jornada


letraese

Número 215
Jueves 5 de Junio
de 2014



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Theresa McGovern*

Derechos de las mujeres:
una inversión

Los gobiernos han hecho múltiples comrpomisos internacionales para financiar y promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, como la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing (1995), la 23º Sesión Especial de la Asamblea General de la ONU (2000), la Cumbre del Milenio (2000) y la Comisión sobre el Estatus de la Mujer (2006). Aun así, las mujeres sigen llevando la mayor carga de la pobreza y la discriminación.

En esta coyuntura, cuando los gobiernos están discutiendo una nueva agenda para el desarrollo, es importante examinar qué es lo que estos compromisos internacionales han dejado a los países y el rol de los donantes en los resultados. ¿Será que las aspiraciones de derechos de las mujeres han sido minadas por una dependencia excesiva de métodos cuestionables pero políticamente correctos para conseguir la equidad de género, como dicta la corriente? ¿Ha habido un apoyo inadecuado de donadores o del gobierno para el trabajo creativo que pueda cambiar la cultura y las costumbres dañinas para las mujeres y las niñas, como el acoso sexual callejero y las leyes de herencia que privilegian a los primogénitos varones?

Las políticas y programas homogeneizadas, dictadas por los donantes, sub-financiadas o generadas unilateralmente por el gobierno, por sí mismas no van a asegurar la protección y promoción de los derechos civiles, políticos, económicos, culturales y sociales basados en la equidad de género.

Ha habido un progreso limitado en la distribución de recursos para traducir a la realidad las metas internacionales en materia de empdoeramiento de las mujeres y equidad de género. Esto tiene relación con las tendencias finacieras globales.

Los posibles resultados de la liberalización del mercado y otras políticas económicas carecen de una perspectiva de género. Falta coherencia entre las políticas económicas que enfatizan la inflación baja y la mobilidad del capital, y los compromisos sociales para reducir la pobreza, la sostenibilidad ambiental y la equidad de género. En alugnos países y contextos, las iniciativas de presupuesto de género han logrado cerrar las brechas entre la macroeconomía y la asignación de recursos. Sin embargo, los resultados varían y la evaluación sigue siendo un reto.

Para dar continuidad a los esfuerzos sería útil un analisis de género del presupuesto que considere los ingresos y los gastos, y que involucre a diversos actores, como ministerios, mecanismos nacionales para el avance de las mujeres, instancias de estadística y planeación, legisladores, medios de comunicación, organizaciones internacionales, sociedad civil organizada y donantes.

Hay muy poco escrutinio de cómo el sector privado está inflyendo las prácticas para el desarrollo. Sobre todo, hay una carencia de medidas de responsabilidad aplicables a la impolementación de las colaboraciones público-privadas y su adhesión a los acuerdos de derechos humanos.

En la última década, el financiamiento para el desarrollo ha seguido modificándose debido a las cambiantes condiciones económicas, las tendencias del desarrollo y la diversidad de donantes emergentes. Las economías en crecimiento, especialmente los países del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) también juegan un papel clave en las actuales discusiones sobre economía, política y desarrollo. Las crisis financieras como las de 2008 devastaron las economías en todo el orbe. Conforme el producto interno bruto se redujo, también lo hizo el subsidio oficial para el desarrollo.

Más allá del apoyo verbal al empoderamiento de las mujeres y las niñas y del reconocimiento de que las mujeres son esenciales para el desarrollo económico y el avance social, el trabajo por los derechos de las mujeres continúa extremadamente mal financiado. Una encuesta de la Asociación para los Derechos de las Mujeres en el Desarrollo, realizada en 2011 entre mil organizaciones de mujeres, encontró que sólo el 7 por ciento tuvo presupuestos mayores al medio millón de dólares en 2010, el 48 por ciento no recibió algún financiamiento principal, y 52 por ciento no recibió recursos para más de un año.


* Versión traducida y editada del artículo No risk, no gain: invest in women and girls by funding advocacy, organizing, litigaation and work to shift culture, publicado en Reproductive Health Matters, Vol. 21, No. 42. Noviembre de 2013.

 

 


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