¿Qué tipo de libros se producirán en el siglo XXI? Aquellos que impliquen nuevas maneras de contar historias: quizá con la posibilidad de que los relatos tengan geolocalizadores para que cambien la trama dependiendo del lugar donde se encuentre el lector, o quizá habrá ensayos fragmentados que se completarán de acuerdo con palabras claves.

Así lo perfiló el editor vasco Javier Celaya, fundador de Dosdoce.com e integrante de la Asociación de Revistas Digitales de España, en la apertura de los debates del tercer Simposio Internacional sobre el Libro Electrónico que se inauguró ayer en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología.

Organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el primer tema de discusión fue la producción de libros electrónicos, su comercialización y distribución.

Las empresas Google y Apple declinaron participar en el foro, la primera adujo cuestiones de seguridad y la segunda explicó que se lo impedía las políticas de la empresa.

En contraste, asistió Rex Czulbo, representante en el país de Amazon, una de las tiendas de ventas por Internet más grandes del mundo, la cual inició operaciones en México hace 11 días, y ofrece un catálogo de 70 mil libros electrónicos: Estamos ya aquí para enseñarles a los mexicanos a comprar libros por Internet, dijo.

Si bien aún no vivimos la era digital, como tal, en el campo editorial, estamos ya ante el reto de la transformación de la escritura, insistió Celaya, vamos por la creación de relatos sin texto, con audio, voz, animaciones.

Al respecto Tomás Granados, responsable de los proyectos digitales del Fondo de Cultura Económica, señaló que el desafío es la transición de los editores en productores de contenidos o en curadores, siempre con una visión global.

También participó Eric Marbeau, quien actualmente dirige el departamento de ventas y alianzas del grupo francés Gallimard/Flammarion.

A nosotros se nos considera una suerte de guardianes del templo, pues en nuestro catálogo que es de alrededor de 80 mil títulos, más 3 mil novedades al año, tenemos los derechos de varias de las obras más importantes de la literatura nacional; entonces, la apuesta es por buscar la mejor manera de hacer accesibles esos libros.

Relató que las políticas federales ayudan en gran medida a la industria del libro en Francia, pues en 2011 se instauró el precio único, el cual es flexible y se adecua según los usos autorizados. También hubo una reducción del IVA para el libro y en otoño se espera una ley que actualice los mecanismos de protección intelectual, basados en acuerdos entre sindicatos de autores y editores.

Por desarrollar estrategias comunes

El editor argentino Alejandro Katz dijo que es necesario desarrollar estrategias comunes que permitan competir en todas condiciones, cuando menos con probabilidad de éxito. Es necesaria una agrupación política que permita articular editores con libreros para dar una respuesta digital eficiente de calidad, pues el problema es la falta de equilibrio en Latinoamérica y en España.

En su turno, Manuel Dávila, encargado de la plataforma digital de la librería Gandhi consideró que el gran reto de los distribuidores de libros electrónicos es dejar de fastidiar a nuestros clientes al decirles que tal o cual dispositivo, o que tal o cual libro, no es para tal o cual uso, pues el eslabón más importante en la cadena es el lector.

Las mesas redondas continuarán durante la semana con la participación de escritores de libros digitales los que abordarán temas como la disponibilidad de materiales en la red, así como la formación de lectores.

También se impartirán talleres de elaboración del libros digitales ilustrados y autopublicación de contenidos.

Las sesiones se transmitirán por Internet. Informes de horarios en la página Conaculta.