Sociedad y Justicia
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Aún está débil, dice vicecanciller Juan José García

Náufrago salvadoreño podría iniciar el retorno a su país este viernes
 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de febrero de 2014, p. 42

San Salvador, 5 de febrero.

Autoridades de El Salvador aseguraron este miércoles que el náufrago José Salvador Alvarenga podría retornar al país en los próximos dos días desde Islas Marshall, donde aún recupera fuerzas tras la insólita travesía de 13 meses a la deriva en el océano Pacífico.

Lo más conveniente es que el señor Alvarenga viaje directamente hacia El Salvador. Estaría iniciando el viaje al más corto plazo, aseguró a periodistas el vicecanciller para salvadoreños en el exterior, Juan José García.

Por el momento, la cancillería salvadoreña tramita la entrega de un pasaporte provisional para Alvarenga, quien estuvo náufrago por 13 meses en una pequeña lancha pesquera en el océano Pacífico.

No me quiero comprometer con una fecha (de cuándo estaría llegando al país el náufrago), pero estamos trabajando para que en las próximas 48 horas el señor Alvarenga pueda iniciar su viaje, remarcó García.

Según el funcionario, se está buscando asistencia logística de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) con el propósito de repatriar a Alvarenga a El Salvador, lo que incluiría asumir el costo del boleto de avión y que personal de ese organismo lo acompañe hasta suelo salvadoreño.

José Salvador, desaparecido tras zarpar en una pequeña embarcación de pesca el 21 de diciembre de 2012 desde el municipio de Pijijiapan, en Chiapas, México, fue encontrado con vida el jueves de la semana pasada en el lejano atolón coralino de Ebon, en Islas Marshall, en Micronesia, vistiendo apenas un calzón hecho jirones.

El vicecanciller García confirmó que el estado de salud del náufrago es muy estable. Salvo unas pequeñas laceraciones, no tiene ningún síntoma de demencia a causa de la travesía y está en condiciones de viajar.

El funcionario salvadoreño aseguró que cuando Alvarenga retorne a El Salvador, se le proporcionará ayuda para que obtenga un empleo en el país y pueda reintegrarse como persona productiva.

El pescador de 37 años dijo que sobrevivió comiendo pescados y pájaros crudos, bebiendo sangre de tortugas marinas, orina y agua de lluvia. Su compañero, que José Salvador llama "Miguel", pero quien presuntamente se llamaba Ezequiel Córdoba Ríos, murió a los cuatro meses, según Alvarenga, debido a que no podía comer pescado crudo y vomitaba.

La familia del joven mexicano que acompañaba al pescador salvadoreño y que falleció durante su travesía a la deriva por el Pacífico, pidió este miércoles a las autoridades mexicanas que obliguen al náufrago a regresar primero a México para explicar su muerte.

Queremos saber qué fue lo último que le dijo, por qué fue que se negó a comer. Yo digo que, estando allí, lo que quieres es sobrevivir. No puedo creer que se haya negado, tenía buena salud, dijo Romeo Córdoba Ríos, hermano de Ezequiel, el joven mexicano que naufragó junto a Alvarenga en diciembre de 2012.

Desde la humilde casa que comparte con sus padres y otros ocho hermanos en El Fortín, en el municipio de Pijijiapan (Chiapas, sureste), Romeo explicó que Ezequiel –quien tenía 24 años, aunque Alvarenga le calculaba 15 o 16 años– no conocía directamente al salvadoreño y fue por un acuerdo de “último momento" que decidió ir a pescar tiburones con él.

Pescadores ex compañeros de Alvarenga dijeron que una dieta que incluía sangre de tortuga y hasta croquetas para perro fue lo que salvó al pescador salvadoreño al prepararlo para su naufragio.

Los colegas de Alvarenga en México creen fervientemente en la historia de supervivencia de su amigo Chancha, como le llaman.

Él no era asqueroso, no, qué va, comía de todo, contó este miércoles a la Afp Belarmino Rodríguez, un hombre de bigote blanco y jefe de Alvarenga hasta que se perdió en el océano Pacífico mientras pescaba tiburones.

Cuando comía “las sardinas que no sirven para vender, de esas que usamos para carnada, le decíamos ‘¡No Chancha!’, y él decía con su voz gruesa: ‘sí, hay que enseñarse a todo’”, añade Rodríguez bajo una choza de palma en la humilde comunidad de Chocohuital Chiapas, donde Alvarenga residió unos 15 años, tras abandonar su natal El Salvador.