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Fallece Cheo Feliciano, exponente de un estilo único, que conjugó salsa, bolero y guaracha

Tuve la dicha de ser parte de lo que une la raza humana: la música

Murió en un accidente automovilístico el jueves en la madrugada, en Cupey, barrio de su natal Puerto Rico

Se presentaría mañana en Acapulco con Salsa Giant

Me siento muy logrado en todo lo que he hecho, expresó a La Jornada en marzo pasado, durante el Carnaval de Veracruz

 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de abril de 2014, p. 8

Cheo Feliciano representa para el canto caribe la expresión más alta y refinada. Intérprete de voz aterciopelada, de criollos matices y elevados acentos que supo utilizar su tesitura y versatilidad en beneficio del son, el bolero, la guaracha y la salsa. Con su muerte desaparece un estilo único, una forma de cantar que sólo se da en circunstancias y épocas especiales.

Su fallecimiento acaecido la madrugada del jueves tras perder el control de su automóvil y estrellarse en un poste de luz, no sólo viste de luto a la música latinoamericana, sino a todo el ámbito del canto popular universal.

De acuerdo con informes de la policía, el accidente ocurrió a las 4:13 de la madrugada a la altura de la carretera 176 en Cupey, cerca de la Universidad Metropolitana, en las orillas de San Juan, Puerto Rico. Cheo no traía puesto el cinturón de seguridad y el impacto fue tan fuerte que no logró sobrevivir.

De Puerto Rico a Nueva York

José Luis Vega Feliciano, nombre real del cantante y compositor, nació el 3 de julio de 1935, en Ponce, Puerto Rico. Desde pequeño lo llamaron Cheo, y años más adelante adoptó este apodo como su nombre artístico.

En 1952 se mudó con su familia a Nueva York, lugar donde comenzaría a construir la gran carrera que hoy nos deja un amplio legado.

Su primer trabajo profesional fue como percusionista en Ciro Rimac’s Review. Ahí lo escuchó Tito Rodríguez, quien le ofreció trabajar en su orquesta. Para Cheo fue una gran oportunidad ya que Tito era su inspiración.

En 1955 se integró al sexteto de Joe Cuba, y fue en octubre de 1957 cuando Cheo Feliciano debutó como cantante solitario con la canción Perfidia. Ese mismo día que debutó, el 5 de octubre, se casó con Socorro Prieto León. Conocida como Coco, compañera hasta el último día de su vida.

Con una amplia discografía, la mayoría registrada bajo el sello Fania, uno de los últimos trabajos de Cheo Feliciano fue Eba say ajá, en mancuerna con su admirador, el compositor y cantante Rubén Blades.

Su colaboración más reciente, junto con otras luminarias de la salsa, fue en el espectáculo Salsa Giants, cuyo disco fue grabado en vivo en el North Sea Jazz Festival de Curazao 2012 y presentado en la ciudad de México el 21 de febrero pasado.

Feliciano, quien recientemente se presentó en el Carnaval de Veracruz, dijo en entrevista con La Jornada que se sentía de lo mejor tras haber superado una neumonía y tener controlado el cáncer que un año atrás se le había detectado.

En aquella ocasión del cercano mes de marzo, el maestro lucía jovial. “¡Hey… familia!”, fue su saludo al reconocernos. Esa era su forma cariñosa de acercarse a uno. Sobre su salud, comentó: Estoy en estado óptimo. Pero, claro, debo seguir cuidándome, tomar mis medicamento y estar tranquilo.

Aunque eso de la tranquilidad era relativo. Cheo seguía cumpliendo compromisos personales y los contraídos con el grupo Salsa Giant, proyecto multiestelar de Sergio George, en el que participa una pléyade de cantantes consolidados y con los que este sábado 19 se presentaría en Acapulco.

Relajados en un área del hotel del puerto jarocho se le pidió a Cheo que hiciera un balance/resumen de su vida.

Es algo difícil, expuso mientras degustaba una bebida refrescante. “Pero lo que sí puedo decir es que, en la suma total el que más ha gozado soy yo. Porque he tenido la dicha de conocer todos estos pueblos, toda esta gente preciosa y ser parte del instrumento más importante de lo que se considera la unión de la raza humana: la música. Así es que me siento muy privilegiado de ser, principalmente un representante de la música de mi tierra, Puerto Rico, y de que por este medio Puerto Rico haya hecho un puente musical con Latinoamérica, especialmente con este país.

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Cheo Feliciano durante su presentación en marzo de 2014, en el Carnaval de VeracruzFoto Cortesía del Ivec

“México es muy especial para mí. Tiene una capacidad humana increíble y una apreciación del arte en general magnífica. México es una joya, es arte… Aprecio tanto el cariño que le han dado a mi trabajo”.

A Feliciano se le distinguió más como cantante de salsa, pero él afirmaba que lo suyo era la canción romántica, el bolero en particular.

“Lo de la salsa viene de mi raza, de mi raza morena. Pero dentro de mí hay un romántico –siempre lo hubo– y que ahora, a esta edad que tengo, surge en cada momento. El bolero es mi pasión; para ser honesto, siento que es un género más universal que la salsa. El bolero es un sentimiento, más allá de la melodía o perfección de notas… el bolero es un sentimiento hecho canción que requiere de una capacidad interpretativa muy especial para manifestar todo lo que encierra.

“Quiero mantenerme más en el bolero, porque es responsabilidad nuestra seguir haciéndolo para que esta juventud también lo entienda y lo viva… Sí, en lo romántico es donde quiero estar”.

Los tiempos modernos

A veces lo que llamamos progreso es un retraso. Ciertamente, la música, como otras tantas cosas de la vida, tiende naturalmente a la evolución, pero creo que la que se hace hoy día está muy tecnificada y debido a eso ha perdido candidez. Mucha de nuestra música nació sin otro vestido más que el sentimiento, era una música de sonidos bonitos, agradables. Lo que permea ahora es el volumen, el caos, la estridencia, algo que siento no es necesario. Pero los jóvenes reclaman el ruido como parte de su vida y tienen que sentir vibrar las paredes para estar complacidos y, bueno, es cuestión de gustos.

La charla en Veracruz estuvo salpicada de anécdotas de experiencias varias. En un momento, Cheo se detuvo a reflexionar sobre una época difícil y lo que devino después.

“Tuve una experiencia muy dolorosa, para mí y mi familia, y fue cuando sucumbí al vicio de las drogas. Eso fue terrible, tanto que marcó mi vida futura. Supe salvarme de ese infierno y hoy, muchos años después, lo sigo considerando como algo muy serio en mi vida y me arrepiento. Me arrepiento por todos los sufrimientos que provoqué. Lo bueno es que aprendí.

“Por lo demás, me siento muy logrado en todo lo que he hecho. Musicalmente he recibido la aceptación por mi trabajo, he sido emulado por algunos cantantes, me ha ido bien económicamente y he logrado, con mi esposa, una familia de cuatro hijos.

¿Y ahora?

“Ahora, en este momento me siento muy feliz, muy contento, muy completo… Lo único que pido a Dios es que me dé tiempo para seguir haciendo lo que más me gusta, cantar y compartir. Que se siga repitiendo ese milagro maravilloso que es la relación de amistad que, siento yo, es la razón primordial por lo que estamos aquí.”