cadáver enorme de un macho desollado a mordidas por su rival. Del carácter agresivo de Popis pueden dar fe los patrulleros de Santa Cruz del Valle, en Tlajomulco, Jalisco, pues les dejó el coche hecho un buñuelo.

Cuando el reportero Miguel Zaragoza entrevista al oficial, esta es la crónica: “Al paso de la unidad avista al hipopótamo en la vía pública. Sí, es cierto. Es algo muy común. Los vecinos refieren no tener conocimiento de ningún circo u otro tipo de domicilio que pueda resguardar este tipo de animales.”

Zaragoza narra cómo los patrulleros quisieron encerrar al hipopótamo en una jaula para evitar que aplastara a algún curioso. Pero Popis quería seguir dando la vuelta y arremetió contra uno de los oficiales, quien es filmado retrocediendo con cara de susto. Llegan “elementos viales para el apoyo”. Rodean a Popis “para evitar que la adrenalina del animal pueda dañar a los vecinos…” Pero Popis, “para salir del cerco se abalanza en contra de las unidades y causa los daños en lo que viene siendo el vidrio de la cabina trasera, así como la lámina de la unidad.”

La cámara enfoca el asiento de la patrulla, que está cubierto por fragmentos de vidrio. Mientras, Popis anda por ahí, con paso lento y digno, babeando como loca, pues estos animales, a pesar de que no son estrictamente rumiantes, mastican su comida durante largos períodos. El reportero cuenta que nadie podía controlar a la fiera. Hay curiosos y policías con cara de desconcierto. Por fin, en la calle Emiliano Zapata, dan con el cuidador. Se llama Marcelo y es empleado del Circo Extravagancias.

Dice Marcelo:  “Yo le abrí la reja para que saliera un rato.” Cuando Zaragoza le pregunta si no es peligroso, el joven Marcelo responde: “Es que no conoce a la gente, no. Este… equis cosa. ¿Verdad?”

Arrestan a Marcelo después de que mete a Popis en la jaula, ya que no puede mostrar los documentos que acreditan la propiedad del hipopótamo. En una toma se le ve dirigiendo el paso del animal con la mano puesta sobre un lomo de tamaño inaudito.

No tengo más que añadir. Sospecho que ni Marcelo ni Popis están seguros en ese circo.