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Bola negra, de Marcela Rodríguez y Mario Bellatin, se presentó en Guanajuato

Montan ópera para voltear de nuevo la cara hacia el horror en Ciudad Juárez

Llantas y cámaras de desecho sirven para proponer una metáfora de la violencia en esa urbe fronteriza

Los asesinatos de mujeres han empeorado, como el país, dice Jesusa Rodríguez

Foto
Escena de la ópera alusiva a Ciudad Juárez, que dirige Jesusa RodríguezFoto Claudia Reyes/ cortesía FIC
Enviada
Periódico La Jornada
Sábado 26 de octubre de 2013, p. 4

Guanajuato, Gto., 25 de octubre.

El infierno nunca estuvo tan palpable como en Bola negra: el musical de Ciudad Juárez, ópera de Marcela Rodríguez y Mario Bellatin, estrenada la noche del jueves en el Auditorio de Minas dentro de la edición 41 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

A lo largo de una hora, la denuncia se impone de muchas formas: mediante el canto, el gesto y la incorporación a la escenografía del documental del mismo nombre que es intervenido de diferentes maneras en la puesta en escena a cargo de Jesusa Rodríguez.

La primera imagen es de un lugar donde se tiran llantas y cámaras inservibles, una metáfora de las víctimas de la violencia en la ciudad fronteriza.

Del lado izquierdo del escenario, el escritor Mario Bellatin se abraza de una cámara negra, mientras en el flanco derecho Marcela Rodríguez, sentada en una montón de neumáticos, revisa unos papeles.

Bellatin prende de repente un radio del que surge una voz a manera de conciencia la cual anuncia que en los años 90 se asesinaba una mujer cada 12 días, pero que dos décadas después es una cada 20 horas.

Los integrantes del coro, como si fueran almas en pena, surgen de las pilas de llantas con su canto que tiene un efecto espejo/eco con la grabación de la misma ópera como parte del documental que, por cierto, fue estrenado en la ciudad de México en enero pasado.

Gasa color sangre

Una tela roja transparente cubre la pantalla y sirve de accesorio para encender más el ambiente. Un momento surreal de la muy lograda puesta en escena de Jesusa es cuando Bellatin y Marcela se acercan a la pantalla justo en la parte del documental donde los dos libretistas visitan un conjunto de casas abandonadas en Ciudad Juárez. Esto les permite observarse a sí mismos, incluso, en el caso de Bellatin, seguir su persona por los cuartos de una vivienda en venta y reflexionar sobre los objetos allí encontrados y colocados sobre el muro en que se encuentra sentada Marcela.

A Jesusa siempre le había impactado la visión que Marcela y Mario tuvieron de Ciudad Juárez, lugar donde estuvo un par de semanas hace 20 años con Laura Bonaparte, en una época en que los asesinatos de mujeres eran una cosa escandalosa en el mundo. Eso ha empeorado igual que el país. Me encantó lo que hicieron, sobre todo, esta manera tan abstracta e instintiva de entrarle a un tema que a todos nos horroriza y, por tanto, le huyes.

La actriz y directora escénica elogió la manera en que la compositora y el escritor lograron voltear de nuevo la cara hacia Ciudad Juárez, pero de una forma mucho más animal. Se refirió a la obra de Bellatin como poesía, más que cuento, que, con la música de Marcela arman justamente una especie de bola negra que nos está comiendo a todos.

Bola negra... toma su nombre de la novela de Bellatin del mismo nombre, la cual tiene que ver con un entomólogo japonés que se quiere comer a sí mismo porque ha descubierto que el insecto que halló, y que iba a llevar su nombre, hizo esto.

Es mucha la simbología empleada. Fuerte también resulta la escena en que una de las actrices es envuelta en un plástico transparente y entregada a un personaje que desaparece envuelto en la tela roja. Como aquí nadie se escapa, al final tanto el elenco como el público quedan cubiertos por la gasa color sangre.

Mario Bellatin rasga el papel antes imperceptible que cubre la pantalla, mientras la imagen de una joven mujer emite sonidos en silencio.

En la ópera, cuya segunda función es este viernes, participa el Ensamble Coral Bel Canto y tres músicos, todo bajo la dirección general de Marcela Rodríguez.