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Crecí con esta tradición e interpretar a Jesús es algo muy importante, dice Eduardo Guzmán

Cristo de Iztapalapa cambia las pesas por la cruz y está listo para escenificar la Pasión

Elegido entre otros 13 aspirantes, durante meses realizó un arduo entrenamiento físico y actoral

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En la colonia Tenorios, en la delegación Iztapalapa, también se representa el viacrucis, tradición que cumple ya 20 años. En la imagen, grafiti colocado en la explanada, donde se realizará la Pasión de CristoFoto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de abril de 2014, p. a10

En Semana Santa el barrio de Iztapalapa se convierte en el centro religioso de la ciudad de México.

Unos dos millones de visitantes llegan para ver la Pasión de Cristo, para la cual el actor que interpreta a Jesús debe someterse a un intenso programa de preparación física.

El redentor suda mucho en estos días. Como parte de su entrenamiento, el actor levanta pesas, corre diariamente cinco kilómetros y se traslada, con la cruz a cuestas, 2.5 kilómetros cada día. Para ser el Jesús de Iztapalapa hay que estar en muy buena forma.

Al principio se me iba durmiendo el hombro, contó Eduardo Guzmán Flores, de 31 años, que este año logró el papel principal. Pero ya se acostumbró. El Viernes Santo tendrá que cargar una cruz de 90 kilos por las calles de Iztapalapa y por el Cerro de la Estrella.

A pesar de la exigencia, para Guzmán Flores se trata de un sueño hecho realidad. Desde que nací he crecido con esta tradición, entonces significa algo muy importante para mí, dice.

Semanas de ensayos

Para obtener el papel, Guzmán Flores tuvo que sortear un proceso de selección con otros 13 actores amateur. Para ser la Virgen María compitieron 45 aspirantes. El encargado de la elección es un comité de 50 miembros, en representación de los ocho barrios tradicionales de Iztapalapa.

Uno de los requisitos para el papel principal es ser nativo de alguno de los ocho barrios de Iztapalapa, ser soltero, sin compromisos, dice Roberto Guillén, presidente del comité organizador. Además, debe llevar una vida intachable; hasta beber alcohol está mal visto.

Los demás actores también pasan por un casting y después vienen semanas enteras de ensayos desde finales de enero. La Pasión de Iztapalapa es una ocupación de tiempo completo.

En los meses previos a Semana Santa, Guzmán Flores dedicó cada minuto a entrenarse, a estudiar los parlamentos y a los ensayos. Durante este semestre suspendió sus estudios de ingeniería.

Iztapalapa es uno de los barrios más poblados y con más problemas sociales de la ciudad de México. En Semana Santa se transforma en el punto neurálgico de la fe. Desde el Domingo de Ramos hasta Pascua se interpretan, según la liturgia de cada día, los momentos centrales de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.

En el camino del Gólgota, el cerro de las afueras de Jerusalén donde fue crucificado Jesús, Guzmán Flores es acompañado por numerosos nazarenos: hombres jóvenes que cargan cruces para hacer penitencia.

Legionarios romanos a pie o a caballo avanzan con Jesús y sus discípulos.

La Pasión de Iztapalapa es la mayor representación de su tipo en América Latina. En 1833 una epidemia de cólera causó numerosas muertes y 10 años más tarde los fieles empezaron a dar las gracias a Dios de esta manera por liberarlos de la enfermedad.

Desde hace años, el comité organizador busca que la representación sea reconocida por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Todos los habitantes de Iztapalapa participan a su manera.

Arreglan las calles, decoran sus casas, dice Guillén. Otros preparan el vestuario o se ocupan de dar agua y fruta a los actores.

Le hacen una fiesta, una fiesta del pueblo.

Un poco de hidratación no les vendrá mal, sobre todo a Jesús.

Además de la corona de espinas y la cruz, también las condiciones meteorológicas podrían convertir la travesía en un calvario con temperaturas cercanas a los 30 grados.