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El ex integrante de los Pregoneros del Recuerdo sufrió un accidente con su motocicleta

Murió el clarinetista Bernardo López García, director de la Danzonera Alma de Sotavento

Muchos alientistas del puerto de Veracruz sonaban gracias a su otro oficio, el de mecánico de instrumentos

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 14 de abril de 2014, p. a13

Ayer, en el puerto de Veracruz, falleció en trágico accidente vial Bernardo López García, clarinetista, arreglista y mecánico de instrumentos de aliento, ex integrante de los veracruzanísimos Pregoneros del Recuerdo y actual director de la Danzonera Alma de Sotavento.

Según reportó a La Jornada el también músico y amigo del hoy occiso, Alfonso de Jesús Martínez, los hechos sucedieron en la madrugada del domingo cuando Bernardo se dirigía a su hogar tras cumplir con un compromiso laboral. La motocicleta que conducía se derrapó hasta estrellarse en un poste de luz; él falleció de inmediato.

Originario de la comunidad de Santo Tomás, Guanajuato, Bernardo López García nació el 19 de septiembre de 1962; realizó sus primeros estudios musicales con su padre y un tío para continuar más tarde en la Escuela de Música de Guanajuato, en la que se especializó en clarinete y en saxofón tenor y alto.

Fue contramaestre de la Banda de la Marina

Muy joven llegó al puerto de Veracruz invitado por la Banda de la Marina como clarinetista; alcanzó el grado de contramaestre. En esa agrupación fue descubierto por el maestro Carlos Pitalúa, fundador y director de Pregoneros del Recuerdo, quien había diseñado un formato con clarinete y buscaba quien se hiciera cargo del puesto, ya que él pensaba en el retiro. Bernardo fue el elegido para participar en la mítica agrupación porteña.

A principios de 2001 fue llamado para hacerse cargo de la dirección musical de la Danzonera Alma de Sotavento, orquesta dependiente de la Secretaría de Turismo del H. Ayuntamiento de Veracruz, cargo que durante un tiempo alternó con sus responsabilidades en los Pregoneros. Así, tocando en una y otra orquesta, se mantuvo un tiempo hasta que decidió dejar la rumba sonera y dedicarse de lleno a los danzones.

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Bernardo López García, primero de derecha a izquierda, con sus compañeros de la agrupación los Pregoneros del Recuerdo. El músico era originario de GuanajuatoFoto Archivo

Siempre estaba dispuesto a ayudar al prójimo, dicen amigos

Además de músico, Berna o Cepilín (como le llamaba la flota porteña), se desempeñaba como mecánico de instrumentos de alientos, oficio en el que destacaba no sólo por ser uno de los pocos dedicados a tan noble oficio, sino por la calidad de sus trabajos. Muchos alientistas del puerto sonaban gracias a los prodigios de este joven maestro que como dicen sus amigos siempre estaba dispuesto a ayudar al prójimo.

Consultado vía telefónica, Arturo Pitalúa, director de los veracruzanísimos Pregoneros del Recuerdo, dijo que Bernardo López García fue un extraordinario músico, “un instrumentista comprometido con el estudio y el bien hacer musical. En la estadía con Pregoneros fue muy disciplinado y colaborador. Como persona era amable, respetuoso, bromista… bohemio ¡Un tipazo!”

El ínclito Hiram Barrientos, príncipe de los carnavales y promotor del bullicio jarocho, recordó una anécdota: en el montuno (la parte libre) del danzón Nereidas, Berna exigía pa’ la flota: ¡Qué nos sirvan Torres Diezzz!

A Berna le sobreviven su esposa Victoria, y sus hijos Nancy y Luis.