Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 15 de junio de 2014 Num: 1006

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Burocracia mata ciencia
Manuel Martínez Morales

Tsutsui y el desenfreno
Ricardo Guzmán Wolffer

La vida bajo un toldo
Ollin Velasco

¿Constitución?
Leonardo Compañ Jasso

Procesos electorales:
la reducción de
la democracia

Clemente Valdés S.

Sin paz para Octavio
Rodolfo Alonso

Leer

Columnas:
Perfiles
Abraham Truxillo
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Naief Yehya
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Las ruinas y los espejos: Volverse Palestina,
de Lina Meruane

La axila del Mediterráneo

Muchas cosas se inventaron y descubrieron en el Medio Oriente, desde el álgebra hasta el café, y desde el hospital hasta la universidad. Pero si algo es seguro, es que no nació ahí el concepto de la corrección política. Al parecer es difícil hablar con tacto, sensibilidad y respeto en una tierra que por milenios ha sido escenario de guerras, invasiones, usurpaciones, despojos y masacres. La historia de Tierra Santa y sus alrededores, de esta convulsionada axila del Mediterráneo, no puede contarse sin evocar imperios, ejércitos, milicias, guerrillas y confrontaciones mortales entre vecinos rijosos con un don particular para deshumanizar a sus rivales en turno.

Volver-volverse

Volverse Palestina (Literal Publishing-Conaculta), el más reciente libro de la escritora chilena radicada en Nueva York, Lina Meruane, comienza con la idea del regreso a esa tierra remota, pero no se trata aquí de un auténtico retorno, porque en términos estrictos uno no regresa a un lugar donde nunca ha estado; se trata más bien de un regreso que implica una conversión, una transformación, una reconexión con algo distante y ajeno pero también cercano e íntimo. La visita de la autora a la tierra de sus antepasados se propone en sus palabras como un “regreso prestado”, a nombre de su padre y abuelo. Como si fuera un intento de enmendar negligencias y compromisos del pasado. El libro de Meruane es una reflexión sobre la identidad, sobre el peso de la historia y la genética; es una historia de legitimidades, ruinas y espejos; de visiones encontradas de la justicia y la lógica, pero también es un intento por reinventar las memorias a partir de la realidad. Es un libro de ausencias, de relatos incompletos deliberadamente olvidados, de recuerdos asfixiados ante la necesidad de pertenecer, y es un breve recuento de la ruta de la pobreza que conduce a una tierra lejana en busca de una vida mejor a costa de la ruptura con el pasado.

Emociones intensas y controladas

En muy pocas páginas Meruane hace una crónica excepcional, conmovedora, inteligente y mordaz de este viaje que es muchos viajes por los que circulan hombres y mujeres que arriesgaron todo y perdieron su tierra, su documentación y hasta su idioma; por un sueño de estabilidad, un sueño que en la generación de Lina y en mi generación se volvió algo intrascendente y que asumimos como nuestra aburrida normalidad. La escritura de Lina es rica, delicada y amena, pero tensa. Salvo en ocasiones extremas, conserva la ecuanimidad, como en aquella brutal y escrupulosa revisión a manos de agentes israelíes. Volverse Palestina es una mirada honesta, desconcertada y afligida que por momentos se revela enfurecida, con una furia apacible, controlada, resignada y racional. Y no hay nada más difícil que permanecer racional ante las catástrofes, especialmente cuando se deben a políticas crueles y arbitrarias, a giros históricos egoístas y decisiones impertinentes que, de haber sido ligeramente distintas, quizás hubieran limitado las desgracias humanas.

Laberinto

Lina no se queda en la apacible comodidad de contar una vida familiar repitiendo las historias de la sobremesa en las que destacan los platillos cocinados por madres y abuelas que recomponían sus recetas con los ingredientes locales, que reconfiguraban el paladar, que adaptaban sus guisos al nuevo mundo, que hacían milagros con el magro gasto del hogar. La nostalgia era contenida al encapsularla en cada bocado, así como en las fotos desteñidas y los fetiches de mercados exóticos. Tampoco es un relato hollywoodesco donde el regreso, tras algunos contratiempos, dibuja un arco que culmina en el triunfal redescubrimiento de esa familia lejana y amorosa que ya nunca abandonaremos. Volverse Palestina, a pesar de su mesura, su sensibilidad y su paso cuidadoso por el callejón sin salida que es la situación en Palestina, es una obra provocadora que recorre un terreno explosivo y tóxico.

Lenguaje oculto

Los que fuimos educados en la tolerancia, los que pudimos librarnos de las cadenas de los prejuicios, los que creemos que nuestro bienestar no puede venir de la destrucción del bienestar de los demás, tenemos la obligación de mirar esas ruinas y esos espejos de los que habla Lina, para buscar ahí el sentido de ese legado y la posibilidad de convivir. No se puede simplemente reconstruir sobre las ruinas sin aplastar un pasado ajeno. No podemos ver nuestro reflejo e ignorar que esa imagen invertida es también el reflejo de ese Otro que ahora ocupa nuestro lugar. El libro de Lina es una de esas obras que ofrecen claves para descifrar el lenguaje oculto de las ruinas y los espejos.