Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 11 de agosto de 2013 Num: 962

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

De sueños, puertas
y bolas de cristal

Adriana Cortés Koloffon entrevista
con Cristina Fernández Cubas

Jaime Gil de Biedma: homosexualidad,
disidencia y poesía

Gerardo Bustamante Bermúdez

Manuel González
Serrano: misterio,
carnalidad y espíritu

Ingrid Suckaer

Un sueño de Strindberg
Estela Ruiz Milán

Un Ibsen desconocido
Víctor Grovas Hajj

Casandra, de Christa
Wolf, 30 años después

Esther Andradi

El río sin orillas: la fundación imaginaria
Cuauhtémoc Arista

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Columnas:
A Lápiz
Enrique López Aguilar
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Germaine Gómez Haro
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Laura Anderson Barbata: transcomunalidad

He seguido el trabajo de Laura Anderson Barbata desde su “prehistoria” artística, cuando fuimos compañeras en la escuela secundaria, y puedo decir que desde que la conocí me sorprendió y me atrajo su talento y su creatividad. Aunque en esos lejanos años no sabía bien a bien cómo calificar su singular personalidad, que la distinguía del resto de nuestro grupo, siempre intuí que se trataba de un ser muy especial que destacaba del común de las adolescentes. Con el tiempo caí en la cuenta de que Laura era una artista nata que muy pronto encontró su camino personal para encauzar esa desbordante creatividad. Desde que vi sus obras tempranas allá en los ochenta, no ha cesado de sorprenderme el desarrollo de su carrera siempre ascendente, que ha incluido ambiciosos proyectos que integran la pintura, la escultura, la fotografía, el vídeo, la instalación y el performance.

Laura Anderson nació en el DF en 1958 y su espíritu inquieto y curioso la llevó a estudiar filosofía, arqueología, sociología y antropología, antes de aterrizar en las artes plásticas. En 1990 viajó a la Amazonia venezolana y se integró a las comunidades yanomami, yekuana y piaroa con el objetivo de aprender a construir sus barcas, ofreciéndoles a cambio enseñarles a elaborar papel con las fibras endémicas y así fabricar libros que recogieran su historia. A partir de 1993 se instaló en Manhattan y alterna su residencia y trabajo entre esa ciudad y nuestra capital. Desde entonces, el diálogo e intercambio cultural con grupos autóctonos de Venezuela, Trinidad y Tobago, Noruega, Estados Unidos y México ha sido uno de los principales leitmotivs de su obra. Su amplia gama de intereses la ha llevado a investigar temas relacionados con las lenguas indígenas, los usos y costumbres, el impacto del colonialismo y la herencia cultural, el sincretismo religioso, la etnicidad, la identidad y las fronteras, entre otros. Su sistema de trabajo tiene como punto de partida la participación grupal y desde ese núcleo desarrolla todo un caleidoscopio de creaciones interdisciplinarias en las que en todo momento está presente el factor social.

Actualmente se presenta en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez #30, Centro Histórico) la exposición Transcomunalidad: Intervenciones y colaboraciones con comunidades de zanqueros y artesanos, que es el resultado de un largo periplo que comenzó en 2002 en Trinidad y Tobago, donde Laura interviene en el diseño del vestuario de los zanqueros de la Dragon Keylemanjahro School of Arts and Culture. En 2007 inicia un proyecto en colaboración con la galería Ramis Barquet en Manhattan, la cual se convierte en un taller abierto que invita a los transeúntes a participar en la confección del vestuario para un desfile que tuvo lugar en la calle 24 con un éxito multitudinario. Comienza la colaboración con la comunidad de zanqueros de Brooklyn –los Moko Jumbies– que se vuelven cómplices de este proyecto que va in crescendo y culmina con un performance en pleno Wall Street que corre paralelo al movimiento Ocupa Wall Street en una protesta lúdica y conceptual en contra de la catástrofe financiera. Asimismo, Laura se interesa por la tradición oaxaqueña del Baile de los Zancudos que se lleva a cabo en Zaachila en la fiesta de San Pedro y San Pablo y une sus anteriores proyectos en un diálogo multidisciplinario que le permite jugar con elementos de la tradición nativa y darles un nuevo sentido en un lenguaje plenamente contemporáneo. Laura des-construye la imagen convencional de los zancudos de Zaachila, diseñando para ellos vistosos trajes con textiles procedentes de la costa, intervenidos por excelsas bordadoras chamulas y wixaritari, y sus normalmente desnudos zancos de palo son decorados con alucinantes diseños que la artista comisiona a los artesanos oaxaqueños que hacen los alebrijes, las velas de concha, el jicalpextle (jícara), y las tallas doradas de los retablos coloniales. La exhibición, que tuvo como primera sede el Museo Textil en Oaxaca, se inauguró aquí con un performance de los zanqueros por la calle de Pino Suárez y en el patio central del Museo donde se exhiben instalaciones mixtas, vídeos y fotografías de los eventos anteriores y del proceso creativo.

El de Laura Anderson es sin duda un arte que surge de la feliz armonía entre la dimensión social y la estética, poniendo en relieve el papel ético de la artista en la sociedad contemporánea. Un arte que en todo momento proyecta una poderosa belleza, pero cuyo objetivo va mucho más allá de la forma.