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En riesgo, la relección del oficialista Sobianin; posible segunda vuelta con el opositor Navalny

Se aprestan los moscovitas para elegir alcalde por primera vez en nueve años
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de septiembre de 2013, p. 22

Moscú, 3 de septiembre.

Por primera vez en mucho tiempo, el domingo siguiente los moscovitas tendrán la oportunidad de elegir a su alcalde, y no sólo porque desde hace nueve años era designado por el Kremlin sin mediar sufragio directo alguno.

La votación venidera va mucho más allá de ser un simple trámite para legitimar la relección de Serguei Sobianin, que se enfrenta a cinco rivales que en realidad son sólo uno: Aleksei Navalny, el emergente líder opositor.

Según las encuestas de intención de voto de las agencias de una u otra manera dependientes del gobierno, Sobianin ganaría en la primera vuelta con 62 por ciento de los votos y Navalny sacaría 16 por ciento. Pero no hay que olvidar que hace un par de meses, cuando una de esas agencias al servicio de las autoridades reportó un descenso de la popularidad del presidente Vladimir Putin quedó en la antesala del cierre ante la acusación de servir intereses foráneos por recibir financiamiento desde el exterior, riesgo que desapareció al rectificar sus datos en la siguiente encuesta.

En contraste, la coordinación de campaña de Navalny, de acuerdo con su propia encuesta, está convencida de que habrá segunda vuelta con los dos candidatos con más apoyo en las urnas, Sobianin con 38 por ciento y Navalny con 25 por ciento.

Para los expertos, cerrado ya el plazo en que se pueden publicar los datos de este tipo de encuestas, la clave va a estar en el número real de votos que obtenga Sobianin el 8 de septiembre: si es más de 40 por ciento, las autoridades cuentan con el arsenal adecuado para realizar el habitual ajuste de resultados hasta superar por poco el requerido 50 por ciento; si es menos, ya no podrían sumarle sufragios inexistentes, a menos que quieran provocar una protesta masiva de consecuencias impredecibles.

Por ello, es muy importante el porcentaje de participación. El equipo de Sobianin, aun violando la legislación electoral, aprovecha todos los recursos para atraer electores. Así, esta semana los jubilados de Moscú están recibiendo en su casa una carta (se habla de 2 millones 440 mil destinatarios), en la cual Sobianin, dirigiéndose por su nombre a cada uno, destaca sus méritos como alcalde y pide votar por él para mantener lo logrado, mientras en las organizaciones de veteranos de cada distrito de la capital se difunde el rumor de que si gana otro candidato no habrá más subsidios para las pensiones.

Este mito puede convencer a parte de los jubilados –muchos no votan y los que lo hacen tradicionalmente prefieren a los comunistas y en menor grado a los oficialistas–, debido a que los principales canales de televisión bajo control del Kremlin, su única fuente de información, no dicen que la alcaldía de Moscú gasta dos veces más en salarios, adquisición de bienes y servicios para sus funcionarios (alcaldía, gobierno capitalino y prefecturas en cada distrito) que en subsidios a la población: 394 mil millones de rublos frente a 197 mil millones de rublos.

Pero Navalny no es reconocido como líder de toda la oposición política y, por tanto, se enfrenta no sólo contra Sobianin, también contra el comunista Ivan Melnikov, con clientela electoral aunque descendiente más o menos fija, y el liberal Serguei Mitrojin, preferido por un sector de los adversarios del Kremlin que desconfía del líder emergente, a pesar de que en un lapso muy breve se ha situado, lejos de los demás aspirantes, en la segunda posición en intención de voto.

También están inscritos dos candidatos de poco calado cuya misión es dispersar el voto contrario al candidato oficialista, Nikolai Levichev y Mijail Degtiarov, postulados por Rusia Justa y el Liberal Democrático, respectivamente. Estos partidos que se dicen de oposición en los momentos claves siempre acaban aprobando en la Duma las leyes promovidas por el Kremlin.