Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 22 de diciembre de 2013 Num: 981

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Editores y ediciones de la obra de María del Mar
Evangelina Villarreal

Guillermo Tovar de
Teresa, breve estudio
biobibliográfico

Rafael Barajas el Fisgón

Guillermo Tovar
de Teresa

Verónica Volkow

El aro de Urano:
Luis Cernuda

Enrique Héctor González

A 50 años de su muerte
Rodolfo Alonso

Luis Cernuda, la muerte
y el olvido

Ricardo Bada

Un retrato de
Miguel Nazar Haro

Marco Antonio Campos

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Poesía
Antonio Soria
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Juan Manuel Roca
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

A 50 años de su muerte

Rodolfo Alonso

En la tómbola incierta de las conmemoraciones, parece haberle tocado ahora
–inesperadamente– al más secreto y hondo de los poetas andaluces. Siempre discreto y reservado, siempre fino y distante, Luis Cernuda (1902-1963) supo combatir por la República y pagar con su exilio interminable en el México fiel, donde encontró la tumba, un 5 de noviembre de hace medio siglo. Estruendosamente silenciado entre sus compatriotas, nunca dejó de responder con altivo desdén y sutil ironía al ninguneo absoluto con el que fue afligido.

Quizá por eso, dedicó uno de sus poemas memorables (“con unas violetas”) al más ácido y mordaz crítico de la sociedad española, el agudo cronista Mariano José de Larra. Ese mismo texto que comienza, tan bellamente, con una de las líneas indelebles del poeta Cernuda: “Leves, mojadas, melodiosas...”