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Franquicia SLP

E

l gobierno encabezado por el priísta Fernando Toranzo Fernández se ha caracterizado por la ausencia de obras cuya magnitud pudiera representar el motivo que identificara su gestión. Hace unas semanas, el anuncio de la que podría ser su magna obra –incluso se anunció como tal–, lejos de ser bienvenido, abrió un debate sobre su pertinencia.

Se trata de la modernización de una avenida para presuntamente resolver problemas viales en el norponiente de la ciudad capital, cuyo proyecto se elaboró sin considerar a los habitantes de la zona, quienes como posibles beneficiarios-afectados reclamaron a la autoridad por aspectos de la obra que les causarán más perjuicios que beneficios.

Coordinado con la autoridad municipal, el gobierno estatal pretende la construcción de tres puentes (uno elevado y dos deprimidos) a lo largo de un kilómetro y medio. Entre las argumentos de opositores a la obra se planteó que se trata de una solución de los años 50 para un problema del siglo XXI, similar a una vía rápida que abortó en el estado de Jalisco.

En lo que parece responder más a una urgencia por dejar una obra que marque el sexenio, el gobierno estatal ha emprendido un proyecto entre vacíos tan elementales como tomar en cuenta a la población para quien se supone que trabaja y, sobre todo, con un déficit de información que incluso pone en peligro lo que pretende que sea su cereza.

El proceso de licitación de la obra se encuentra en curso, pero de igual forma las acciones de quienes ven en ella una amenaza a su estabilidad económica por el temor fundado de cierres de negocios como efecto inmediato de la modificación de esa vía.

Lo pretendido como magna obra amenaza con convertirse en un magno ejemplo de lo que ha sido la actuación de un gobierno que se ha dedicado a lamentarse por los adeudos dejados por su antecesor como justificación a la inacción y alejamiento de la ciudadanía, que se traduce incluso en una ausencia prolongada del mandatario del palacio de gobierno.