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Ese cáncer surgió hace años en la frontera y ya es metástasis en el país: Gustavo Monroy

La violencia se ha convertido hasta en un género artístico

Nuevo biombo de la conquista, obra del pintor, fue seleccionada para una exposición colectiva en el festival Cervantino

Propongo una crónica de la barbarie que sucede ante nuestros ojos, dice

 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de septiembre de 2013, p. 3

La violencia es la gran conquistadora de nuestra época, nosotros mismos nos estamos invadiendo y matando unos a otros, afirma el pintor Gustavo Monroy (DF, 1959), quien plasmó una crónica visual de nuestros terroríficos días en su trabajo Nuevo biombo de la conquista.

La obra, que se presentó al público por vez primera en julio del año pasado en el Museo Nacional de San Carlos, fue seleccionada para ser parte de la exposición colectiva Daños colaterales, que se inaugurará en octubre en la ciudad de Guanajuato, en el contexto del Festival Internacional Cervantino (FIC).

Integrada por 10 paneles, la pieza es la reinterpretación que Monroy hace del Biombo de la conquista, pintura del siglo XVII que forma parte del acervo del Museo Franz Mayer, en la cual se observan escenas cotidianas de aquella época, así como una vista aérea del valle de México.

Ahora se trata “de una crónica de la barbarie que sucede frente a nuestros ojos; ahí está la impotencia que se siente ante un país que se nos va de las manos. Remplacé a españoles e indígenas por personajes de la sociedad civil, el Ejército, los cárteles, el narco. Por el otro lado, en la visión aérea, se ve un territorio sembrado de cadáveres. Lo que resultó fue una combinación terrorífica: una guerra”, detalla en entrevista con La Jornada.

La política, una mafia más

En mi biombo está, reitera Gustavo Monroy, “la sociedad civil indefensa, así como los políticos actuando y decidiendo como si fueran otro cártel más, viendo por sus propios intereses, por sus bolsillos, defendiendo a su clan, al poder como un instrumento más de conquista. La política se ha convertido en una mafia más”.

Ante los argumentos que conforman su propuesta, el pintor reconoce que los organizadores del FIC tienen una actitud muy valiente para asumir este tema y mostrarlo, porque la cuestión de la violencia se había convertido en algo así como esconder la basura debajo de la alfombra. Para los artistas era muy difícil exponer piezas que tuvieran algo que ver con la violencia, nadie lo quería mostrar.

No obstante, “ahora el problema es otro: llegamos a un punto en el que la violencia se ha convertido hasta en un género artístico. El tema nos rebasó. Por eso, es muy honesto que el Cervantino presente cómo afecta al arte una realidad como la nuestra.

“Aunque es un arma de dos filos. He trabajado el tema desde antes de que se convirtiera en una metástasis, pues el cáncer de la violencia se inició en la frontera hace muchos años y ha ido enfermando a todo el país. Pero la sociedad y el sistema mismo lo han convertido en una moda, por eso digo que, como artista, abordarlo es un arma de dos filos.

Foto
No pienso en si debo vender un cuadro, sino en que necesito hablar de mi realidad, ser un artista-esponja de su tiempo, indica Gustavo Monroy (aquí en su taller) a La Jornada Foto Francisco Olvera

“En las últimas ferias de arte la violencia es parte ya del consumo, el pintar un rifle AK-47 es algo muy chic. Esa es la parte del capitalismo que funciona como el rey Midas al revés, pues a todo lo que toca le invalida el discurso. Aun así, no es un factor que detenga al artista. Ahí está el Guernica, de Picasso, que es una gran crónica de la España de su tiempo.

“Guardando las debidas proporciones, quisiera ver mi trabajo dentro de esa tradición: ser un artista-esponja de su tiempo. No pienso si tengo que vender un cuadro, sino en que tengo que hablar de mi realidad. Crecí en la frontera (en Nogales), mis padres viven en la frontera, y he visto cómo se ha ido descomponiendo la vida allá. ¿Cuántas décadas necesitaremos para reconstruir el tejido social de un territorio que ya no existe, que se nos fue de las manos?

Sin embargo, se trata también de un territorio donde han surgido movimientos locales artísticos y sociales organizados. Tijuana es un hervidero de propuestas atrevidas, de artistas que asumen su compromiso de hablar de las cosas que están sucediendo. Es algo que ya no se puede ocultar.

Desierto, migrantes, muerte

Gustavo Monroy prepara ahora una serie dedicada al desierto, los migrantes, la muerte. Reitera que “las instituciones tendrán que entender que vivimos una etapa en la que se produce arte de gran calidad y también arte comercial alrededor de la situación que vivimos. Ante esas dos realidades debe prevalecer una profunda honestidad.

“Lo que produzco ahora es gracias al Sistema Nacional de Creadores, pero cuando ese apoyo se acaba, tengo que seguir hablando del tema, es el riesgo que asumo. No puedo cambiar mi discurso porque no me puedo mentir. Lo difícil sería no poder expresarme al respecto, sería doloroso y frustrante. No digo que quienes no hablen de la violencia no sean artistas, es una cuestión de las circunstancias personales. Al principio tuve muchos problemas para mostrar mi trabajo, por eso agradezco de nuevo que el FIC asuma como una realidad este tema y muestre lo que hacemos varios artistas.

Me gustaría que mi biombo terminara en una institución mexicana, que un museo adquiriera la pieza para que quedara como testimonio de lo que fueron estos días.