Sociedad y Justicia
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Propone retiro voluntario de profesores mayores de 70 años e incorporar a jóvenes

Genera inconformidad programa para renovar planta académica

Dado que el promedio de edad del profesorado crece, la UNAM instrumentó una estrategia para enfrentar esta situación

Es excluyente y viola legislación universitaria, opinan docentes

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De los 3 mil estudiantes de doctorado que se gradúan cada año en México sólo una tercera parte obtiene empleoFoto María Meléndrez Parada
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de marzo de 2014, p. 33

Uno de los principales problemas en las instituciones nacionales de educación superior es la falta de oportunidades para que los jóvenes puedan incorporarse a la docencia y a la investigación. Esto ha ocasionado que de los 3 mil estudiantes de doctorado que anualmente se gradúan en México, sólo una tercera parte obtenga un empleo; además, el promedio de edad del profesorado a escala nacional es cada vez más alto.

Cada casa de estudios ha generado sus propias estrategias para enfrentar esta situación. En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a finales de 2012 emprendió el Programa de Renovación de la Planta Académica (Prorepa), basado en dos subprogramas: uno para el retiro voluntario de profesores e investigadores mayores de 70 años y otro para la incorporación de jóvenes (con estudios de maestría o doctorado) a los espacios que desocupan los profesionales que se acojan al retiro voluntario.

Pero este plan ha generado dudas e inconformidades entre el profesorado, inclusive algunos docentes (sobre todo de bachillerato universitario) mantienen un movimiento que demanda su derogación, ya que lo consideran excluyente, discriminatorio y violatorio de la legislación universitaria, porque impone un límite de edad (37 años en el caso de hombres y 39 para mujeres) para ser beneficiario.

Uno de sus argumentos es que sólo por un criterio de edad se deja fuera de la posibilidad de obtener una plaza de carrera (tiempo completo) a la mayoría de los maestros de asignatura (contratados por horas), quienes ya cuentan con varios años de experiencia, han mantenido un compromiso constante con la casa de estudios y han continuado con su formación incorporándose a algún posgrado.

Dante Morán Centeno, titular de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico (Dgapa) de la UNAM, rechaza que el Prorepa sea excluyente. Por el contrario, dice, abrir oportunidades a los jóvenes no sólo equilibrará el promedio de edad entre profesores e investigadores en la institución, sino que introduce equidad. Si no se les da la oportunidad de trabajo, no acumulan experiencia.

El promedio general de edad entre los docentes en la casa de estudios es de 53.5 años, pero en el caso particular del bachillerato es de 58.7 y en las escuelas y facultades de 57. De los 37 mil 610 académicos que hay en la institución, 11 mil 889 son de tiempo completo y 25 mil 721 de asignatura.

El funcionario agrega que la iniciativa no atenta contra las normas universitarias, pues se basa en el artículo 51 del Estatuto de Personal Académico (EPA), que asienta que la contratación e ingreso de personal docente se debe seguir mediante el concurso de oposición abierto, salvo en casos excepcionales o para la realización de una obra determinada. En estas segundas opciones se debe establecer cierto periodo, regularmente tres años, para un interinato, y al concluir, la plaza de carrera se tiene que abrir a concurso.

El subprograma de incorporación de jóvenes a la docencia universitaria establece que los beneficiarios tendrán (se repetía incorporarán) una plaza interina por tres años (los criterios de selección los establecerá el Consejo Técnico o el director de cada entidad) y durante este periodo contarán con recursos para hacer investigación, instalarse y hacer una vida académica sana y productiva, sostiene Morán Centeno. Una vez concluido ese trienio, la plaza se concursará y en ese proceso podrá participar cualquier académico o investigador, sin importar su edad.

Sin embargo, Leda Rendón, de 32 años de edad, docente desde hace seis años del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur y quien forma parte del movimiento opositor, considera que existe inequidad, pues los académicos que se beneficien con el Prorepa tendrán ventaja sobre el resto. Además, advierte que en muchas ocasiones los concursos de oposición son poco transparentes y las plazas se asignan a quien tiene relación amistosa con los directivos. Por eso los colegas se preocupan más por el trabajo político que por el académico.

Agrega que el salario promedio de un profesor con 30 horas a la semana, incluyendo diferentes estímulos, es de poco más de 10 mil pesos al mes. Pero sólo los más privilegiados tienen ese tiempo, pues corresponde a lo directivos de cada plantel la gestión de los grupos y el número de horas y en ocasiones, sobre todo a los que protestan, les pueden dar dos horas al día: una en la mañana, a las 7 horas, y otra en la noche, a las 19.

Al respecto, el titular de la Dgapa resalta que se trata de un programa especial, como los ha habido en las dos décadas pasadas, pues la UNAM puso en operación al menos tres programas: uno para incorporar a profesores con posgrado, que ponía límites de edad; otro con el que se becaba a estudiantes para realizar un doctorado en el extranjero y a su regreso crear una plaza en la institución; y finalmente uno dirigido a la contratación exclusiva de mujeres. Al igual que el programa actual, los anteriores tenían como objetivo corregir ciertas tendencias desfavorables.

El funcionario aclara que desde que se puso en operación el Prorepa, en noviembre de 2012, se han abierto más plazas por jubilación o muerte que como parte del retiro voluntario. De acuerdo con las cifras de la dirección a su cargo, de finales de 2012 a la fecha se han realizado 441 concursos de oposición para profesores de carrera, tal como marca el EPA, mientras por el programa de renovación se liberaron 225 plazas en la primera etapa y 136 en la segunda (las cuales todavía están en proceso de retiro), con lo que se suman 361 espacios dirigidos a jóvenes.

Sobre el salario de estos profesores, Morán Centeno plantea que si bien es cierto que son 75 pesos por hora en promedio, los ingresos suben hasta 170 pesos gracias a los estímulos. Asegura que un profesor de asignatura contratado por 30 horas a la semana y con una antigüedad de 20 años gana alrededor de 24 mil pesos al mes.

Humberto Urquisa, de 36 años de edad y quien desde 2005 inició su carrera académica en la Facultad de Filosofía y Letras, considera que el mencionado programa tiene una buena intención, aunque acota que los criterios para seleccionar a quienes ocuparán las plazas interinas no son claros, y se podría pensar que no está dentro del marco normativo de la institución.

Las autoridades deberían explicar por qué este programa no se contrapone al EPA, con ello se eliminaría cualquier suspicacia o duda de que es inequitativo. Para ello recomienda que sean los cuerpos colegiados de cada escuela, y no sólo los directores, los que decidan quiénes serán los benerficiarios.

Un maestro del CCH Naucalpan de 39 años de edad, quien prefiere ser identificado como José N., debido a las represalias que se dan en su plantel, afirma que la mayoría de los docentes están en desacuerdo con este programa, pero muchos prefieren no participar en el movimiento de protesta –como es su caso–, ya sea porque no coinciden con algunas formas o porque temen ser sancionados y que se les reduzca el número de horas. Propone que además de un programa dirigido a jóvenes se generen otros para favorecer a los profesores que ya no tienen la edad para participar en el mismo.

Aun con la diferencia de posiciones, los tres docentes consultados consideran que la universidad debe negociar con los inconformes y atender sus demandas. No obstante, Morán Centeno afirma que a la casa de estudios no le conviene derogar el Prorepa, pues sería rendirnos a las tendencias de envejecimiento que estamos observando.