Opinión
Ver día anteriorSábado 7 de junio de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Golpes de espectro completo
L

a doctora Ana Esther Ceceña, coordinadora del Observatorio Latino­americano de Geopolítica, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, publicó el pasado mes en la revista América Latina en Movimiento (núm. 495) el artículo titulado Los golpes de espectro completo, que es importante reseñar para entender más a fondo las violaciones a los derechos humanos que se dan hoy en día. Para la investigadora, con el sobado señuelo de la restauración de la democracia, las fuerzas hegemónicas, representadas por los intereses económicos y políticos de Estados Unidos y sus aliados en el mundo, adecúan sus estrategias de dominación en circunstancias en las que los estados nacionales se rediseñan en una lógica de acumulación y concentración internacional inequitativa del capital; los territorios se redefinen de acuerdo con los nuevos sentidos cohesionadores e imperativos materiales; la sociedad se transforma desde la ofensiva ética y estética del poder, y los valores materiales, sociales, culturales, políticos y simbólicos son violentados por los mismos poderes que antes los crearon y promovieron.

En su ensayo, sostiene que quizás el cambio más significativo de su adaptación, que podemos distinguir en muchos de los acontecimientos que suceden, es la concepción de la guerra, que ahora se instrumenta como infinita y total, como fin y no sólo como medio, pues es la que asegura el saqueo; estimula una variedad de negocios calificados con otros parámetros como inmorales e ilícitos, como las armas, las drogas, los alimentos, la trata de personas, el mercenarismo y muchos más, y permite un control no legitimado sobre las poblaciones, pues se ejerce en condiciones de excepción. Para ello se desarrolla con ahínco una serie de nuevos recursos, como son –cito literalmente– una tecnología abrumadora y avasalladora; investigaciones de sicología y de comportamiento de sistemas complejos; técnicas de convencimiento, envilecimiento, disuasión o parálisis; cálculos de equilibrios asimétricos; investigaciones y prácticas culturales, lingüísticas, antropológicas y similares, que propicien el sometimiento; fabricación unilateral y universalización de sentidos comunes, por los medios masivos de comunicación, de los contenidos de la educación, de la orientación de la ciencia, y otros vehículos del mismo carácter.

En este escenario el enemigo es cualquiera, persona o colectivo, que resista y se oponga en cualquier lado a esta dinámica, y debe ser tratado y considerado como virus, que por el bien de la humanidad tiene que ser controlado o eliminado. Pero, a mi parecer, la parte más sugerente del ensayo es cuando la autora descubre y analiza las líneas con que ahora se implementa la dominación, que igualmente podemos percibir en lo que ahora pasa, con el propósito de no dejar resquicio al enemigo. Ellas son –y me permito volver a citarlas literalmente–: avasallamiento, simultaneidad e impunidad. Avasallamiento, porque cuando el considerado como enemigo es concebido como una fuerza invisible o difícil de reconocer, porque se pierde en esa masa de seres a los que nunca se les había casi puesto atención, porque se les consideraba demasiado pequeños e irrelevantes, el procedimiento se inclina por lo que podría considerarse una purga general, relacionada con las tareas de prevención y disuasión, pero con propósitos de más larga duración. Simultaneidad, porque se considera que el mejor medio para desgastar al enemigo es atacarlo sin tregua por todos lados y al mismo tiempo, como un ataque de enjambre de avispas. Y por ello con ese propósito se aplican simultáneamente mecanismos desestabilizadores o directamente de ataque en todos los ámbitos de la vida social. “Desde casos como el mexicano –expresa Ceceña–, en que se aprobaron en cascada reformas antipopulares (laboral, fiscal, de control de comunicaciones, educativa y energética) que generaron confusión y respuestas fraccionadas, y transformaron sustancialmente y de golpe las relaciones laborales, las pautas educativas, el patrimonio de la nación (del pueblo de México), los niveles salariales y de imposición, la vigilancia o intromisión en la vida privada, y los márgenes de maniobra de la sociedad; hasta procesos directamente de promoción de golpes de Estado, como el venezolano, en el que se manejan los imaginarios y sentidos de realidad, se genera violencia y confusión, se introducen operativos de descomposición social, corrupción y soborno, al tiempo que se genera desabasto de bienes básicos, se ataca al gobierno y también a la sociedad”.

Y, por fin, impunidad, que consiste en el dislocamiento de sentidos y la confusión que se crea cuando a los referentes formales de moralidad social y justicia se les invalida en la práctica con la ostentación de comportamientos ilegales. La pérdida de referentes sociales garantizadores de lo que se entiende por estado de derecho equivale a la construcción de un contexto en el que aparecen como dupla indisoluble el estado de excepción y una tierra de nadie.

Para la doctora Ceceña los modos y las formas, así como la espacialidad material de la ocupación, también han experimentado cambios significativos. Ya no se trata sólo del despliegue de instalaciones militares estadunidenses en lugares estratégicos del territorio latinoamericano y caribeño, que generan suspicacias y rechazo entre las poblaciones, sino del entrenamiento y homogeneización funcional al desplazamiento de empresas trasnacionales de códigos en el continente, en la lucha contra contingencias de estilos variados, como posibles sublevaciones urbanas, trastornos ambientales o situaciones de ingobernabilidad, como el rechazo a la minería a cielo abierto, la construcción de una carretera en medio de la selva, de una hidroeléctrica, o la simple disputa del sentido y posesión de un territorio. Con dinero, asesoría, apoyo tecnológico, capacitación o cuestiones similares, se pretende la colaboración de la población, por medio de la USAID, e incluso ahora de la DEA.

Sin embargo, y a pesar de todo, los pueblos resisten y se aferran comunitariamente a la vida.