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Ver día anteriorMartes 25 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Trine Ellitsgaard: arte textil
Foto
Trine Ellitsgaard, junto a su obra Capullos de oro, durante una entrevista con La Jornada en la galería Myl, ubicada en la calle Durango 75, colonia Progreso Tizapán, donde exhibe sus obras textilesFoto María Meléndrez Parada
E

l oficio artístico de Trine Ellitsgaard implica inicialmente su formación en Dinamarca, seguida de estudios y estancias en India, Islandia y probablemente Japón para proseguir su trayectoria estableciéndose en Oaxaca.

Esta circunstancia ha adherido a lo que ya traía una recolección de materiales y de signos que podrían relacionarse con la ritualística religiosa y festiva de la región como igual con modalidades propias de la riqueza artesanal oaxaqueña. Con ésta Trine tiene en realidad poco que ver sea en el sentido formal que en el aspecto de la repetición seriada de elementos. Su producción trasciende fronteras, aunque yo no la calificaría de minimalista, como reza la cédula de presentación de su actual exposición en la Galería Myl de Tizapán, ubicada en una colonia popular, donde la construcción resalta por sus lineamientos arquitectónicos y por la índole de sus elementos constructivos.

Otras galerías o espacios museísticos hubieran pugnado por exponer este conjunto, se antoja que la artista eligió la galería Myl, no ubicada en un ámbito galerístico debido, creo, a que la distribución de espacios convenía a lo que se proponía mostrar, además de que se le confirió la facilidad de analizar los espacios a conveniencia y no sólo eso: diseñó y colaboró activamente en la museografía.

En lo personal el conjunto de la muestra resulta altamente disfrutable sin que la autora corresponda en lo más mínimo a la de una moderna Penélope que se ha pasado la vida tejiendo. Claro que hay tejidos, pero más que otra cosa hay objetos textiles que ni siquiera rehúsan la inclusión de materiales tan ajenos a lo natural como el nylon, el hilo de vidrio o la fibra óptica.

Trine no resulta ser tapicista o, mejor dicho, expande el campo de lo textil al diseño y concreción de objetos tan finos y poéticos como el plano de capullos de seda, titulada Cortina de oro, que vela el soporte fotográfico tras ella a la vez que proyecta sombra en un muro o mampara, de modo que son tres los elementos que constituyen la pieza, contrariamente, el cordón con tres nudos que abre la muestra, suspendido del techo, corresponde a una sola visión provocadora de la ilusión de trepar hasta alcanzar la techumbre abovedada del edificio. Está confeccionado con decenas y decenas de piezas concéntricas de maya comercial, en forma de donas, que contienen henequén.

No se desdeña que las obras puedan procurar una cierta actividad digamos que práctica, como la cortina que adherida al cristal, cuya transparencia deja ver unos buenos matorrales de plantas de lavanda, su diseño geométrico y muy transparente, combina nylon con hilo de vidrio, mica y polímeros.

Cada ficha especifica con claridad el material que la pieza conjuga y así sucede que la lana negra de un enredo chamula deja en el centro un trazo hecho con fibra óptica que irradia luz diseñando el contorno de una mandorla igual en forma al resplandor de la Virgen de Guadalupe, título de la pieza. Se trata de una glorificación luminosa y sintética susceptible de fungir como elemento en un templo contemporáneo. Hay piezas en lana chamula, una de ellas, dividida de arriba abajo por una tira blanca, que junto con la Guadalupana son las únicas que podría calificarse de minimal, debido a sus respectivas economías de recursos.

Un paño negro recorrido por tiras teñidas con grana cochinilla ofrece a través de dobleces, varias tonalidades que van desde el carmín claro hasta el muy subido, un tinto casi negrusco.

Torceduras, pliegues y superposiciones practicados en la tela, como ocurre en El mar, nos traen a la memoria analógica el aspecto de un mar en picada que aquí es un mar de trapo dotado de indudable capacidad evocativa.

En ese mismo tercer nivel de la galería las tripas de cerdo que vacías y aplanadas son de un grato color ocre claro, casi transparente, de agradable textura, forman con su contorno poligonal y entrecruces algo así como un ostensorio o custodia a la vez que la corona de plumas vecina circunda un espacio blanco como una hostia.

En ese mismo nivel hay varios dibujos, eso es lo que son, pero trazados y tejidos con crin de caballo que suele abandonar el plano para mostrar plenamente su idiosincrasia.

En Eclipse de semillas éstas hacen un bordado sobre papel japonés y en otro caso rellenan o arman unos contenedores que se reiteran para dar lugar a la instalación que ocupa el fondo de uno de los espacios entre dos niveles. Imposible pasar por alto la pieza hecha a partir de escobetas de limpieza adheridas a un medio círculo.

La muestra depara la impresión de que las piezas se sostienen unas a otras entre sí, dados los diferentes materiales que les dan sustancia y las versiones geometrizadas u orgánicas que las configuran, aunque cada una requiere su observación aislada misma que depara el conocer diversidades de manejos textiles como instrumentos de delicados juegos plásticos.