Compositor e intérprete, Luis Pérez (ciudad de México, 1951) es de esos músicos imposibles de clasificar. Lo mismo ha incursionado en el rock que en el jazz, en la música tradicional que en la académica, y en su catálogo aparecen obras tanto de tipo barroco y romántico que con lenguajes contemporáneos.

Sin complejos, en su quehacer utiliza instrumentos mexicanos de origen prehispánico y de otras culturas ancestrales del mundo, así como las más novedosas herramientas tecnológicas. Y en su prolífica carrera, pueden encontrarse obras suyas en el cine, el teatro y la danza de diferentes puntos del orbe, e inclusive en espectáculos del Cirque du Solei.

Finalmente, la suya es una búsqueda artística que tiene que ver con valores más profundos e incluso sagrados, según explica el inusitado artista, quien se encuentra de visita en México y este domingo presentará sus más recientes trabajos en el Museo Universitario del Chopo, a las 18 horas.

Lo más importante para mí es explorar el sonido, porque es una divinidad, como lo es también la luz. El universo se generó a partir del sonido, el de la gran explosión, y a partir de ello es un elemento que se encuentra presente en todo, en la naturaleza, el aire, el agua, en nuestro propio cuerpo, destaca en entrevista.

Con mi trabajo, me interesa recobrar el aspecto sagrado del sonido, mostrárselo a la humanidad y que se dé cuenta de su importancia. Me preocupa esa exacerbación en la que vivimos ahora, en la cual el sonido se convirtió en ruido, y el daño inadvertido que nos está provocando.

Formado como guitarrista e intérprete de flauta transversa en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Pérez salió de México hace más de un cuarto de siglo para probar suerte en Estados Unidos.

Allí, su entonces novedosa propuesta cautivó de forma inmediata al público y a otros músicos de varias naciones. De ello son testimonio sus colaboraciones con figuras de reconocimiento internacional como Jon Anderson, ex cantante del grupo británico Yes; Ian Underwood y Ed Mann, ex integrantes de Mothers of Invention; el arpista suizo Andreas Vollenweider; el compositor y multinstrumentista japonés Kitaro; además de los compositores James Horner y John Powell.

México, la fuerza de mi trabajo

Antes de su partida al extranjero, había dejado ya en nuestro país su impronta con el disco Ipan in Xiktli Metztli (En el ombligo de la Luna), con el cual se erigió pionero de la fusión de instrumentos de origen precolombino y de la música tradicional mexicanos con artefactos electrónicos, sintetizadores análogos y cámaras de eco.

Dicho material fue considerado en la muestra 25 discos que cambiaron la música de México, que se montó en el Museo Diego Rivera-Anahuacalli, y le ha valido ser considerado precursor e influencia de diversos músicos, tanto en el país como el extranjero.

Luis Pérez no cree en las fórmulas y está lejos de querer estacionarse en la comodidad, por lo cual dice que se mantiene en una exploración permanente, sin que ellos signifique un alejamiento de la parte esencial de su trabajo.

Aunque a lo largo de este tiempo he podido nutrirme de muchas otras culturas y, gracias a las colaboraciones, tengo influencia de varios músicos, al igual que ellos de mí, la fuerza de mi trabajo se mantiene en la cultura mexicana, tanto la ancestral como la contemporánea, destaca.

Cada artista debe expresar lo que su momento histórico ofrece, utilizar los elementos tecnológicos de su tiempo y reflejar los aspectos sociales de su cultura, y eso es lo que he tratado de hacer.

En su actuación en el Museo del Chopo (Dr Enrique González 10, colonia Santa María la Ribera), el intérprete y compositor presentará piezas de sus dos más recientes materiales discográficos, In situ y La Neza, el primero integrado por obras instrumentales mientras que el segundo, por canciones, faceta esta última que es desconocida en nuestro país.

Además, dará un adelanto de su próximo disco, Esferas suspendidas, el cual saldrá a la venta el año entrante y cuya singularidad estriba en que fue grabado en unas grutas vírgenes del estado de Guerrero, lugar al que Luis Pérez regresará dentro de unos días para realizar un documental con Teve UNAM.