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El Centro Libanés fue el escenario del tributo al compositor de México lindo y querido

Rinden homenaje a Chucho Monge a medio siglo de su fallecimiento

Sandra, hija del compositor, lamenta que el gobierno de Michoacán lo tenga en el olvido

La SACM no me ha ofrecido nada hasta el momento, afirmó antes de la ceremonia

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Sandra Monge y Ricardo Kahwagi, presidente del Centro Libanés de la ciudad de México, durante el homenaje que se rindió al compositor el miércoles pasadoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 23 de mayo de 2014, p. 9

Seguiré organizando conciertos, pláticas y reuniones con compositores, y lo que esté a mi alcance, para preservar y difundir la obra de mi padre, Chucho Monge, uno de los autores musicales más importantes de la historia en México, expresó Sandra Monge, hija del creador de México lindo y querido, quien fue objeto de homenaje el pasado miércoles, en el Centro Libanés.

Familiares, amigos y herederos de otros compositores, como José Alfredo Jiménez Gálvez, llegaron para ser testigos de un tributo emotivo, con la participación de intérpretes que en conjunto demostraron el nivel elevadísimo de Jesús Monge Ramírez (1910-1964).

Sandra Monge estaba nerviosa previo al inicio del recital. Han pasado ya 50 años de que se fue y mi papá me hace mucha falta. Hoy me desperté y me dije que no podía ser que haya transcurrido medio siglo. El tiempo que convivimos lo gocé mucho. Nos dio, a mí y a mis hermanos, a la familia, mucho tiempo de calidad.

–¿Por qué este homenaje aquí, en el Centro Libanés, y no en la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM)?

–La SACM no me ha ofrecido nada. Al señor Antonio Trabulse, de este centro, lo conocí a través de Facebook. Me envió su libro Yo soy Líbano; le agradecí y me dijo que teníamos que rendir homenaje aquí a mi papá, porque se dijo fan él. Así fue.

“En la SACM, nada hasta el momento, ni en su tierra, Michoacán. Igual que cuando cumplió 100 años. El olvido. En su estado natal el único que le organiza algo es Luis Jaime Cortés. ¡Yo solita hice este homenaje, con 15 personas en el escenario! Este año no voy a cejar en el fin de que se conozca más la obra de mi papá, porque mucha gente no sabe quién es; es más, ni siquiera que es el autor de México lindo y querido, que atribuyen a otros. Voy a organizar varias cosas. No hay que olvidar que mi papá le puso apellidos a México: Lindo y Querido.

Mientras charlaba, los músicos afinaban y daban algunas notas. Los presentes reconocían las melodías y cantaban o tarareaban.

El locutor Gustavo Alvite fungió como maestro de ceremonias y en su estilo de La Más Perrona, coloquial y sabedor de anécdotas, acotó de vez en vez datos sobre el homenajeado.

Versiones que enchinan la piel

Luego, cada participante interpretó una composición de Chucho. El trío Los Santos abrió con No hay derecho, bolero de estructura y letra finas. El dúo Ron y Tequila interpretó Cartas marcadas, que en su momento hizo famosa Pedro Infante. Carmen Cardenal, de Chihuahua, lanzó a los cuatro vientos Caricia y herida.

De la dinastía Cravioto, hizo acto de presencia en el escenario el charro Fernando Cravioto, quien con voz muy cuadrada arrancó de su espiíritu bohemio y bravío la pieza Alma. La experimentada Sonia Rivas entonó con su voz educada la inmortal Creí, hecha famosa por Juan Mendoza El Tariácuri. En ese momento, el Centro Libanés se convirtió en Plaza Garibaldi. El híper charro Juan Valentín logró un momento de sentimentalismo profundo con Besando la cruz; La vernácula Claudia Sierra hizo soñar con Sueño dorado.

Rafael Negrete, nieto de Jorge, lució vozarrón con México lindo y querido, tema que no hay mexicano que no llore allende fronteras. Sandra Monge comentó que se le ponía la piel chinita al oír esa versión.

In crescendo con Pobre corazón, con María Elena Leal, hija de Lola Beltrán. Jorge Macías y Marcia, su esposa, debutaron con Me das una pena. Se escuchó Mi virgen ranchera, en la voz que hace 50 años la hizo trascender tiempo y espacio: Conchita Solís. El tenor Mauro Calderón elevó el nivel a la zona de mármol con Dolor.

Valentina Leyva, de Sinaloa, cantó Pa’ qué me sirve la vida, con la que algunos se quisieron cortar las venas a lechugazos; Humbreto Cravioto, elegante, lució su voz con Sólo Dios.

Terminaba el recital y Ricardo Kahwagi, director del Centro Libanés, entregó un reconocimiento a Sandra Monge, donde se da constancia del histórico concierto-homenaje a su padre, el michoacano Chucho Monge Ramírez.