Turín, 1º de mayo.

Juventus no podrá disputar en casa la final de la Liga de Europa tras empatar sin goles en la vuelta de semifinales ante Benfica, que consiguió su clasificación con el triunfo 2-1 en la ida y disputará el título ante Sevilla.

Turín acogerá la final el 14 de mayo. En la ciudad italiana todos esperaban vivir ese partido con la Juve como protagonista, pero el equipo de Antonio Conte ahora deberá centrarse en asegurar el título de la Serie A, donde está cerca de ser campeón por tercera temporada consecutiva.

Bajo la lluvia y con el astro argentino Diego Maradona como espectador de lujo, el Benfica resistió con un jugador menos desde el minuto 67, por el segundo cartón preventivo del argentino Enzo Pérez, quien se perderá la final.

Tampoco estarán en esta instancia por acumulación de tarjetas amarillas el serbio Lazar Markovic y el también argentino Eduardo Salvio, ambos atacantes.

En el pase del Benfica tuvo gran parte de mérito el arquero esloveno Jan Oblak, titular en esta ocasión en lugar del brasileño Artur.

Juventus vio incluso cómo le anulaban un tanto a Pablo Daniel Osvaldo, al minuto 80, por un fuera de juego de su compañero francés Paul Pogba.

El equipo portugués tendrá la oportunidad de cobrarse la revancha de la final de la anterior temporada, en la que perdió contra el inglés Chelsea en el último partido en Ámsterdam.

Por otra parte, el español Sevilla consiguió un agónico pase a la final con gol del camerunés Stephane Mbia en tiempo de compensación (minuto 94), en la derrota 3-1 en terreno del Valencia, con la que pudo rentabilizar la ventaja de 2-0 en el duelo de ida.

El destino fue cruel para Valencia, que había sido muy superior en el juego y vio escaparse el sueño de la final de Turín en el último instante, después de haber remontado provisionalmente la semifinal.

El argelino Sofiane Feghouli (14), un tanto en contra del arquero portugués Beto (26) y el francés Jeremy Mathieu (70) habían sellado la remontada provisional, pero todo cambió con ese gol final de Mbia, que frustró de una manera dolorosa las ilusiones de los de casa.

Los radicales locales sobrepasaron los límites deportivos y el autobús del Sevilla fue apedreado. Además recibieron a los aficionados visitantes con el lanzamiento de botellas y otros objetos.