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Enrique Pérez, del Celali, consultado por Quemada-Diez para el casting

El Ariel a Chauk por La jaula de oro hace visible el potencial de los indígenas
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 30 de mayo de 2014, p. a10

San Cristóbal de las Casas, Chis., 29 de mayo.

El hecho de que el indígena tzotzil Rodolfo Domínguez Gómez, Chauk (trueno), haya ganado el premio Ariel como mejor coactor en la película La jaula de oro ayudará a visibilizar que en este sector existen amplias posibilidades de explorar el arte, la creación y la actuación, afirmó el director del Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígenas (Celali), Enrique Pérez López.

Rodolfo está haciendo visibles las capacidades de los indígenas en el mundo de la actuación; eso hace posible que en otras experiencias volteen a verlos, para la producción de películas no sólo como extras, sino para que participen de manera profesional, agregó.

En entrevista, dijo que a nivel cultural el premio que recibió la noche del pasado martes ayuda a hacer notorias otras formas de ver el mundo y de expresarse en él. Con el empleo del tzotzil en la película, sin traducción ni subtítulos, se abre una interrogante en el pensamiento de la gente que la ve.

Hablante de tzotzil, Pérez López subrayó: No digamos que la película es la punta de lanza y que va a transformar la realidad de las relaciones entre culturas indígenas y no indígenas, pero es un aporte que ayuda a que veamos y que los otros vean que hay posibilidades de comunicación más allá del idioma, aunque seamos culturalmente diferentes.

Señaló que Domínguez Gómez, de 17 años de edad, y originario de la comunidad de Cruztón, municipio de Chalchihuitán, uno de los más pobres de la entidad, es el primer indígena chiapaneco que como actor gana un Ariel y que llega a Cannes para triunfar con La jaula de oro.

Pérez López dijo que él participó de alguna forma en el proceso de selección mediante el cual el director de la cinta, Diego Quemada-Diez escogió a Rodolfo de entre más de mil jóvenes indígenas.

“El encuentro con Rodolfo fue fortuito. Cuando me contactaron por medio del Sistema Chiapaneco de Radio y Televisión me dijeron que la idea era lanzar una convocatoria para hacer el casting en la ciudad, pero yo propuse que se fuera a las comunidades, por lo que visitó San Andrés, Chamula, Chenalhó, Tenejapa y comunidades de la selva”.

Suerte o destino

Abundó: “Un día fue Diego a Chalchihuitán y al regreso me dijo que había sucedido ‘algo extraordinario’, que se habían juntado los muchachos convocados principalmente en las escuelas. Rodolfo, que ni siquiera vive en la cabecera, llegó de mirón, de curioso, y comenta Diego que de repente lo miró y vio en él lo que buscaba: que tuviera capacidad de asombro, curiosidad ante el mundo, mirada inocente y otras condiciones. Alguien le dijo a Rodolfo que hiciera el casting. Hizo la prueba y al regresar Diego me dijo: ‘Creo que ya lo encontré, pero quiero explorar otras posibilidades, aunque ya casi lo tengo’”.

Manifestó que luego definieron el nombre que tendría Rodolfo en la película, porque al inicio la propuesta era que se llamara Chaac (dios de la lluvia en maya), pero en tzotzil la palabra chak significa ano, por lo que no era conveniente, ya que podría prestarse hasta para burlas entre los hablantes de esa lengua. Así surgió Chauk.

“No sé si exista la suerte o el destino, pero Rodolfo es un caso de esos que decimos los indígenas tzotziles que ya venía hecho para eso, y sí, porque se ve su naturaleza en la actuación y la facilidad con la que hace las cosas. Fue el ojo de Diego el que lo descubrió.

Su actuación en la película fue bastante buena, a pesar de su corta temporada de formación: seis semanas en un taller; es algo que trae de su naturaleza como persona y muchos indígenas tienen esa capacidad de representar personajes, expresó.

Afirmó que si la película, –basada en hechos reales del paso de los migrantes hacia Estados Unidos– se proyecta en las comunidades como tema de reflexión sobre la migración, sus consecuencias y las implicaciones de iniciar un viaje de esta naturaleza, pudiera, si no evitarla, sí desalentarla un poco. Por la forma como Chauk habla en su lengua, la gente del pueblo tzotzil podría sentirse reflejada y sentir como propio ese personaje”.