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En indígenas y africanas recayeron las acusaciones de brujería en la Nueva España

Hechiceros, brujos y chamanes protagonizan reunión académica

Los participantes en la jornada, que se realiza en el auditorio del Centro Cultural Isidro Fabela, también analizarán cómo se ha abordado el tema en el cine y la figura del neochamán urbano

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Ceremonia de sanación con hogos en Huautla de Jiménez, Oaxaca, en 1991Foto Fabrizio León Diez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de septiembre de 2013, p. 9

Ayer se inauguró la décima octava Jornada Académica del Seminario Permanente de Iconografía con el tema Brujos, Hechiceros y Chamanes. Las actividades, que concluirán mañana, se realizan en el auditorio del Centro Cultural Isidro Fabela.

En el primer día de actividades participó la coordinadora del encuentro, Beatriz Barba, además de académicos y especialistas en el tema.

Al presentar su trabajo, titulado El ocultismo de Nueva España en el siglo XVIII, Barba dijo: “Para los pueblos indios americanos fue difícil separar la ciencia de la religión, porque la segunda era su ciencia; en cambio, su religión fue vista con horror por los conquistadores y sus dioses, como demonios, lo que sugería que aquí al diablo no se le tenía tanto miedo como en Europa.

Los hispanos destruyeron las ideas autóctonas lo más que pudieron, y modificaron las deidades indias, para lo que tomaban en cuenta la historia de la deidad; por ejemplo, cambiaron a Tezcatlipoca, hermano de Huitzilopochtli, un numen joven y atractivo de virginal conducta, por San Juan, hermano de Cristo, joven y también virginal; a Toci, madre de los dioses, por María, madre de Cristo o por Santa Ana, abuela materna de Cristo, etcétera.

Ocultismo

Precisó que el ocultismo de la Nueva España en el siglo XVIII “es parte del Ramo Inquisición, del Archivo General de la Nación, del cual sólo tomamos los datos de los personajes que practicaban el esoterismo, a pesar de la prohibición de la Iglesia católica. Como era una actividad prohibida, los esoteristas no podían vivir de ello, pero en la mayor parte de las actas se nota que eran practicantes por conveniencia social o económica.

La Santa Inquisición y el Santo Oficio fueron los encargados de castigar a los que se entregaban a estos ejercicios, aunque en América no se aplicaron los castigos en forma tan terrible y a tantas gentes como en Europa, sobre todo a los cristianos no católicos.

Agregó: Las actas consultadas están en castellano, latín, griego y árabe, como: adivinación, alquimia, astrología, brujería, curandería, hechicería y magia, nunca encontramos términos indígenas, y es hasta el siglo XX, con el desarrollo de la ciencia antropológica, que se manejaron las lenguas nativas como chamán, nahual, tona, etcétera, para redactar con amplitud, y con mayor corrección.

Destacó que “el siglo XVIII está señalado por nombres que entusiasman a los investigadores científicos, como son Enciclopedismo, Siglo de las Luces, Iluminismo e Ilustración; éstos nos hablan de la época en que se desarrolla el conocimiento, a pesar de la inconveniencia que eso significaba para la iglesia y la nobleza... y la Santa Inquisición y el Santo Oficio fueron las instituciones encargadas del castigo para los que faltaban a los preceptos católicos, primero los dirigentes fueron los frailes, después los obispos y, finalmente, tuvieron su propia figura legal.

“Tanto frailes como obispos castigaron con rudeza a los indígenas, pero Carlos V, al ver la reacción de las sociedades indígenas, y aconsejado por frailes indigenistas, como Bartolomé de las Casas, impidió que se castigara a los indios, porque no tenían preparación religiosa y les llamo ‘cristianos nuevos’.

Con los levantamientos insurgentes, desde principios del siglo XIX, la ley se vio con problemas para obstaculizar lo que estaba acostumbrada y exigir que la gente no hiciera lo que la Iglesia prohibía. En el siglo XVIII, a mediados y a fines, se dio la caída de la Inquisición, desprestigiada, porque se había llegado a extremos en que el pueblo se sentía totalmente esclavizado ya que todo estaba prohibido: cantar con letras picarescas, bautizar muñecos, tener otra religión, no bajarse del caballo para saludar al sacerdote, leer libros que contradijeran las Sagradas Escrituras, no dar limosnas, proporcionar malos consejos, comulgar después de desayunar, mostrarse liberal en los sermones, los pleitos familiares, y mil detalles más que no eran realmente problemas de un gobierno.

María Elisa Velázquez ofreció la ponencia titulada Curanderas y hechiceras de origen africano en la Nueva España. Dijo que, según las estadísticas, las acusaciones de brujería en la región recayeron en las mujeres de origen indígena y africano, cuando ellas curaban y sanaban por una cuestión de resistencia y preservación cultural.

José Juan Sánchez ofreció su trabajo Los hechiceros que enfrentaron el avance académico. Precisó que los aztecas para defender la invasión de los españoles recurrieron a la brujería, un tema muy poco abordado en la historia de la caída de Tenochtitlán.

Maléficas

Por su parte, Claudia Brinkop presentó la ponencia De la mujer maléfica a la bruja: la transformación de una figura popular a una creación teológica. Afirmó que el concepto de bruja y la idea de que volaba sobre animales en formas fálicas y escoba datan del siglo XIII.

Agregó que a las mujeres maléficas se les acusó también de sacar la grasa a los bebés y claro también de cocinarlos.

Mitos sobrenaturales y de brujería en torno a los diablitos de Ocumicho fue el título de la ponencia de Luis Arturo Sánchez, quien habló acerca de los mitos que rodean a los artesanos de esas figuras: desde la segregación por su condición de homosexual hasta sus misteriosas desapariciones.

Las jornadas están organizadas por la Coordinación Nacional de Antropología del Instituto Nacional de Antropología e Historia, por medio de la Dirección de Etnología y Antropología Social.

Hoy y mañana continuarán las actividades con las ponencias A la búsqueda de la abundancia: rituales y chamanes en el Acapulco prehispánico; Los señores mágicos en los Altos de Guatemala; La brujería Wicca en México, entre hierbas y oraciones; Ornamentos y objetos de poder en la magia indígena, La formación y quehaceres de un neochamán urbano, La personificación del mal en el arte y Brujos, hechiceros y chamanes en el cine mexicano, entre otros.

La cita es hoy y mañana en el Auditorio del Centro Cultural Isidro Fabela, localizado en Plaza San Jacinto 5, San Ángel, a partir de las 10 horas. Entrada libre.