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El gobierno se ha concentrado en la eliminación de restricciones, critica Adrián Lajus

Antes que una reforma energética debe solucionarse la cleptocracia: experto

Vamos a perder mucho más si metemos a la IP, un regulador corrupto y robos en la burocracia

 
Periódico La Jornada
Miércoles 20 de noviembre de 2013, p. 25

Cualquier reforma energética que pretenda implementarse en el país antes deberá plantear soluciones al problema de la cleptocracia que prevalece en México, afirmó el presidente de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (CNSNS), Juan Einbenschutz.

Si tenemos problemas de robos en el sistema burocrático, más un regulador corrupto, y metemos a los privados (empresarios privados en el sector energético), vamos a perder mucho más de lo que se perdería en caso de mantener las cosas como están, afirmó durante su participación en el seminario Petróleo y gas natural en América del Norte: los cambios recientes y sus consecuencias geopolíticas, organizado por el Consejo Mundial de Energía, sección México, en El Colegio de México.

En el mismo foro el director del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), Vinicio Suro Pérez, advirtió sobre una carencia total de recursos humanos altamente calificados que sustenten cualquier proyecto de desarrollo de energías no convencionales.

Desde el punto de vista de Juan Eibenschutz, hay cosas que se deben resolver en la industria energética mexicana y que no se mencionan en ninguna de las propuestas de reforma presentadas hasta ahora. No es cierto, afirmó, que la era de los hidrocarburos vaya a terminar porque se vayan a terminar esos recursos, así como la era de piedra no terminó por falta de piedras.

Más bien, añadió, será por otras cuestiones como el cambio climático o la evolución tecnológica. A la luz de las propuestas de reforma energética se observa que son más bien en términos filosóficos, porque en la parte técnica los problemas están relativamente resueltos, dijo.

“La cuestión de la soberanía que se discute si se abre la industria a la inversión privada no se basa en una empresa ineficiente y monopólica, ni en que todo lo privado es malo. El reto de la reforma es pretender hacerla si antes no se resuelven los problemas derivados de la cleptocracia. No se puede tener un país moderno y competitivo si no se garantiza que hay certidumbre en las operaciones”, afirmó.

En la misma mesa de discusión, Suro Pérez advirtió que la carencia de personal altamente capacitado va a ser una limitante para el desarrollo de los grandes proyectos de energía no convencional; no tenemos al personal y a eso se suma un ente regulador con poca experiencia, dijo.

Mencionó, por ejemplo, los sistemas de recuperación de crudo o las nuevas técnicas de fractura para extraer los hidrocarburos, ya sea petróleo o gas. Actualmente, dijo, entre 30 y 50 por ciento de las fracturas no producen nada y casi 50 por ciento de los pozos perforados en Estados Unidos no los paga la primera producción; es decir, no se ven los barriles que se producirán en el futuro.

No es cuestión política y económica; supone debate y deliberación profunda: ex titular de Pemex

Víctor Cardoso

En su empeño por impulsar una reforma energética el gobierno federal asumió, desafortunadamente, una postura minimalista, concentrándose en la eliminación de restricciones (constitucionales), sin articular explícitamente los principales elementos que la reforma incorporaría, criticó Adirán Lajous Vargas, del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford y ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Añadió: la reforma energética no es una cuestión política y económica menor en ningún país. Supone un debate y deliberaciones públicas profundas. Simplemente, no se le puede pedir al Congreso un cheque en blanco. A pesar del silencio gubernamental el debate se está llevando a cabo y el gobierno desaprovechó la oportunidad para informar y educar a la opinión pública sobre asuntos de por sí complejos. Esta actitud fue defensiva y tendió a revelar lo menos posible, dado que el gobierno suponía que toda información adicional sería utilizada en contra de la reforma.

Lajous Vargas participó ayer en el seminario Petróleo y gas natural en América del Norte: los cambios recientes y sus consecuencias geopolíticas, organizado por el Consejo Mundial de Energía, capítulo México, y El Colegio de Máxico. En su presentación afirmó que si el gobierno de México cuenta con un programa detallado de reforma, y con estrategias de petróleo, gas natural y energía bien desarrolladas, se trata de un secreto muy bien guardado.

Cuestionó lo que se espera como objetivo último de la reforma petrolera en México, y que prácticamente es el consenso; es decir, que la industria petrolera deberá ser la palanca del desarrollo económico y propiciar flujos importantes de capital. Creo que deberíamos ser más prudentes y ambiciosos a la vez; las políticas y las estrategias petroleras deberán, en todo caso, no hacer daño. Tendrán que fortalecer la posición competitiva del sector manufacturero mexicano, generando mayor empleo, ampliando y profundizando su plataforma de exportación, incrementando la productividad y promoviendo el desarrollo económico a largo plazo.

Cambios inaplazables

Según comentó Lajous Vargas en su presentación en el seminario, la situación de la industria energética en México y el proceso de discusión de la reforma energética lo han hecho transitar del escepticismo radical al nihilismo. En materia de producción resaltó la caída de las exportaciones de crudo a Estados Unidos, 14 por ciento de enero a septiembre de este año; las crecientes importaciones de petrolíferos y gas natural y la baja posibilidad de expandir la capacidad de procesamiento de hidrocarburos en México debido a que el valor actual de las refinerías es sólo una fracción de su costo de remplazo. Esto representa que una refinería compleja en México cuesta casi cuatro veces más que la capacidad que podría comprarse en Estados Unidos.

En el proceso de negociación, apuntó, el gobierno abandonó la opción de un régimen de licencias, mientras que el PAN lo convirtió en un aspecto central de su propuesta. Aparentemente el gobierno pensó que las concesiones no eran políticamente viables. En su lugar planteó la adopción de contratos de utilidad compartida, una variante inferior a los acuerdos de producción compartida. La diferencia principal es que el título de propiedad del petróleo y del gas producido jamás pasan al contratista. (El gobierno) concedió esto como resultado del acuerdo con una parte de la cúpula del PRD. Fue a todas luces un error, pues siempre fue evidente que el presidente nunca obtendría el apoyo y el voto del PRD para su reforma energética.