Si queremos desarrollar la cultura, también debemos pensar en su dimensión económica. Así lo planteó João Luiz Silva Ferreira, secretario de Cultura de la ciudad brasileña de Sao Paulo.

Los estados nacionales tienen una importancia enorme y las políticas públicas pueden contribuir decisivamente para el desarrollo cultural de nuestro pueblos, expresó durante su visita en nuestro país para compartir la experiencia en Brasil, donde fue ministro de Cultura durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

Si nosotros continuamos pensando la cultura como algo estratosférico que tiene poca influencia en la realidad, no iremos muy lejos, porque es una economía importante, agregó en un portugués disfrazado de español, pero que se delataba con las letras arrastradas y el ritmo acompasado, como la chica del Ipanema, como el bossanova.

Las políticas culturales son importantes, al mismo tiempo, la cultura debe ser vista como un derecho ciudadano y todos deben tener acceso, pero del tamaño de su bolsillo, agregó.

El Estado tiene obligación de prestar un servicio cultural de disponibilidad e indicó que las escuelas tienen una responsabilidad enorme, pues parece que hay un divorcio entre la enseñanza y la cultura. Destacó el papel de la tecnología, donde Internet comienza a ser el principal punto de acercamiento con la información.

Conferencia en el Museo del Chopo

La música de Los Panchos acompañó la infancia de Juca Ferreira, como es mejor conocido el político brasileño. Así lo relató en la Casa Azul en Coyoacán, durante la mesa Retos de la cultura. Su padre escuchaba al trío mexicano en una época en que en Brasil predominaba la música extranjera, menos de 30 por ciento era la nacional.

Una pequeña ley de la época de la dictadura militar, paradójicamente promovida por la hija del dictador, creó exenciones fiscales para la producción y hoy Brasil es un país en el que 80 por ciento de la música grabada es nacional. Eso, claro, es la fuerza de la cultura de la música, que junto con el futbol, es la mejor cosa que hacemos.

Y parte de la concepción de Juca consiste en que uno de los eslabones más crueles es que el acceso cultural en Brasil es muy pequeño.

Enseguida compartió cifras obtenidas mediante investigaciones efectuadas en su gestión cultural, donde se descubrió que poco más de 5 por ciento de los brasileños ha entrado alguna vez en la vida en un museo, más de 90 por ciento de las ciudades brasileñas no tienen un cine, un teatro, una biblioteca; que apenas 13 por ciento de cariocas van con regularidad al cine y 1.7 libros per capita son leídos en Brasil. Entonces, no es suficiente producir, es necesario estimular el consumo.

Durante la mesa Retos de la cultura, el sociólogo y politólogo brasileño compartió una mesa de intercambio de experiencias con Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y la mediación del periodista Javier Aranda Luna.

Mención especial tuvo el programa Vale Cultura, en el que se daba una mensualidad para compra de libros y revistas, entradas a museos, teatro y cines, así como otros productos artísticos. Porque no era suficiente financiar la producción cultural, sino que exista un proceso cultural en el que se promueva el último eslabón, que llegue a un público.

Anoche, Juca ofreció una conferencia –al lado de Néstor García Canclini–, en el Museo Universitario del Chopo.