Editorial
Ver día anteriorMartes 29 de abril de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Escalada en Ucrania
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ras el esperanzador acuerdo adoptado el pasado 18 de abril en Ginebra entre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para canalizar el conflicto por vías pacíficas e institucionales, la situación en la ex república soviética discurre, en cambio, hacia una polarización manifiesta, tanto en los asuntos internos como en la escena internacional: Washington impuso ayer un nuevo paquete de sanciones consulares y económicas contra ciudadanos y empresas de Rusia, en tanto que el gobierno de Moscú advirtió: vamos a responder a esa medida con acciones que tendrán un efecto doloroso para Washington.

Mientras tanto, en el este de Ucrania, siete inspectores militares de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) permanecían retenidos por la alcaldía separatista de Slaviansk, la cual los acusa de realizar labores de espionaje y exige, a cambio de su liberación, que sean excarcelados varios activistas pro rusos que fueron capturados en días pasados por las autoridades de Kiev. A ello debe añadirse el atentado anónimo del que fue víctima ayer el alcalde de la ciudad oriental de Járkov, Guennadi Kernesh, político equidistante de los grupos pro rusos y de los pro europeos que ahora gobiernan en Kiev.

La tensión se incrementa por el reciente emplazamiento de centenares de soldados estadunidenses en el este de Europa y por el cerco militar al que el gobierno provisional de Ucrania ha sometido a la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), pro rusa y secesionista.

En lo político, las partes enfrentadas en Ucrania caminan por vías mutuamente excluyentes: mientras los gobernantes pro europeos de Kiev preparan elecciones extraordinarias para el mes próximo, los secesionistas de la porción oriental del país organizan un referendo para la reorganización política de Ucrania en un modelo federal.

En esta volátil circunstancia resulta imperativo que las potencias extranjeras –Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea– dejen de atizar el conflicto y que, por el contrario, llamen a los bandos a la prudencia, la moderación y el desarme. Una acción concreta en este sentido sería instar a un acuerdo para la realización de los comicios anunciados por Kiev y de la consulta que propugnan los pro rusos de Járkov, Salviansk y Donetsk. Es deseable, por último, que se retome y se relabore el acuerdo de Ginebra del 18 de abril en términos más específicos y vinculantes.

En todo caso, es claro que ni Rusia ni Ucrania ni el resto de Europa merecen, a estas alturas, una nueva escalada de hostilidad económica, diplomática y, acaso, militar.