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Como desde hace 171 años, Iztapalapa escenificó la crucifixión de Jesús de Nazareth

Con menos nazarenos que otras ocasiones, se desarrolló la Pasión

Vecinos de la demarcación atribuyen la merma en la participación al crimen organizado, la violencia, problemas entre los organizadores y a la pereza de las nuevas generaciones

No faltaron las mentadas a los verdugos y botellazos a la policía montada: Hay que aprovechar

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¡Qué poca madre tienen! Dejen en paz a Jesusito, No tienen corazón, ¿no ven cómo está sufriendo? Tengan compasión, fueron sólo algunos de los reclamos que la concurrencia lanzaba a los romanos al paso del Hijo de Dios rumbo a su sacrificioFoto Francisco Olvera
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de abril de 2014, p. 8

En la 171 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, rebautizada con la extensión El milagro que nos une, se volvió a cumplir cuando en el cerro de La Estrella fue crucificado Jesús de Nazareth, representado por Eduardo Guzmán Flores. En ese lugar se volvió a manifestar la fe de miles de lugareños y visitantes, quienes acompañaron/atestiguaron/vivieron una vez más uno de los espectáculos vivos más importantes del mundo.

Incluso hubo tiempo para la sorna popular cuando el evidente retraso del Cristo para ser liberado de su cautiverio y posteriormente ser presentado ante Poncio Pilatos, desató el ingenio de una mujer que se dejó escuchar: Es más fácil que liberen a Elba Esther Gordillo a que salga este cabrón.

Desde las primeras horas de la mañana la Macroplaza de la demarcación comenzó a llenarse de turistas y colonos; incluso, a algunos ahí los agarró el temblor, pero, como informó Ezequiel Amezcua, de Protección Civil: La situación se controló de inmediato; era temprano y no había mucha gente; no pasó nada. Nos reportaron bardas y árboles caídos, pero alrededor de la delegación.

Profesionalismo y compromiso

En la representación participan 5 mil personas, según los datos de los organizadores, de éstas, son los mil 200 nazarenos de los ocho barrios de la demarcación los que dan colorido a la festividad, pues cargando sus cruces y vistiendo indumentaria de la época, se pasean y pueblan prácticamente todos los puntos donde se escenifican los pasajes bíblicos, desde la Macroplaza hasta el cerro de La Estrella. Pero fue evidente la merma de nazarenos que participaron respecto de otros años; algunos opinaron que se debió al crimen organizado y a la violencia entre los jóvenes, que ha dejado muchos muertos; otros piensan que fue por problemas entre los organizadores, que han alejado a mucha gente de todas las edades, otros más mencionan que la causa se debe sólo a la pereza de las nuevas generaciones: no les interesa o no tienen dinero para la cruz o el vestuario.

Lo cierto es que todos los que participaron asumieron con profesionalismo su papel en la obra: La Virgen María lloró a mares por el destino de su hijo; un intensísimo Judas quiso enmendar su traición de vender al hijo de Dios al devolver, infructuosamente, las 30 monedas, y los soldados y centuriones romanos, incólumes, aguardaron bajo el inclemente sol.

Mención aparte merece Soledad Martínez, encargada de liberar a la paloma que representa al Espíritu Santo cuando Jesús muere en la cruz: ella tiene que estar presente durante todo el desarrollo, y lo hace complacida porque para mí, conservar la tradición es lo principal. No me importa gastar unas horas de mi tiempo, no pasa nada. La paloma me costó 250 pesos en el mercado de Sonora; es una paloma gigante.

Es tal el influjo de la representación de la Pasión de Cristo que contagia/irradia a los habitantes de Iztapalapa, quienes al paso de Jesús de Nazareth a la crucifixión, lanzan diatribas y procacidades con tanto arrebato, que parece que realmente los soldados romanos condujeran a la muerte al Hijo de Dios: ¡Qué poca madre tienen! Dejen en paz a Jesusito, Ustedes no tienen corazón, ¿no ven cómo está sufriendo? Tengan compasión, Dejen a Jesús en paz, ¡putos!

En condiciones lamentables, con el rostro y pies ensangrentados y evidentes muestras de cansancio, arribó el Cristo al Cerro de La Estrella. El público que esperaba el colofón de la representación número 171 manifestó su malestar arrojando botellas de plástico a los elementos de la policía montada que venían custodiando la procesión, sólo porque sí, en opinión de Servando Salcedo: Estos güeyes (policías) sólo estorban y nos reprimen... además, no nos pueden hacer nada, somos un chingo de gente; ahora que se puede hay que aprovechar para madrearlos.

Así concluyó la 171 representación de la crucifixión de Jesús en Iztapalapa, con el Cristo crucificado, flanqueado por los ladrones Dimas y Gestas, el Espíritu Santo presente, las Magdalenas en llanto, el soldado romano verificando la muerte del Rey de los Judíos, clavándole la lanza en un costado para verificar que realmente murió, y la pasión a tope de los miles de asistentes/participantes.

Cifras oficiales

Con saldo blanco y sin incidentes concluyeron las representaciones de la Pasión de Jesucristo realizadas en las delegaciones Iztapalapa, Cuajimalpa y Gustavo A. Madero, reportaron autoridades del Gobierno del Distrito Federal y de las demarcaciones.

En Iztapalapa, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) duplicó la vigilancia, por lo cual fueron asignados 11 mil efectivos policiacos.

La zona más vigilada fue el Cerro de la Estrella. Efectivos de la policía montada supervisaron el ingreso de los actores. En la cima, el cerco de seguridad se cerró para impedir el ingreso de los espectadores, lo que generó empujones.

Se instalaron 26 carpas médicas, 13 puntos de hidratación, 47 baños portátiles, diez camiones cisterna, cuatro de recolección de basura y tres carpas de Locatel.

Paramédicos de la Cruz Roja, del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas y personal de Protección Civil atendieron a más de 20 mil personas por insolación, deshidratación, desmayos y dolor de pies; en ningún caso se requirió traslado a hospital.

Sólo un policía de la montada tuvo que ser llevado al hospital Mocel, tras caer de su caballo.

Para vigilar la celebración de la representación de la Semana Santa en Iztapalapa se contó con 24 videocámaras, un helicóptero no tripulado, siete ministerios públicos móviles y C2 móvil para monitorear las cámaras de la SSPDF.

(Con información de Josefina Quintero y Rocío González)