Opinión
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Andanzas

Los cisnes de Sochi 2014

J

uegos y portentosas competencias se han sucedido una tras otra en la nevada región de Sochi durante el desarrollo de los Juegos Olímpicos de Invierno en este movido 2014 en la inmensa Rusia, que alguna vez en el siglo XX resistió con valor épico la cargada y el sitio terrible a la ciudad de San Petesburgo, llamada entonces Leningrado, bombardeada durante meses todos los días por los ejércitos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial; pueblo fuerte y de heroísmo histórico resistiendo meses, casi un año, sin agua ni alimentos y que Shostakovitch reflejó en su novena sinfonía, Leningrado, tan magistralmente .

Ahora, escenario esplendoroso de esta olimpiada del siglo XXI, dividida en diversas republicas y sofocada por una vigilancia estricta ante las amenazas latentes, Sochi desarrolla el milagro conmovedor de la juventud del mundo compitiendo, jugando sus años de entrenamiento y esperanza en la armonía y la hermandad de los pueblos, el espíritu de este evento magnifico.

Inútiles críticas quejosas y malévolas de todo tipo de segundones ante la verdad objetiva de esta reunión esplendida de gente; miles de gentes que aún creen, se arriesgan y apoyan a las olimpiadas, las disfrutan y fortalecen.

Sin embargo, muy lamentablemente, el estallido, los muertos los heridos, y los ofendidos que de algún modo se han unido a la multitud de terribles sucesos de muerte, crímenes y desesperación, panorama atroz que parece actualmente recorrer el planeta, como las furias enloquecidas cobrando su tributo de sangre, que también salpica a nuestra amada Latinoamérica.

Afortunadamente, pudimos disfrutar del espectáculo esplendido de los famosos cisnes del ballet en su propia tierra, porque El lago de los cisnes es de toda Rusia y también de la humanidad. Cisnes extraños, diferentes, respirando la música de su creador maravilloso, Piotr Ilich Tchaikovsky. Pero los cisnes de Sochi eran de otra conformación. Extrañas criaturas en perfectos diseños coreográficos sin nada que ver con la coreografía del ballet de Petipa, El lago de los cisnes; botitas de patinadoras, ligeras faldas a media pierna de amplio vuelo, nada de tutú o zapatillas de ballet; y una sombrilla también blanca largando sus listones y cintas transparentes, como ellas, las bailarinas, girando y girando con suavidad y precisión asombrosa

Y estos cisnes fascinantes, casi hipnóticos, girando siempre, esparcían su hechizo bellísimo, calmo y tranquilo, pero audaz y certero, sin duda nos transportaron a la región del ensueño, la paz y la belleza de la armonía, en un dechado de pericia, imaginación y creatividad; un gran dominio académico y esa disciplina del ballet ruso donde ni un braceo, o pierna, se salen del diseño, el espacio, el tempo y la dinámica exacta, donde los adjetivos y alabanzas no alcanzan para describir tanta belleza y pericia.

Insólitos los cisnes de Sochi en la apertura de estos Juegos Olímpicos de 2014, como increíbles las competencias de la gimnasia a manos libres, donde el poderío corporal, hijo de un entrenamiento riguroso, con la inclusión de la técnica dancística y la creatividad coreográfica; simplemente nos revelan el campo a recorrer posiblemente en la conquista de nuevos alardes del virtuosismo balletístico, donde indudablemente las bailarinas de ballet, contemporáneo, son atletas. Gente que ya ha transgredido el movimiento fulanito de tal, del código balletístico para conquistar asombrosas secuencias y combinaciones ya en un nuevo terreno de la danza y el ballet de impacto y belleza nunca antes visto.

Me parece que ya es demostrada la capacidad del cuerpo humano. Acróbatas, cirqueros, bailarines y deportistas se topan en la lona del arte, la creatividad coreográfica y la capacidad de combinación evidente en los diversos espectáculos que el día de hoy circulan por todo el mundo.

Sólo es necesario romper barreras y poseer una finísima estructura artística, imaginación poderosa y conocimientos muy sólidos y precisos de la estructura corporal y ósea del cuerpo humano; oído finísimo y gran sensibilidad musical, y ni que decir de la famosa creatividad, donde la audacia es el juego.

De este modo una vez más, al menos en el ballet que es lo que nos concierne, aunque con una pinceladita de lo demás, afirmo la superioridad balletística de este pueblo que acunó y desarrolló, precisamente la técnica, el código, la escuela de esta disciplina maravillosa; transformando, mejorando y repartiendo por todo el mundo, aquellas enseñanzas de los maestros franceses e italianos que sembraron la semilla en Rusia, así como el impulso y apoyo de la gran zarina de todas las Rusias, Catalina la Grande, quien además tuvo la gran idea de abrir la escuela de ballet con jóvenes huérfanos, apadrinados por el estado, para conformar el Gran Ballet Ruso.