Los campesinos de Michoacán, en particular quienes habitan en los municipios de Tierra Caliente, continúan en la incertidumbre ante la comercialización de sus cosechas; quienes logran colocarlas en el mercado obtienen precios menores a los vigentes, aseguró Alberto Galindo, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional.

Explicó que la presencia de los grupos de autodefensa ha ayudado a dinamizar la venta de las cosechas; sin embargo, los productores de sorgo de Apatzingán siguen afrontando dificultades, pues los compradores de los estados de México y de Guanajuato temen acudir a la región. No hay quien compre las cosechas y los que llegan las adquieren en 2 mil 500 pesos por tonelada: 200 pesos menos que el precio, ya de por sí bajo, que predomina en el mercado, abundó.

Apuntó que los pequeños agricultores suman pérdidas, debido a que la delincuencia organizada los obligaba a pagarles cuotas o de lo contrario incendiaban sus parcelas o se apoderaban de ellas.

“No hay datos exactos, apenas empiezan a fluir algunas informaciones. Sigue el temor y la incertidumbre. En el caso del aguacate, los productores tenían que pagar entre 2 mil y 3 mil pesos por hectárea sembrada; los viveristas, 1.50 pesos por planta, y los empacadores de 3 mil a 4 mil pesos por tonelada.

Alberto Galindo manifestó que el comercio de las cosechas no se ha normalizado y consideró que si el conflicto se alarga los problemas se agudizarán porque las rutas ahora están entre dos fuegos.

Al respecto, la Unión Agrícola del Estado de Michoacán asentó que los productores confían en que los índices delictivos disminuyan y que las autoridades estatales y federales realmente apoyen a los campesinos y dejen de darles sólo paliativos y dádivas.

Los campesinos del estado tienen vocación exportadora, ánimo de tener altas producciones de granos, oleaginosas y frutas; esperan que se impulsen las inversiones en el sector agropecuario para terminar con los rezagos.