Moscú, 26 de julio.

Como era obvio que sucedería en un país donde la justicia se subordina al Ejecutivo, la suprema corte de Mordovia dictaminó este viernes dejar en prisión a Nadezhda Tolokonnikova, integrante del grupo Pussy Riot.

De este modo, ratificó la decisión de la corte del distrito de Zuyevo-Poliansk, instancia judicial anterior, de negar la libertad condicional a Tolokonnikova, condenada a dos años de cárcel por cantar una oración punk contra el presidente Vladimir Putin en la catedral de Cristo Redentor de esta capital.

Igual que ocurrió hace dos días, cuando en la región de Perm se rechazó el recurso de apelación de María Aliojina, la otra encarcelada de las Pussy Riot, Tolokonnikova, a pesar de reunir todos los requisitos para salir de la prisión –ser madre de un niño pequeño y haber cumplido la mitad de la pena, entre otros–, también tendrá que permanecer entre rejas hasta el último día.

Pretextos

Esta vez el pretexto para denegar ese beneficio merecería ser incluido en una antología de despropósitos jurídicos: Es incorregible, no quiere participar en los concursos de canto y baile de las reclusas, no va a la biblioteca, incumplió el programa de corrección sicofísica (sin explicar qué es eso), y lo principal: no se arrepiente ni admite su culpa, a juicio de la administración del centro penitenciario donde está recluida. El juez dio por buena esta opinión, aunque seguramente sabe que no sentir remordimientos y declararse inocente no son motivos legales para negar la libertad condicional.

La abogada Irina Jrunova afirmó que las faltas que se atribuyen a su clienta son risibles ante lo que hacen algunas reclusas: robar, enfrentarse a golpes, acuchillar a sus compañeras, insultar a los guardias, y anticipó que dentro de tres meses presentará un nuevo recurso.

Por su parte, Tolokonnikova dijo que, a su pregunta de qué tiene que hacer para quedar en libertad condicional, la administración de la cárcel siempre responde lo mismo: sólo necesita reconocer su culpa y escribir una carta al presidente Putin pidiéndole el indulto.