Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 22 de diciembre de 2013 Num: 981

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Editores y ediciones de la obra de María del Mar
Evangelina Villarreal

Guillermo Tovar de
Teresa, breve estudio
biobibliográfico

Rafael Barajas el Fisgón

Guillermo Tovar
de Teresa

Verónica Volkow

El aro de Urano:
Luis Cernuda

Enrique Héctor González

A 50 años de su muerte
Rodolfo Alonso

Luis Cernuda, la muerte
y el olvido

Ricardo Bada

Un retrato de
Miguel Nazar Haro

Marco Antonio Campos

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Poesía
Antonio Soria
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Juan Manuel Roca
Cinexcusas
Luis Tovar


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La Jornada Semanal

 

María del Mar en 1930

Editores y ediciones de la obra de
María del Mar

Evangelina Villarreal

En 1925, Enrique Fernández Ledesma dio a conocer El alma desnuda, el primer libro de María del Mar. En El Museo de las Letras, la página literaria de El Universal, destacó el valor de la obra colocando a la autora “en el plano limítrofe de los eminentes poetas”. Ernesto García Cabral, el Chango, realizó para El alma desnuda un hermoso dibujo sobre delgado papel tipo albanene. En tono rojo encendido dibujó una silueta femenina desnuda de largo cabello, que camina al lado de una enorme luna al tiempo que un animal fantástico irrumpe en la escena con un salto.

La novela La corola invertida, de 1930, tiene una sencilla portada con caracteres art déco en naranja y negro. Leopoldo Méndez realizó los grabados en madera que hacen alusión a cinco fragmentos de la edición, cuyo tiraje se limitó a quinientos ejemplares numerados. En ti, solo distante… fue publicado en 1937 por Editorial Fábula de Miguel n. Lira, con sólo trescientos ejemplares numerados:

Has olvidado que a la vida
no la podemos detener,
que la ilusión queda marchita,
si siempre buscas un ayer.

Que nuestro paso va en la sombra
como una barca sobre el mar.
Aislado punto, que interroga
a la callada eternidad.

Y en este octubre, ya en derrota,
que te ha entregado mi cantar,
veo que te alejas de la rosa
que se animó en mi soledad.

Te has olvidado de la vida
que no podemos detener,
y del futuro que se inclina
hacia el ocaso del no ser.

Y de mi queja y de mi risa,
y de mi beso de mujer,
y de la muerte que principia
porque en mi anhelo no te hallé.

Ven, que si tardas, a la vida
no la podemos detener.

Francisco Díaz de León es el autor de las xilografías para los libros de 1939 Cántico del amor que perdura y Tres cartas a Hans Castorp. Estuvo al cuidado de la edición de ambas obras junto con Francisco Orozco Muñoz. Para Cántico del amor que perdura, de sólo diecinueve páginas, Díaz de León realizó siete grabados y uno para cada una de las Tres cartas a Hans Castorp, facsimilar manuscrito de trescientos ejemplares numerados.

Carlos Alvarado Lang ilustró con hermosos grabados Sombra de flor en el agua, libro de poemas que publicó la Editorial Prisma en 1943, asegurando que “pondrá en el ánimo de sus lectores un gajo de paz, un relámpago de belleza, en esta hora de tragedia universal.” En 1945, Prisma publicó Luz en la muerte, obra en prosa con apuntes del dibujante mexicano Juan Madrid.

María del Mar obtuvo en 1951 el primer premio en los Juegos Florales de la Revolución, a los que convocó el Partido Revolucionario Institucional. El Canto panorámico de la Revolución fue ilustrado por el artista catalán José María Giménez Botey. En 1964, Leopoldo Méndez le obsequió a la autora una nueva edición especial, en la que incluyó la portada de la Exposición Agorista de 1929 y grabados de José Guadalupe Posada que estaban en poder del Taller de Gráfica Popular. Un fragmento:

Es en Puebla. La noche en terciopelos de amaranto
desgarra las estrellas de su manto
y se ofrece en angustia vertical,
a este cuerpo caído
que empieza la guirnalda de tus héroes,
Cauce Revolución,
a este Aquiles Serdán, estrofa de tu canto
y soldado en tu pléyade inicial.

El prólogo de Vida de mi muerte fue escrito por Elías Nandino, que exaltó la calidad de los sonetos que componen la obra, “la intrepidez metafórica, el estreno de la rima y el agrandamiento del significado de las palabras, dentro del reducido espacio de catorce líneas.” El libro fue publicado en 1960 por Editorial Estaciones, y fue ilustrado por la gran dibujante y muralista soriana Elvira Gascón.

Eres vital en mí porque aconteces
en los desiertos de mi sangre esquiva,
y en mi anímica sed siempre cautiva
del abismo estelar con que la acreces;

porque estando distante me estremeces
con llama dulce que mi fuego aviva,
en tactos de emoción retrospectiva
que repasan el gozo que enalteces.

El dardo del pesar ya no me alcanza,
renazco en espirales de alabanza
que ascienden por la eterna geometría;

lo que fue, nada más es fruta amarga,
mi asombro en costa musical se alarga

y se dispersa en polvo mi agonía.