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Afectados piden a Autlán pagar los daños

Deforestación y derrumbes en Ixcotla, por actividad minera
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 15 de marzo de 2014, p. 25

Ixcotla, Hgo., 14 de marzo.

Aquí cuando explota la dinamita hasta los vidrios retumban; el piso de mi casa ya se abrió 11 centímetros, cuenta Eusebio Serna Pelcastre, uno de los 167 habitantes de la comunidad de Ixcotla desalojados de 65 viviendas y refugiados en el gimnasio de la cabecera municipal de Molango, luego del derrumbe de una ladera, presuntamente por la explosión de ese material, ocurrida el 16 de febrero pasado.

En su devastada habitación, en la parte alta de la ladera, de lo que ahora está convertido en un pueblo fantasma, enclavado en lo más profundo de la sierra hidalguense, don Eusebio se lamenta: Desde que entró la minera Autlán todo cambió.

El consorcio llegó a principios de los años 60 a lo que ahora se conoce como el distrito minero de Molango, y en 1964 comenzó operaciones para extraer manganeso del tajo a cielo abierto llamado Nonoalco.

La minera Autlán descubrió una veta inagotable de una variedad de manganeso muy escasa a escala mundial: el bióxido de manganeso natural. Desde entonces los trabajos de exploración y producción no cesan. El resultado: deforestación, contaminación de ríos y desgajamiento de cerros por el uso de explosivos en la apertura de tajos.

La actividad minera causó daños a la carretera que comunica a poblados de Tlazintla, Tehuizco, Xicalango, Zacuala, Temacuil, San Antonio, Ixcotla y Naopa.

En los dos años recientes, incluso algunas viviendas quedaron destruidas, según denuncias públicas y minutas de las reuniones que vecinos sostuvieron con autoridades estatales, municipales y de la minera.

Los habitantes de Naopa se quejan de que, al igual que ocurre con las casas de Ixcotla, unas 104 viviendas de ese poblado sufrieron daños estructurales y grietas debido a las detonaciones de dinamita.

No obstante, autoridades de Protección Civil estatal y del ayuntamiento de Molango, encabezado por Daniel Hernández Valdez, atribuyen los desgajamientos y las fracturas de paredes y pisos de las viviendas a la inestabilidad del terreno, producto de una falla geológica y del reblandecimiento de las laderas por escurrimientos de agua.

Pero don Eusebio, quien radica en Ixcotla desde hace 30 años, poco menos que la mitad de su vida, asegura: Los de la mina echan cuetes de noche o de madrugada, tras lo cual se desliza un montón de tierra.

La secretaria del ayuntamiento, María Guadalupe Mercado Reyes, ignora si la minera debe asumir responsabilidades, pues no sabemos bien hasta qué punto está involucrada.

Este viernes se cumplieron 26 días del deslave en Ixcotla, que sepultó cinco viviendas; de las 167 personas desalojadas, sólo 25 permanecen en el albergue.