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Las partes acuerdan negociar obras y retiro de denuncias, entre otras demandas

Liberan indígenas a 6 funcionarios retenidos en Altamirano
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 19 de enero de 2014, p. 25

San Cristóbal de Las Casas, Chis., 18 de enero.

Indígenas tojolabales del municipio de Altamirano liberaron este sábado a seis funcionarios municipales y estatales que tenían retenidos desde hace ocho días, para exigir la pavimentación de una carretera de 49 kilómetros y la entrega de recursos para proyectos productivos, entre otras demandas, informaron fuentes gubernamentales.

Explicaron que el acuerdo entre funcionarios estatales y municipales y representantes de los indígenas se firmó casi al mediodía de hoy luego una reunión que inició el viernes, en la comunidad Candelaria, municipio de Altamirano.

Las partes convinieron en que se instalarán mesas de trabajo para atender las demandas de los inconformes, entre ellas el retiro de las denuncias penales iniciadas en octubre pasado por daños ocasionados a la alcaldía en el contexto del movimiento magisterial y las que se abrieron luego de la retención de los seis funcionarios.

Los servidores públicos que el 10 de enero fueron retenidos por más de 300 indígenas en la cabecera de Altamirano son el delegado de Gobierno en la zona, Caridad Alcázar; el síndico, Aurelio Gómez López; el secretario técnico del ayuntamiento, Liborio Varela Pinto; los regidores Oscar Vázquez Luna y Alfredo Torres González, así como el policía Carlos Jiménez.

Varela Pinto informó que los primero tres días los mantuvieron en el poblado de Carmen Rusia y luego en Candelaria –dos de las más alejadas de la cabecera municipal–, donde tuvo lugar la reunión en la cual se negoció finalmente su liberación.

Detalló que los seis funcionarios salieron de Candelaria alrededor de las 11:30 horas de este sábado, cuando estaba por firmarse el acuerdo entre los indígenas y las autoridades estatales y municipales.

Al principio nos trataron muy mal porque estábamos incomunicados, encerrados, nos cambiaban de casa, golpeaban las puertas y no nos dejaban dormir; porque además estaban armados con palos los 30 indígenas que nos cuidaban para que no escapáramos, comentó.