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Paranoid, el tema más esperado, cerró la velada en el Foro Sol

El concierto de Black Sabbath devino ritual con 60 mil fans
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Ozzy Osbourne durante su actuaciónFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de octubre de 2013, p. a15

A las 21:15 horas del pasado sábado, el ulular de una sirena anunció al loco de Ozzy Osbourne, quien saludó a 60 mil asistentes al Foro Sol, que comenzaron un ritual oscuro con el grupo Black Sabbath.

Con la fuerza del inglés que siempre proyecta estar de buen humor, el grupo de heavy metal, formado en 1968, cubrió con su manto rítmico el Foro Sol, repleto como pocas veces.

Los autores de Iron man llegaron con 75 por ciento de su alineación original, para dar su primera tocada para los mexicanos amantes del martinete, que manifiestan marcialmente con movimientos de los brazos o con la cabeza. Señoras y señores, con ustedes: Tony Lommi, guitarra; Ozzy Osbourne, voz, y Geezer Butler, bajo.

Inclinados a temáticas míticas, mágicas, instintivas, definieron lo que en adelante se llamaría rock metalero, línea que siguen en su nuevo disco, titulado 13, el cual marcó un regreso esperado por millones de seguidores.

La alineación de hoy es un milagro, porque por la banda han transitado unos 25 músicos y han enfrentado entre ellos demandas legales hasta por el nombre.

War pig, de 1970

Se escuchó War pig, pieza de 1970 en la que Black Sabbath critica la participación bélica de su país. Iba a dar nombre al álbum, pero la disquera les pidió que eligieran otra. El riff machacón de Lommi prendió meco y seco y los coros se multiplicaron. Es el poder de convocatoria del metal, de quienes han optado por la música que va siempre hacia arriba, en ritmo frenético, y cuando baja es en caída libre para posarse sobre arpegios.

Ozzy expresó: Es emocionante estar esta noche en México. Muchas gracias por estar aquí con nosotros. Los quiero, gente.

Un tema rondaba la cabeza del público: Paranoid, la historia de un ser existencialmente desesperado que acaba por refugiarse en la locura, con el riff pesadote de Lommi, que inventó en 1970 en una pausa durante una grabación. Para que no se le olvidara lo estuvo tañiendo hasta que sus compañeros regresaron de comprar unas cervezas. La rola entró en el disco de relleno, y según historiadores del rock es la número uno de todos los tiempos en heavy metal. Pero en el Foro Sol había que esperar para escucharla. Black no iba a tirar salvas.

Algunos comenzaron a quemar mota. Pasa, ¿no? Va, pero acá. No se ha legalizado. Nomás que se legalice… ¡Viva el rocanrol!

La velada la abrió el grupo de trash Megadeth, gringos que no cantan mal las pesadas. Su líder, Dave Mustain, ex integrante de Metallica, cantó aguardentoso el tema que da nombre a la banda. Mustain se cubrió con una bandera de México. Me han hecho pasar un gran momento. ¡Nos vemos pronto!

Siguió la noche de los puños en alto. La mayoría de los chavos y los viejos metaleros vistieron esa especie de uniforme: pantalón de mezclilla y camiseta con estampados roqueros. Esta vez los vendedores no le bajaron de cien pesos por camiseta, una sudadera a 150 o 200 y una chamarra a 300. Eso con los piratas, porque adentro, en los puestos oficiales estaban mucho más caras.

Into the voice mantuvo el contacto de Black Sabbath. Ozzy se mostró emocionado y gateó, brincó, corrió de un lado a otro. El rock es vitamina.

Under the Sun/ Every day come and gone, en un largo mini popurrí. Snowblind inundó las catacumbas, las cavernas, los intersticios góticos. Age for reason, Black Sabbath, Dubstep, Behind the wall of sleep, End of beggining, Fairies, Wear boots, Rat salad… hasta la clásica Iron man.

Mención aparte para God its dead?, nietzscheana, en la que la duda mata.

The dirty woman y Chidren of the grave fueron una pausa para el encore esperado casi medio siglo: Paranoid.

Concluía así la noche de heavy, de trash, de prendas negras, de caballos de acero, de matotas y sueños alrededor de Black Sabbath.