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A la mitad del foro

Las revueltas de la oligarquía

M

i casa es su casa, dijo Felipe Calderón a los agentes y enviados del imperio. Dejó el territorio nacional sembrado de cadáveres de miles de mexicanos y migrantes en fosas colectivas: Pese a que no se ha publicitado, el Ejército y la Marina han continuado hallando fosas con cadáveres. La cuenta se eleva a 196, según informes desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. Calderón dicta conferencias en Harvard y ensaya el minimato por Twitter: señala con índice de fuego a Michoacán, su tierra, donde ordenó la detención de autoridades municipales finalmente liberadas por los tribunales.

Son innumerables las voces al servicio del imperio. El panista dio paso a la DEA, la CIA, la Agencia de Seguridad Interna, a las agencias de inteligencia del Pentágono. Vía libre, acceso directo a funcionarios y agentes mexicanos; durante el sexenio esas agencias estaban acostumbradas a tener acceso a diferente información, a hacer y deshacer como en su casa, sin seguir protocolo alguno. Las palabras entrecomilladas son de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, dichas al comparecer ante el Senado de la República. Del Departamento de Estado proviene la información desclasificada: el gobierno del presidente Calderón ocultó información sobre la matanza sistemática de migrantes centroamericanos.

En San Fernando, Tamaulipas, nos asomamos los mexicanos al infierno del tráfico de seres humanos, de drogas y de dólares, de muerte y de impunidad. Tumba de 72 migrantes centroamericanos, cementerio del imperio de la ley, pesadilla del poder corruptor y de la incuria de quienes llegaron al poder convencidos de que no hacía falta gobernar y no gobernaron. El Instituto Nacional de Migración era y es nido de víboras con credencial, de corrupción generalizada, de colusión entre funcionarios de migración y el crimen organizado. No se puede cambiar de inmediato un estado de cosas que se produjo y acumuló durante décadas, dice el comisionado del INM. No empezó con la cesión del poder a la extrema derecha. Décadas de miseria moral y de impunidad en el priato y el panismo alternante.

Vicente Fox nunca pudo distinguir entre seguridad pública y seguridad nacional. El abogado Calderón violó sistemáticamente la Constitución, impuso el falso estado de excepción sin acudir ante el Congreso. Y ahora, el comisionado designado por Enrique Peña Nieto reconoce la corrupción generalizada en delegaciones, en personal de oficina, en agentes migratorios, incluso entre empleados que pasaron los nuevos controles de confianza, Y que abusan sexualmente de niñas hondureñas; que son los primeros en agredir a migrantes que son asaltados, violados y mutilados al pisar territorio nacional; víctimas de las autoridades locales, federales y del INM; después son atacados por el crimen organizado, delincuencia común, bandas internacionales enseñoreadas de la frontera sur, por policías federales, estatales y municipales.

Esta es su casa. Y el comisionado Vargas Fosado reconoce: He tenido la tentación de meterle dinamita al Instituto Nacional de Migración. Dice que técnicamente eso están haciendo. Y que ya han destituido a mil funcionarios de todos los niveles. Tomás González, director del albergue La 72, le dijo que junto con el sacerdote Alejandro Solalinde pidieron al presidente Peña Nieto su remoción: Desde noviembre denunciamos que el crimen organizado está cobrando 100 dólares por subirse al tren y lo mismo cobran los del instituto a su cargo. EL Ifai reclama se hagan públicos los quehaceres y desmanes del INM. Y se hacen públicos documentos del vecino imperio: Calderón ocultó información sobre las matanzas sistemáticas de migrantes centroamericanos; su gobierno impuso el secreto en los procesos judiciales contra los delincuentes detenidos; por ejemplo, en la aprehensión de 16 policías de San Fernando, Tamaulipas, acusados de proteger a Los Zetas, no se ha difundido la evolución de los cargos presentados en su contra.

Al comparecer ante los senadores, Miguel Ángel Osorio Chong respondería dura, pero comedidamente, a un cuestionamiento del senador panista Javier Corral. Negó que exista un pacto de silencio con los medios informativos para no divulgar las cifras reales de la violencia: “No hay menos información, sino ‘menos espectáculo’; de los 103 mil criminales detenidos y exhibidos en los medios, sólo 3 mil fueron sentenciados”, dijo. Pero nada puede diluir la sangre que se derrama en todo el país, nadie puede ocultar la sedición violenta que se ha impuesto en Michoacán, el caos anarquizante que ha tomado las calles para suplantar al Poder Legislativo, vetar o aprobar las reformas de ley, incluidas las constitucionales.

Y entre la polvareda de las rebeliones de los de abajo y las amenazas de secesión, desobediencia civil de guantes y polainas, con la que amenazan los patrones, los capitalistas del libre mercado, indignados por la herejía inesperada de Luis Videgaray y su jefe Enrique Peña Nieto, apóstatas que se atreven a proponer una política económica contracíclica, a fijar un impuesto de 10 por ciento a las utilidades de operaciones en la Bolsa de Valores; a reducir tímidamente los privilegios fiscales, aumentar el impuesto sobre la renta de quienes más ganan, en lugar de cobrar IVA a los alimentos y medicinas. Han vuelto el estatismo retrógrada y el marxismo decimonónico. Eso y más han dicho los hacendositos escribas de la modernidad global.

Ven la tempestad y no se hincan. Aceptar el imperativo de la terca realidad no hace, ni remotamente, revolucionarios o militantes del radical chic, a Luis Videgaray y el resto de los secretarios de Enrique Peña Nieto. Aunque Agustín Carstens encienda una vela a la austeridad y afirme que el crecimiento económico de este amargo y agonizante 2013 será de 1.4 por ciento, o más bien, de 0.9 por ciento (lo que no será recesión, pero afecta como recesión, paraliza el desarrollo, prolonga el desempleo crónico y crítico), al mismo tiempo en que enciende otra al op­timismo y declara que en 2014 la economía nacional crecerá 3.5 por ciento.

Queda la bruma de la política del cambio, de la decisión de avanzar a golpe de acuerdos y concesiones. Acierto de la real politik que muy pocos, o nadie, creía capaz a Peña Nieto de proponer y menos todavía de aplicar. Un prólogo de laissez faire durante el interregno y la aprobación de la iniciativa de reforma laboral presentada al final del sexenio calderonista. Y luego la sorpresa del pacto. Acuerdo del PAN, el PRI y el PRD para sumar voluntades y comprobar que los gobiernos débiles, sin mayoría parlamentaria, son comunes en la democracia; para superar el pasmo de 16 años sin mayoría absoluta de ningún partido en el Congreso.

Y se aprobaron las reformas de telecomunicaciones, educativa y hacendaria; está en comisiones la energética. Aciertos en la política de altura y ausencia de operación política previa en el llano, especialmente en el sector educativo. De ahí el caos imperante. El desacierto de negociar una norma constitucional. Y la incapacidad del poder constituido a la hora de hacer el censo comprometido desde el primero de diciembre de 2012.

Son ridículas las gesticulaciones de la oligarquía porque el Congreso ha elevado la tasa más alta del ISR a 35 por ciento: en la OCDE, el promedio del ISR en las tasas altas es de 44 por ciento. Ni hablar, Alemania, Bélgica, Suiza, Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca, Holanda y Estados Unidos padecen un sistema fiscal estatista y retrógrada.