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Terminó el coloquio sobre conservación del patrimonio cultural

Conclusión: la Carta de Venecia debe interpretarse de manera permanente
 
Periódico La Jornada
Jueves 29 de mayo de 2014, p. 5

La Carta de Venecia es un documento doctrinario válido que ya no puede ser revisado, pero sí permanentemente interpretado, según se concluyó en el coloquio internacional Los nuevos paradigmas de la conservación del patrimonio cultural: 50 años de la Carta de Venecia, que ayer finalizó después de tres días de actividades.

Al respecto, como parte de las conclusiones del encuentro, se consideró oportuno revisar en un futuro no especificado conceptos como la relación de lo material con lo inmaterial, una mayor definición de la autenticidad espiritual, la ética ante el patrimonio y definiciones más claras y aplicables de la integridad.

De igual manera, la reconstrucción, la participación social, la apropiación y la legitimización; las migraciones y el patrimonio; expandir la formación transversal en la ética patrimonial a todos los niveles educativos, y una permanente revisión de los documentos doctrinales de restauración y conservación.

El documento fue leído en la sesión de clausura del encuentro por el subdirector de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Francisco Vidargas, quien aclaró que se trataba de una versión preliminar que, de forma posterior, será distribuida entre los participantes de la reunión para que éstos hagan sus aportaciones y den su aprobación.

Al igual que el resto de las sesiones, esta última tuvo lugar en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, con la participación de especialistas de España, Argentina, Cuba, Portugal, Estados Unidos y México, entre otros países. No hubo ceremonia protocolaria.

Avance trascendental

Como parte de las conclusiones, se reconoció que la Carta de Venecia significó hace 50 años un paso trascendental para la aplicación, a escala universal, de principios normativos más coherentes en cuanto a la teoría y la práctica de la restauración arquitectónica.

Sus enunciados y definiciones con validez universal, así como sus postulados técnicos abrieron los criterios, la filosofía, los métodos y una noción más amplia de monumentos, los conjuntos y los centros históricos, y su consiguiente rescate, conservación y puesta en valor, leyó Vidargas.

La aplicación de sus postulados ha experimentado una tenaz y permanente evolución de conceptos, desde una manera más amplia de mirar los monumentos y los sitios patrimoniales, incluyendo al territorio, los paisajes e itinerarios culturales, hasta las nuevas nociones de rescate restauración, conservación y salvaguardia, según se asentó.

Lo anterior, se prosiguió en la lectura, conforme a la transformación de la vida social, económica, cultural y turística de las zonas monumentales, además de una más completa formación técnica multidisciplinaria de los responsables de su resguardo.

En el camino, como parte de esa actualización de los criterios de preservación monumental, se han sucedido diversidad de posturas y métodos de trabajo que no solamente han provocado debates de intervenciones en monumentos, sitios y entornos, se agrega en el documento.

“También ha permitido mantener los valores primordiales de la Carta de Venecia con una gran vitalidad, lográndose un equilibrio entre la forma y la función de la restauración contemporánea”.

Este encuentro internacional tuvo como finalidad celebrar el medio siglo de ese convenio internacional, titulado Carta Internacional para la Restauración y Conservación de Monumentos Históricos, el cual fue creado para frenar la reconstrucción indiscriminada de monumentos destruidos durante la Segunda Guerra Mundial.

La Carta de Venecia fue firmada en 1964 por representantes de Francia, Italia, Bélgica, México, Portugal, Grecia, Túnez, España, Perú, Austria, Polonia y los Países Bajos.

Asimismo, por especialistas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales y fue adoptada un año después por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos).