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Fue decisión del coleccionsta, informa el recinto suizo

Hereda el Museo de Berna polémico tesoro de Gurlitt

Las autoridades aún no determinan el origen de los mil 280 cuadros

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El Museo de Arte de Berna fue nombrado heredero de la colección de obras de arte, que incluye piezas expoliadas por los nazis, de Cornelius GurlittFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 8 de mayo de 2014, p. 6

Berlín/Múnich, 7 de mayo.

El Museo de Arte de Berna fue nombrado heredero único, ilimitado y sin restricciones de la colección de obras de arte, que incluye piezas expoliadas por los nazis, del fallecido Cornelius Gurlitt, informó el recinto suizo.

Así, el museo suizo es destinatario del tesoro artístico formado por mil 280 cuadros, que incluyen obras de Pablo Picasso, Marc Chagall o Claude Monet, de las cuales se sospechaba que cerca de 500 habían sido robadas por los nazis y están siendo analizadas actualmente para determinar su procedencia.

A pesar de las especulaciones en los medios de comunicación sobre que la colección iría a parar a una institución de arte fuera de Alemania, la noticia nos alcanzó como un rayo, indicó el director del museo, Matthias Frehner, en un comunicado. Sin embargo, no hubo ningún tipo de relación entre el señor Gurlitt y el Museo de Arte de Berna, aclaró.

El museo suizo tiene una superficie de 3 mil 500 metros cuadrados, donde expone más de tres millares de cuadros y esculturas, así como cerca de 48 mil dibujos, gráficos, fotos, videos o películas. Junto a grandes artistas como Paul Klee y Picasso, en el museo se puede contemplar también arte suizo.

Se desconoce por qué Gurlitt lo eligió para albergar sus obras teniendo en cuenta el prestigio de los museos de Múnich. Algunos medios alemanes apuntan que se debió a un castigo a Alemania por haber incautado todas sus obras.

De momento, el Ministerio de Arte de Baviera ya ha anunciado que habrá que analizar si los cuadros se pueden considerar patrimonio cultural alemán, en cuyo caso no podrían abandonar el país. El director del museo es consciente de ello y adelantó que habrá que solucionar cuestiones de naturaleza ética y legal.

Según el diario alemán Süddeutsche Zeitung y el canal de televisión NDR, Gurlitt dejó señalado en su testamento que las obras debían permanecer juntas tras su muerte –el martes– y que debían ser trasladadas a una institución artística en el extranjero.

El portavoz del difunto anciano de 81 años, Stephan Holzinger, no se ha pronunciado al respecto hasta el momento limitándose en todo momento a confirmar la cita en el notario antes de su operación de corazón.

La muerte de Gurlitt no interfiere con el análisis de las obras.

Tanto Holzinger como el Ministerio de Justicia bávaro indicaron que sigue vigente el acuerdo que alcanzaron en abril Gurlitt, el gobierno alemán y el estado federado de Baviera para que las autoridades pudiesen revisar la colección entera durante un año, a fin de determinar la procedencia de los cuadros.

En concreto existen tres vías por las que los cuadros pudieron llegar a Gurlitt. La primera es que fueron comprados de manera legítima. La segunda es la que se corresponde a la compra del considerado por los nazis como arte degenerado, obras confiscadas a más de un centenar de museos de todas Alemania y vendidas según la legislación de ese momento.

La tercera es la adquisición de cuadros robados o comprados por la fuerza a coleccionistas judíos. Según la llamada Declaración de Washington de 1998, en esos casos debe acordarse una solución justa con los herederos. En este punto, los cuadros serían devueltos a sus legítimos herederos.

Hasta que el escándalo sacudió el mundo del arte a finales de 2013, Gurlitt había llevado una vida anónima y retirada en sus casas de Múnich y Salzburgo. No he amado nada más que a mis cuadros, dijo a la revista Der Spiegel en la única entrevista que concedió.

(Con información de Ap)