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Cunde la sicosis entre sus habitantes, advierte el alcalde

Con vigilancia reforzada, Yautepec vive en el temor a los secuestros
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de febrero de 2014, p. 5

Yautepec, Mor., 11 de febrero.

Individuos armados secuestraron a un chofer de taxi en esta localidad en diciembre de 2013 y exigieron un rescate equivalente a 3 mil dólares. Su familia pagó, pero los secuestradores de todos modos lo mataron.

En la misma ciudad morelense, un estudiante de 22 años fue secuestrado y asesinado porque su familia no pudo reunir los 30 mil dólares que le pedían. Por otra parte, hombres armados irrumpieron en una reunión de Alcohólicos Anónimos, se llevaron al dueño de una ferretería y también lo mataron.

Tan sólo en el pasado mes de diciembre, al menos siete personas fueron secuestradas en Yautepec, según indican organizaciones comunitarias. Todos menos uno fueron asesinados después de que se pagaron rescates a cárteles del narcotráfico ‘‘que buscan nuevas fuentes de ingreso ante la ofensiva gubernamental que generó el arresto o la muerte de varios capos’’, de acuerdo con las autoridades.

Asustados y furiosos al mismos tiempo, los residentes de Yautepec han realizado varias manifestaciones de protesta frente a la presidencia municipal, exigiendo al gobierno que intervenga. El secretario de Seguridad Pública del estado de Morelos asumió el control de la policía municipal el mes pasado y envió cientos de agentes, prometiendo resultados inmediatos.

Pero en esta ciudad otrora turística, que está resultando un banco de pruebas de las tácticas para combatir los secuestros, la gente no se anima a salir de noche, está pendiente de cualquier auto manejado por un desconocido y sufre lo indecible cuando un ser querido no llega a casa a tiempo.

Los residentes se muestran esperanzados de que hayan llegado refuerzos policiales, pero dicen que no creen que las instituciones gubernamentales, que según ellos están llenas de funcionaros corruptos, vayan a tener un impacto a largo plazo en un problema que ha alcanzado proporciones epidémicas en esta región de plantaciones de caña de azúcar y tomate donde abundan las casas de fin de semana de la clase media de la ciudad de México.

El alcalde de Yautepec, Agustín Alonso Mendoza, dice que las críticas obedecen a una ‘‘sicosis de origen político’’. Al no haber estadísticas confiables, nadie sabe realmente qué pasa.

‘‘Ahorita hay retenes, pero no vemos una investigación, no hay información. Esa es a veces la impotencia, la tristeza del pueblo’’, declaró Israel Serna, legislador estatal del partido Movimiento Ciudadano, que participó en las protestas frente a la alcaldía. ‘‘La gente no ve que su gobernante, que su presidente municipal, que su diputado federal, su senador, su gobernador, den la cara, (por lo que) se empiezan a organizar’’.

Las autoridades aseguran que el aumento de los secuestros ‘‘es consecuencia directa de la represión al crimen organizado’’. El gobierno libra desde hace siete años una guerra contra el narcotráfico y ha informado que las organizaciones más grandes ‘‘han sido desmanteladas’’.

En consecuencia, añaden las autoridades, miles de miembros de esas bandas se dedicaron al secuestro tanto de gente próspera como de personas humildes en sitios como Yautepec, con el fin de conseguir dinero rápido.

El año pasado, el índice de secuestros alcanzó su nivel más alto en 16 años. Oficialmente se habló de mil 695 secuestros, pero encuestas gubernamentales indican que menos de 2% de los plagios son denunciados a la policía. De ser cierto, la cifra real de secuestros podría ser superior a los 100 mil anuales.

Yautepec se encuentra en el centro de una zona rural relativamente próspera y densamente poblada, que figura entre los cinco puntos con más secuestros per cápita, según estadísticas del gobierno mexicano. Cuernavaca es una de las sedes históricas del cártel de los Beltrán Leyva, una poderosa organización que se resquebrajó por la muerte de sus líderes.

Una célula del cártel comenzó a secuestrar a miembros de la clase media del estado de Morelos: comerciantes, maestros y agricultores prósperos que viven a lo largo de unos 50 kilómetros entre Cuernavaca, Cuautla y Yautepec, de acuerdo con Jesús Alberto Capella, ex jefe de la policía de Tijuana que el mes pasado fue nombrado secretario de Seguridad Pública estatal.

‘‘Los lugartenientes de los cárteles, o quienes quedaron huérfanos, se han dedicado a desarrollar este tipo de actividades’’, afirmó Capella. ‘‘La crisis en Yautepec tiene que ver con el problema del grupo delictivo que tenemos en el estado, secuestrando con un nivel de rudeza mayor a la que están acostumbrados, con homicidios de víctimas, lo cual no es muy común’’, agrega.