Sociedad y Justicia
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Está probada su nocividad, asegura Julio Sotelo, del INNN

Se soslaya a científicos en debate sobre gravamen en refrescos, señala experto
 
Periódico La Jornada
Jueves 10 de octubre de 2013, p. 40

La batalla por la aplicación de un impuesto a los refrescos es luchar contra un titán: la industria refresquera. Es una discusión donde no se hace caso a los científicos que han demostrado fehacientemente que esa bebidas son nocivas para el organismo, afirmó Julio Sotelo, investigador emérito del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN) Manuel Velasco Suárez.

Por la cantidad de endulzante que contienen, provocan más sed en el organismo y, por tanto, inducen a la persona a seguir consumiéndolas, dijo el neurólogo, quien ayer participó en el foro La investigación para la salud: retos y perspectivas, organizado por El Colegio Nacional como parte de la conmemoración por su 70 aniversario.

Señaló que una solución a la actual disputa en la Cámara de Diputados –donde ha habido una intensa labor de cabildeo de la industria– por la aplicación del gravamen, podría ser la creación de una ley o reglamento que ordene la reducción a una tercera parte la cantidad de azúcar que se agrega a esas bebidas. De esa manera, conservarían el sabor agradable para los consumidores, pero la objeción de las empresas es que bajarían las ventas porque se quitaría la sed. Eso no les conviene, dijo.

Uno de los temas del foro fue el relativo a la nueva era de la neurología y la exploración del cerebro. Sotelo comentó que este órgano es el máximo consumidor de azúcar, pues requiere toda la energía para realizar sus funciones. Aun así, dijo, al día consume 129 miligramos de esa sustancia.

Así que cuando se toma refresco, la mayor cantidad de azúcar permanece en la sangre en un mecanismo bioquímico que provoca la expulsión del agua de los tejidos. Entonces da más sed y se genera la necesidad de consumir más refresco. El organismo entra en un estado de hipertonicidad endovascular, explicó.

Ahí está el círculo sensacional de la obesidad, del excesivo consumo de refrescos y de la adicción a esas bebidas, apuntó Sotelo. Agregó que esta discusión ya se ha dado en la Secretaría de Salud (SSa).

El investigador ocupó la coordinación de asesores durante el pasado sexenio, cuando se empezó a dar la discusión sobre el vínculo entre las bebidas azucaradas y el problema de sobrepeso y obesidad que afecta a 70 por ciento de los adultos y 30 por ciento de los niños en el país.

El también ex director del INNN y ex titular de la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud, comentó que la Ssa también ha compartido con la industria los resultados de los análisis sobre el efecto tóxico de los refrescos. Esto es algo que está científicamente probado y las empresas lo saben, afirmó.