Ixtapan de la Sal, Méx., 13 de marzo.

En 2014 o en los próximos años se espera un gran brote de dengue en el país, enfermedad que va en ascenso. Por el número de casos –alrededor de 60 mil en 2013–, México ya ocupa el cuarto lugar mundial en prevalencia, advirtió Jorge Méndez Galván, investigador del Hospital Infantil de México Federico Gómez.

Es un problema de salud que en el transcurso de una década creció seis veces en la República, y cada vez más en sitios donde nunca antes se había dado la transmisión de la enfermedad, dijo.

Durante 10 años, Méndez Galván fungió como director del Programa Nacional de Vectores de la Secretaría de Salud (Ssa), donde se da seguimiento al comportamiento de la infección. Hoy comentó sobre esta actividad y sobre la transmisión del padecimiento en el continente.

Por los datos sobre la actividad del dengue en la región, señaló que se puede anticipar el riesgo de un brote grande a causa del serotipo 3, el cual empezó a circular entre 2011 y 2012 en algunos estados del sur de la República.

El especialista participó en el seminario Dengue, organizado por el laboratorio farmacéutico Sanofi, donde comentó que hay cuatro tipos de virus. Los tipos 1 y 2 han tenido presencia constante en México, por lo que diversos sectores de la población ya tienen inmunidad contra ellos, sobre todo en las llamadas zonas endémicas: costas y áreas con clima tropical y/o temperaturas de entre 25 y 35 grados centígrados. En estos lugares existen las condiciones para que el mosquito transmisor Aedes aegypti viva y se reproduzca.

César Martínez, infectólogo pediatra del Hospital Universitario de Nuevo León, explicó que el insecto sobrevive en condiciones de humedad y con la temperatura mencionada.

De ahí la importancia de las campañas sanitarias que promueven la limpieza de los patios y la descacharrización, que significa evitar la acumulación de agua en recipientes y charcos, así como la acumulación de basura, donde también se puede estancar el líquido.

Los grupos de mayor riesgo para contraer la infección son los niños y los adultos que no han estado expuestos a los virus y, por lo tanto, carecen de anticuerpos.

Méndez Galván destacó que la mayoría de los mexicanos no están protegidos contra la cepa 3, pues el último brote ocurrió a finales de los 90, hace unos 15 años. Con base en la historia de la enfermedad, se sabe que los casos más graves, y que llegan a ocasionar mayor mortandad, se presentan cuando se activa un serotipo distinto, como sería el caso del tipo 3.

Otro sector de alto riesgo para enfermar y presentar complicaciones severas, incluso perder la vida por esta causa, son los individuos que tienen otros padecimientos, como obesidad, diabetes e hipertensión arterial, y aquellos con un sistema débil de defensas, señaló.

Una experiencia previa, dijo, con la diseminación del dengue ocurrió con el tipo 2, a finales de la década de los 90. Cada año avanzó del sur hacia el norte del territorio nacional, hasta 2005, cuando ya tenía presencia en toda esa región.

De hecho, precisó, en ese lapso se dio la mayor expansión del padecimiento. Mientras en el periodo de 2000 a 2004 se reportaron 6 mil afectados, entre 2005 y 2009 la cifra creció a 35 mil.

Y sólo en 2012, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud, el número de enfermos llegó a alrededor de 60 mil, con lo que México se situó en el cuarto lugar mundial, después de Brasil, Indonesia y Vietnam.

La globalización, los fenómenos migratorios y en general la mayor movilidad de personas en el mundo han favorecido la diseminación del dengue, explicó Martínez.

Asimismo, comentó sobre la dificultad para el diagnóstico de la infección, porque la mayoría de los síntomas son inespecíficos y se pueden confundir con otros males, como gripe. Los afectados presentan fiebre, malestar general y dolor de articulaciones.

Los médicos, señaló, enfrentan el problema de que no hay un tratamiento que controle la enfermedad y sólo pueden prescribir fármacos para los síntomas que se presentan en una tercera parte de los pacientes.

El laboratorio Sanofi continúa la investigación para el desarrollo de una vacuna, la cual se encuentra en la etapa de prueba del producto en personas. Se espera que saldrá al mercado en 2015.