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Los franceses aman a los revolucionarios, a los rebeldes, dijo el embajador Antoine Joly

El poeta Ernesto Cardenal recibe el grado de Oficial de la Legión de Honor de Francia
 
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de octubre de 2013, p. 6

Managua, 1º de octubre.

Francia otorgó este lunes el grado de Oficial de la Legión de Honor al octogenario poeta y sacerdote nicaragüense, Ernesto Cardenal, uno de los máximos exponentes de la teología de la liberación y de la lírica latinoamericana.

Estoy con mucha emoción, estoy también con mucho agradecimiento por esta distinción, expresó Cardenal, tras recibir con una gran alegría y sencillez la orden de manos del embajador de Francia en Nicaragua, Antoine Joly, en su residencia, al sur de la capital.

Francia, y probablemente más que todo los franceses, aman a los revolucionarios, aman a los rebeldes, aman a los poetas, afirmó Joly, quien destacó la obra y vida de Cardenal, durante el acto al que asistieron intelectuales y reconocidos escritores nicaragüenses.

Muchas gracias... ¿qué más puedo decir? (...) Amamos a Francia, dijo Cardenal, de 88 años, quien llegó apoyado en un bastón, vestido con su tradicional guayabera blanca, pantalón de mezclilla y la inconfundible boina negra cubriendo su cabellera blanca.

Cardenal dijo que Nicaragua heredó el gusto por la lengua y la literatura francesas del gran poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), quien amaba mucho a Francia.

Cardenal –quien enamoró al mundo con sus Epigramas, Cantico cósmico y destacadas obras como El Evangelio de Solentiname y La revolución perdida– nació en 1925 en la colonial ciudad de Granada, sur de Nicaragua.

Ernesto Cardenal es una de las figuras centrales de la literatura contemporánea de Nicaragua y yo me alegro mucho que el gobierno de Francia le otorgue este reconocimiento tan alto que reconoce su obra literaria y perfil cultural, afirmó el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Internacional Alfaguara 1998, por su novela Margarita, está linda la mar.

Francia se ha distinguido por otorgar reconocimientos a personas que realmente merecen, sin importar si son o no del agrado del gobierno de turno y eso me llena a mí de mucha admiración, declaró el escritor, analista y ex embajador nicaragüense ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Carlos Tünnermann, después de la ceremonia.

Cardenal, quien fue ordenado sacerdote en 1965 en Managua, abrazó la teología de la liberación que predica su opción por los pobres, la que materializó creando una comunidad cristiana en Solentiname, una isla de 40 kilómetros cuadrados ubicada dentro del gran Lago Cocibolca.

Allí creó un centro cultural que inspiró a muchos niños, artistas y escritores nacionales y extranjeros.

En los años 70 apoyó la lucha de liberación que encabezó la entonces guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra la dictadura de Anastasio Somoza, y tras la revolución de 1979 fue nombrado ministro de Cultura.

En 1983 su rostro dio vuelta al mundo cuando, durante su primera visita a Nicaragua, el papa Juan Pablo II lo increpó públicamente por apoyar al gobierno sandinista.

En 1994, Cardenal abandonó el FSLN por discrepancias con el líder Daniel Ortega –ahora en el poder como presidente– y respaldó junto a otros intelectuales y críticos la creación del disidente Movimiento de Renovación Sandinista.

Cardenal, quien también es escultor y traductor, fue galardonado en 2012 con el Premio Reina Sofía de Poesía Latinoamericana; en 2009 con el Premio Pablo Neruda y en 2005 fue nominado para el Nobel de Literatura.