Dos premios Nobel de Literatura y más de 170 escritores, científicos, artistas y ambientalistas, exigieron a los presidentes de Estados Unidos y México, Barak Obama y Enrique Peña Nieto, respectivamente, así como al primer ministro de Canadá, Stephen Harper, discutir el destino de la mariposa Monarca –que está en riesgo de extinción– durante la cumbre que se llevará a cabo la próxima semana en Toluca.

En carta abierta signada por el presidente del Grupo de los Cien, Homero Aridjis, y el representante de Make Way for Monarchs, Gary Paul Nabhan, se pide a los gobernantes mostrar voluntad para salvar al símbolo viviente del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

En el documento, que signan Orhan Pamuk, de Turquía, y el noruego Tomas Tranströmer –premios Nobel de Literatura–, se insiste a los líderes de los tres países de América del Norte sobre la urgencia de que adopten medidas para proteger a las mariposas Monarca, que migran cada año de Canadá a México huyendo del frío, en un fenómeno migratorio multigeneracional, considerado único entre los seres vivos, que ha disminuido de forma alarmante.

También firman la misiva escritores como el estadunidense Paul Auster, la canadiense Margaret Atwood, los mexicanos Elena Poniatowska, Hugo Gutiérrez Vega y Laura Esquivel, y los nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez, así como el cineasta Arturo Ripstein, el fotógrafo brasileño Sebastiao Salgado y el ambientalista Robert Kennedy, junto con científicos internacionales especialistas en el tema.

En la misma, piden a los gobernantes tomar conciencia del problema, del riesgo de perder la migración que se da a través de nuestro inmenso continente, su espectacular conglomeración invernal, en el eje neovolcánico del México central, y su valor educativo para los niños de las tres naciones por las que pasa la mariposa.

Habiendo monitoreado la población de la mariposa Monarca en las pasadas dos décadas, nos hemos dado cuenta que la situación es muy desalentadora, ya que el área total que ocupan ha caído de un promedio de 6.7 hectáreas a 0.67 hectáreas en la temporada actual, lo que representa una reducción de 90 por ciento.

Escritores, intelectuales y científicos sostienen que la pérdida del hábitat de reproducción en el centro de Estados Unidos, por el uso intensivo de herbicidas en la agricultura, y la tala clandestina en México, han provocado que este invierno la mariposa Monarca sólo haya llegado a siete de las 12 zonas donde tradicionalmente se protege del fríoFoto La Jornada Michoacán

Este invierno han llegado mariposas a sólo siete de los 12 sitios tradicionales. Las causas de esa reducción, detallan, son: durante el verano, la pérdida de su hábitat de reproducción, debido a la agricultura químicamente intensiva en los campos del centro de Estados Unidos, donde luego que germinan los campos de maíz y soya genéticamente modificados, son rociados con herbicidas que matan el algodoncillo, principal alimento de la mariposa Monarca.

Además, la especie está amenazada por la degradación de su hábitat invernal en México debido a la tala ilegal de árboles, que si bien se ha logrado detener, persiste la llamada tala hormiga y las mariposas dependen de la cubierta protectora no degradada, constituida por los bosques de oyamel.

Resaltan que “México está lideando con sus problemas de tala, mientras Estados Unidos y Canadá enfrentan los impactos negativos de sus políticas agrícolas.

Para reponer la pérdida del hábitat de la mariposa, proponen a Obama, Harper y Peña Nieto plantar algodoncillo en todos los bordes de los 5.1 millones de carreteras que existen al este de las montañas Rocallosas, lo que podría contribuir con más de 7.7 millones de hectáreas de hábitat con el alimento de las Monarca, en su fase de orugas.

Si dos monarcas fueran producidas por cada 0.4 hectáreas de hábitat, esas cunetas podrían producir 40 millones de mariposas, aproximadamente la décima parte de las que han invernado en México durante los últimos 20 años.

Asimismo, plantean la necesidad de que las comunidades agrícolas de Estados Unidos excluyan cultivos en las márgenes de sus campos, mediante un programa de incentivos a los productores. Todo ello podría contribuir de manera significativa para que siga existiendo la mariposa más venerada del mundo.