Puerto Vallarta, 29 de septiembre

El reto que implican para México las enfermedades crónicas (de larga duración e incurables), como la diabetes, quedó en evidencia durante el primer Foro Económico de la Salud, con la experiencia del estado de México, donde alrededor de 600 mil personas tienen este padecimiento, carecen de acceso a la seguridad social, y de las cuales menos de 15 por ciento están registradas por el sistema de salud estatal, con diagnóstico y tratamiento médico.

Hugo David Luna, jefe del Departamento de Atención al Adulto y el Anciano del Instituto de Salud del estado de México, reconoció que durante muchos años el manejo de las enfermedades se realizó con inercias porque, aunque se planteaba la importancia de proporcionar atención médica de calidad, era imposible si prevalecían inercias.

Los médicos llevaban toda la carga de la atención del paciente y sus prescripciones estaban acotadas a un limitado número de medicamentos disponibles, dijo.

Apenas hace tres años, la situación empezó a cambiar en esa entidad que concentra el mayor número de habitantes en la República –16 millones de personas. La Secretaría de Salud (Ssa) federal autorizó la contratación de los primeros 19 especialistas en nutrición y otro número igual de activadores físicos, los cuales se distribuyeron en las 19 jurisdicciones sanitarias que hay en la entidad.

El gobierno estatal asignó recursos para abrir dos plazas más de cada especialidad por jurisdicción. No es suficiente, pero es un avance para apoyar la labor de los médicos, señaló el funcionario.

Luna comentó ante funcionarios de las áreas administrativas del sector salud, participantes en el foro organizado por el laboratorio farmacéutico Sanofi, que como parte de la estrategia para mejorar el control de la diabetes, en este año se abrieron en el estado de México, 14 unidades especializadas en la atención de la enfermedad, las cuales cuentan con equipo médico multidisciplinario.

Dado que el número de clínicas es reducido, en una primera etapa recibirán a los pacientes que les envíen los centros de salud porque no logran controlar sus niveles de azúcar en sangre. Cada unidad tiene capacidad para 400 personas al año, indicó.

Durante el segundo y último día del foro, también quedó de manifiesto que con las condiciones en que se encuentran los sistemas de salud en México y otros países, las acciones gubernamentales son insuficientes para revertir la carga que representan los males crónicos. Se requiere la participación de la sociedad en su conjunto.

Al respecto, Armando Arredondo, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), lamentó que las autoridades gubernamentales aún no hayan reconocido la importancia de la participación de las organizaciones de la sociedad civil.

Comentó que el Plan Nacional de Salud 2013-2018 no reconoce a ese sector como un actor agregado en el Sistema Nacional de Salud, a pesar de que en México existe una variedad de organismos con probado conocimiento y experiencia en el apoyo de enfermos.

Su participación sería de gran utilidad, dijo el especialista, para entre otros, documentar evidencias sobre el impacto económico y social de las enfermedades crónicas en el país, desarrollar programas de seguimiento y monitoreo de los efectos financieros de estos males de larga duración y sin cura, y fortalecer la transparencia y rendición de cuentas.